Desde la cárcel de mujeres se recibió de Procuradora y va en busca del título de abogada

Desde la cárcel de mujeres se recibió de Procuradora y va en busca del título de abogada

"Para mí el estudiar significó libertad, ocupar el tiempo y mi mente en algo productivo", afirmó Silvia Lai.

Silvia Lai. Silvia Lai.
14 Diciembre 2020

Silvia Lai, de 51 años, que cumple una condena en la cárcel de mujeres, se recibió de Procuradora. Ahora va en busca de su próximo objetivo: obtener también el título de Abogada.

La mujer fue sentenciada a prisión perpetua por el crimen de su esposo Eduardo José Salas, ocurrido en julio de 2007. El otro implicado en el caso es Luis Rafael Piccinetti, quien se había fugado del país y luego fue hallado en Bolivia. 

Silvia Lai lleva 12 años tras las rejas. Al poco tiempo de haber ingresado a la cárcel comenzó con sus estudios de Derecho. Ya tiene el título de procuradora y le faltan seis materias para ser abogada. 

El programa de Tutoría en Contexto de Encierro de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales comenzó en 2016. La flamante Procuradora está alojada en la Unidad 4 "Instituto de Rehabilitación Femenino Santa Esther", del Servicio Penitenciario Provincial, que está ubicado en la ciudad de Banda del Río Salí.

Una manera de ocupar el tiempo

"Decidí estudiar Abogacía porque necesitaba ocupar mi tiempo en algo útil -explicó Silvia Lai-, además fue una manera de demostrarle a mis hijos que debían seguir adelante. Después de decidir lo consulté con mi abogado defensor para saber si era posible", agregó.

Antes del encierro, Lai había estudiado profesorado de Enseñanza Primaria y Licenciatura en Administración Educativa. Ese título lo obtuvo en la UNSTA y luego trabajó como maestra de grado durante 15 años. "A veces se pueden dedicar de seis a ocho horas para estudiar. Otros días no se puede estudiar, por más intención que se tenga, y eso depende del estado anímico mío y de las demás personas que me rodean", precisó.

Lai dijo que su familia la acompañó durante el proceso de estudio. Una prima de ella mantuvo contacto con la Facultad de Derecho para conseguir todo lo que necesitaba para estudiar. "En el inicio me apoyó en mi decisión María del Pilar Prieto, jueza de la sala IV a la cual pertenecía. También fue importante Manuel Pedernera, mi defensor, quien me ayudó con las consultas, poniendo a mi disposición su biblioteca personal y gestionando los permisos para concurrir a  rendir y a las clases", remarcó.

Violencia de género

En la familia hubo diferentes reacciones cuando les contó que iba a estudiar. "A mis hijos no les sorprendió pero sí festejaron mi decisión y siempre expresan el orgullo que sienten por mí", resaltó. Lai dijo que uno de los temas que más le gustan del Derecho es todo lo que tiene que ver con Violencia de Género, Penal y Familia.

"Son muchísimas las dificultades que tuve que atravesar dentro de la unidad -recordó-, desde el no tener un espacio físico para estudiar, la necesidad de concurrir a clase, conseguir el material de estudio, viajar en el móvil policial dependiendo de los horarios de la institución, lograr los permisos para rendir e ir a clases y hasta concurrir con custodia uniformada", mencionó.

Un habeas corpus marcó un antes y un después en esta etapa. "Plantear el habeas corpus fue muy importante porque estaba segura de haber actuado bien, ya que al estudiar Derecho obtuve las herramientas para hacerlo -dijo-. También fue enfrentarme a la primera controversia, con la seguridad de que el derecho estaba, yo sólo debía reclamarlo y así lo hice. Fue mi primer juicio ganado", insistió.

"Para mí el estudiar significó libertad, ocupar el tiempo y mi mente en algo productivo. Pude demostrar quién soy, ayudar a mis compañeras, aprender a defenderme y a hacer valer mis derechos y por sobre todo, demostrarle a mis hijos que ante la adversidad se debe seguir adelante", afirmó.

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