Pandemials: ¿qué caracteriza a los niños que nacieron en un mundo de barbijos?

Pandemials: ¿qué caracteriza a los niños que nacieron en un mundo de barbijos?

Tienen menos de dos años y están creciendo en circunstancias especiales. "Dormía sin saber que del otro lado había unos abuelos que ansiaban hacerle upa más que nada en el mundo".

MARCADOS POR EL COVID. Esta sería la primera generación en años en la que su gestación y formación de los bebés se desarrolla con sus padres presentes en casa. FOTO TOMADA DE HOLA.COM MARCADOS POR EL COVID. Esta sería la primera generación en años en la que su gestación y formación de los bebés se desarrolla con sus padres presentes en casa. FOTO TOMADA DE HOLA.COM
11 Mayo 2021

Ellos no lo saben, porque acaban de nacer o tienen menos de dos años. Pero cuando sean mayores, comprenderán que llegaron al mundo cuando el mundo se puso mascarillas. Que la primera vez que sus mamás miraron sus caritas sucias de sangre, fue con un barbijo atravesado entre ambos. Que la fecha del parto, los padres tuvieron que recurrir a una vecina para dejar a los hermanos mayores porque los familiares se habían contagiado de covid-19 días antes, en una reunión. Que sus abuelos los pudieron abrazar meses después. Que alguien querido se fue. Que ellos trajeron luz a sus casas, cuando todo era oscuridad. Que ellos demostraron que la vida triunfa sobre la muerte. Y que ellos encarnan la esperanza. Se considera pandemials a los niños y niñas que nacieron desde la segunda parte de 2019 hasta ahora, y que han vivido y viven sus primeros años de vida confinados.

La denominación parece haberse generalizado, aunque también se utiliza el término cuarentenial. Y aunque todavía es pronto para preguntarse por las singularidades de esta probable nueva generación, los interrogantes están en el aire: ¿se sabe algo sobre las secuelas del coronavirus en los más pequeños? ¿Los marcará el distanciamiento? ¿Habrá incidencias en su forma de sociabilización? ¿El teletrabajo de los padres les implicará la tan mentada crianza con apego? ¿O será todo lo contrario?

"Fueron tiempos difíciles. Las emociones fluctuaban desde la felicidad infinita por tener a nuestro bebé sano hasta la angustia avasallante de sólo pensar que un virus podría llevarse a un familiar. Las videollamadas con los abuelos se hicieron parte de la rutina. En todas, ellos terminaban con lágrimas porque no podían ni sentir ni alzar a su nieto", cuenta Vanesa López. Su bebé, Juan Ignacio, tenía un mes y medio cuando Argentina entraba a su primer confinamiento, el 20 de marzo de 2020. Una mañana, al volver de la pediatra (a la que todavía no le vio el rostro porque siempre estuvo con barbijo y máscara), decidió pasar por la casa de sus papás, para que conocieran al niño a través de la ventanilla del auto. "Él dormía sin saber que del otro lado del vidrio había unos abuelos que ansiaban más que nada en el mundo hacerle upa", cuenta. Y fueron pasando los meses hasta que finalmente llegó el día en que volvieron a juntarse: "me acuerdo del llanto emocionado de mi papá al tener a su nieto en brazos".

Pero el vaso también tiene su medio lleno... nadie que interrumpa con su visita inoportuna, ninguna obligación social y, sobretodo, nada de consejos sobre crianza. "No todo fue negativo. Simpre digo que la pandemia me dio la posibilidad de trabajar desde casa y estar las 24 horas con mi bebé en su primer año. Ese privilegio no lo tuvo ninguna de sus hermanas".

La crisis del coronavirus ha cambiado las vidas de millones de familias. Sólo en Tucumán, en 2020 nacieron 20.947 bebés, de acuerdo a las estadísticas del Registro Civil de la provincia, proporcionadas por su directora, Carolina Bidegorry. Eso significa que por estos días en unas 20.000 casas están viviendo el tsunami interior del puerperio, las aventuras y desventuras de criar a un recién nacido y, como si fuese poco, una pandemia.

El doctor Máximo Diosque -pediatra, consultor internacional en salud pública para el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo y ex viceministro de salud de la Nación- señala que la información certera todavía es escasa y que las respuestas, más que unívocas, dependen de la dinámica de cada familia. No obstante, explica que los menores de dos años son muy dependientes del estado emocional de sus padres (especialmente, de la madre) por lo que el impacto que tiene sobre ellos el aislamiento está directamente relacionado con la forma en que los padres lo transitan. "Los bebés están determinados por lo que le pasa a su mamá", dice.

Vanesa da cuenta de las palabras del médico cuando relata que al principio el miedo influyó en la relación con su bebé. Además, ¿el desarrollo de estos niños puede verse afectado por no haber visto gente? ¿O verla solo con tapabocas? Si su caso pudiese ser tomado como un indicador, cuenta que cuando comenzaron a salir y a tener contacto con otras personas, Juan Ignacio se angustiaba, lloraba y se ponía molesto.

El médico pediatra Guido Torres Busquets -especialista en cuidados intensivos pediátricos- expone otras cuestiones más silenciosas e impensadas, reveladas en una revista de los anales de pediatría de la Sociedad Americana de Pediatría. "La pandemia ha alterado imprevistamente la salud y el bienestar de los niños, que han quedado aislados puertas adentro en sus hogares. Y ese encierro los expone a amenazas ambientales distintas, entre las que se incluye una mayor exposición a los productos de limpieza del hogar, que contienen desde sustancias químicas hasta plomo", describe.

Además, en esa enunciación incluye al tiempo frente a las pantallas y al estrés familiar como otras incógnitas.

Y aunque inauguraron sus vidas confinados, sin abuelos ni paseos en cochecitos y con menos visitas al pediatra, Belén Ponce -especialista en psicología perinatal- insta a ver la oportunidad en la crisis y pensar, por ejemplo, que los padres pudieron generar vínculos de apego positivos. "En otro contexto, rápidamente deben volver al trabajo. En cambio ahora, las familias aprendieron a conciliar la crianza con sus ocupaciones. Y los padres estuvieron más tiempo disponibles para sus hijos", rescata.

En general, se plantea la existencia de ocho grupos generacionales desde el comienzo del siglo veinte: generación interbellum (1900-1914); grandiosa (1915-1927); silenciosa (1928-1945) y babyboomers (1946-1964). Luego, comenzaron a ser designadas por letras: X (1965-1980); Y o Millenials (1981-1996); Z (1997-2010); y Alfa, la primera en nacer enteramente en el siglo veintiuno.

Pero, ¿por qué se clasifica en generaciones? Las investigaciones sociológicas y antropológicas encuentran útil establecer límites generacionales. Por lo general, cada generación reacciona de manera común y colectiva a sucesos económicos, sociales o tecnológicos.  La pandemia estaría determinando el surgimiento de estos pandemials. Empero, seguramente habrá que esperar algunos años para ver las diferencias en procesos de socialización y afirmar que hubo incidencias. Quizás adquieran otras competencias, como flexibilidad ante los cambios, capacidad de resiliencia y hasta capacidad de supervivencia ante situaciones límites, competencias que quizás se materialicen también en sus hermanos mayores.


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