Las muchas posibilidades de una masa que no usa harina de trigo

Las muchas posibilidades de una masa que no usa harina de trigo

Versátil y fácil de hacer. Se transforma en pizzetas, panqueques, cupscakes... o lo que se te ocurra.

Tiene cierto parentesco con algunas recetas keto, y es de lo bueno que nació en pandemia, en parte de la experiencia de que el pan “normal” tiene efectos adictivos; y eso despertó el temor a que la imposibilidad de salir de casa y la sensación de soledad impulsaran la balanza hacia arriba. Pero esta masa fue engendrada asimismo por la constatación de que las harinas refinadas suelen complicar la digestión (más la conciencia de que poco de lo “refinado” industrialmente es en definitiva saludable). También la parió el hecho de tener que cocinar para una sola persona (o un par, como máximo), y que prender el horno diera fiaca, cuando no potenciara la fobia al calor.

Técnicas y nombre

Llega, entonces, el primer “dato técnico”: la masa fue -a fuerza de prueba y error- pensada para una sartén con tapa (en nuestro caso, de unos 20 cm de diámetro); a excepción de la cupcake, que se hizo en microondas. La tapa es clave: con ella puesta y ajustada, la sartén precalentada hace las veces de un horno en miniatura y permite que la masa leve.

Por lo demás, una simple batidora es lo otro que necesitamos para hacer... mmmmm... A falta de un nombre preciso para nuestros preparados, vamos a llamarlos tortillas de semillas (pero pueden tener el sobrenombre de pankekes, derivándolo del alemán Pfannkuchen, que se traduce como panqueques pero, literalmente, significa ‘tortas de sartén’)

Ingredientes posibles

La versatilidad ya nace en este punto: podés hacer mezclas variadas. El punto de partida, para unos 6/8 pankekes, es este:

• 2 huevos muy bien batidos

• 1/2 pote grande queso blanco

• 1/2 taza chica de semillas de chía hidratadas unos 10 minutos • 1/2 taza chica de semillas de lino molidas

• 1 cucharada sopera al ras de salvado de avena

• 1 cucharada sopera de polvo de hornear

• 1 cucharadita de vinagre de alcohol

• 2 cucharadas soperas de aceite

A partir de aquí las posibilidades dependen de tu creatividad... y de lo que tengas en casa. Pueden ser dulces (tanto con azúcar como con sucralosa, que resiste la cocción a latas temperaturas), o saladas. Pueden ser finitas o tan altas que te permitan cortarla al medio y poner entre las dos mitades una hamburguesa. O hacer la pizzeta de la foto (masa básica; cara de la masa ya dorada, pincelada con aceite y provenzal; queso en fetas derretido en microondas, tomatitos cherry y albahaca).

Pueden ser más proteicas si les añadís una medida de algún batido de proteína pura de suero de leche (esos que suelen usar los deportistas) junto con los ingredientes secos. Eso sí: tené en cuenta que en este caso serán levemente dulces.

Cómo preparar la masa

Una vez que los huevos están bien espumosos, agregar el queso (también puede ser mitad queso, mitad yogur natural sin endulzar) y batir hasta integrar bien; luego los secos (mezclar el polvo de hornear con la proteína y la harina de lino, para que no “vuele” con la batidora) y por último el vinagre y el aceite. Debe lograrse una consistencia espesa, pero aún semilíquida; si falta humedad, un chorrito de agua hirviendo lo soluciona.

Precalentar la sartén, y cuando la tapa ya esté caliente, poner el fuego en mínimo, y echar la masa. Ayudarla con una cuchara a que llegue hasta los bordes y tapar. Si es una sartén chica, basta una paleta para darla vuelta; si es más grande, apelá a un plato plano, como si estuvieras lidiando con una tortilla de papas.

La masa se puede guardar unos días en la heladera, pero es posible que sea menor su capacidad de levar.

Para usar como pan
Más o menos “clásicas”

LA PIZZETA. Con la masa básica, el truco es darla vuelta y pincelar la cara cocida con aceite y provenzal. Ya lista, el queso se derrite en el microondas. credito LA PIZZETA. Con la masa básica, el truco es darla vuelta y pincelar la cara cocida con aceite y provenzal. Ya lista, el queso se derrite en el microondas. credito

La de la foto tiene jamón y queso en fetas, como señal de lo dúctiles que son estas tortillas de para una picada. Como son más ricas tibias, conviene preparar varias y envolverlas bien en un repasador grueso, como hacen los mexicanos con las tortillas para los tacos.

También se pueden untar con todo tipo de dips y mayonesas saborizadas (o con queso blanco y mermelada... y ¡dulce de leche!), o hacerlas   bien finitas, armar un sándwich con queso y “lo que se te ocurra” (jamón, sí, pero también ternera, rodajas finas de tomate, leberwurst...) y darles otro golpe de calor para que se derrita un poco el queso.

Una variante

Si para preparar la masa usás la mitad del lino, y agregás 1/4 de taza de coco rallado, 1/2 taza de leche de coco, aceite de coco y azúcar (o edulcorante), tendrás una tortita tibia de coco.

Cup cakes: volcán en taza
Con cacao amargo y sin azúcar

No importa cuál versión de masa que elijas (con o sin proteína extra), otra manera de “zafar” es el microondas. Con un valor agregado: son buena oportunidad para que los chicos participen de la producción sin riesgo de fuego y, de paso, conozcan otros sabores y nuevas texturas.

La versión de la foto tiene coco rallado en la masa, y además, cacao amargo en polvo, un poco de canela y sucralosa. 

Estuvo 2 minutos en el microondas y creció, con lo que se logró el “efecto lava” del volcán, dentro del cual había una cucharadita de mermelada de frutilla. Si preferís que no se desborde, poné poca masa en el recipiente  y dejalo menos tiempo (vas a tener que ir probando, porque depende de tus tazas y de tu microondas). Que quede “crudo” el centro no es un problema: recordá que no hay harina de trigo, sino semillas y coco, y que al huevo le alcanza con un ratito de calor.

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