Un tobogán demasiado empinado

Un tobogán demasiado empinado

Por Carlos Duguech, analista internacional.

20 Octubre 2020

“La amenaza más grande a la democracia estadounidense desde la Segunda Guerra Mundial”. Palabras fuertes de un editorial del viernes del diario The New York Times. Semejante apreciación de lo que puede resultar de las elecciones presidenciales del próximo tres de noviembre no es otra cosa que la consecuencia del modo de gobernar de Donald Trump. Casi como si no existieran en Washington ni la Cámara de Representantes ni el poderoso Senado.

Para definir los casi cuatro años que viene ocupando la Casa Blanca, el prestigioso diario no se priva de calificarlos: “el ruinoso mandato de Trump ha dañado gravemente a EEUU en casa y en todo el mundo”. Nunca una definición, desde adentro, tan clara y contundente. Es que Trump, tantas veces se ha dicho, gobierna como si fuera una de sus empresas multimillonarias y pisotea insolentemente todos los protocolos de un gobierno razonable, respetuoso de los gobernados.

El diario neoyorquino se embandera en contra de la reelección de Trump y pide a los ciudadanos que concurran a votar. Claro, en los EEUU el voto no es obligatorio aunque esta fuerte bipolaridad instalada entre republicanos (Trump) y demócratas (Biden) alcanzó esta vez un punto tan alto que se supone -desde los analistas y las encuestas- que habrá una masiva votación que ya ha comenzado en algunas partes y por correo. Un sistema de votación postal que cuestiona Trump aduciendo que será tramposa aunque no precisa cómo ni porqué lo afirma.

Entre otras reacciones caprichosas (un modo mundano de calificarlas, a esta hora) está su negativa al segundo debate con Biden (previsto para el pasado 15 de octubre). No aceptó lo decidido por la Comisión de Debates que, ante el contagio con el virus que domina el mundo por parte de Trump, se decidió que se hiciera en forma virtual. “No voy a perder tiempo”, lo dijo un soberbio Trump. Hace un mes el más previsible de los presidentes imprevisibles de EEUU se mostró dueño y señor de todo el poder del mundo. Poderío militar.

Mil veces mayor

A veces las fake news pueden generar, además de confusiones y respuestas apresuradas de los aludidos, hasta guerras entre naciones. Los servicios de inteligencia (no siempre tan inteligentes) adelantan vistas de realidades a través de cristales empañados que dificultan ver con naturalidad lo que ocurre y lo que creen ver. Esto recuerda al entonces secretario de Estado de G. W. Bush, el general Colin Powel, enseñando en el Consejo de Seguridad de la ONU enormes fotografías con supuestos equipos de armas de destrucción masiva. Plataforma mentirosa para una guerra contra Irak que tiene tres convictos autores: Bush, Blair y Aznar, criminales de guerra en la lectura de cualquier manual de derecho internacional. Esta vez Trump se dejó llevar por una información que daba cuenta de que una embajadora estadounidense en Sudáfrica iba a ser asesinada por enviados de Irán. Una supuesta venganza por el asesinato del general Soleimani en enero último por parte de EEUU. Prometió que si ello ocurría o cualquier otro ataque a EEUU, significaría para Irán una respuesta militar “mil veces mayor”. Conociendo a Trump hasta puede suponerse que dará curso a la tentación (antes de irse de la Casa Blanca desalojado por el resultado del 3 de noviembre) de apretar el botón rojo de los misiles nucleares. “¡What a temtation, my God!”.

Irán, siempre Irán

Ya antes traicionó a los líderes de cinco países (Francia, Gran Bretaña, China, Rusia y Alemania) con los que había conformado el grupo que logró algo realmente espectacular y beneficioso para la paz mundial: que Irán se sometiera a un acuerdo para suspender cualquier actividad de manipulación nuclear con destino militar. Fue en el año 2015 un extraordinario logro de la diplomacia creativa en cuestión nuclear que abre el acceso de la OIEA (Organismo Internacional de Energía Atómica) con sede en Viena, cuyo director general elegido por los países miembros es el argentino Rafael Grossi, desde diciembre último. Frente a ello, a ese trascendente acuerdo con el gobierno de la república teocrática iraní, el desplante de EEUU (léase Donald Trump) que decide en 2018 borrarse. Y no sólo eso, sino que reanuda las sanciones económicas a Irán. Los otros países “ex socios” del acuerdo con EEUU, siguen con algunas dificultades la gestión y no se arredran ante el portazo del peligroso narcisista que confirma ser Trump a cada paso. Pese a semejante cuestión internacional de incumplimiento de obligaciones contenidas en un acuerdo multilateral único en la historia de la energía nuclear con fines bélicos referido a un solo país, la OIEA logró que se permitiera el acceso a sus inspectores en algunos sitios de Irán. Fue en agosto último y lo anunció el Director General Rafael Grossi al retorno de su gestión personal en al país persa. Un logro a destacar de nuestro compatriota.

Lava electoral

Tan convulsionado está el clima electoral en los EEUU que algunos analistas se atreven a pronosticar posibles actos de violencia entre grupos. Alimenta ese clima espeso y caliente –lava electoral- anuncios del propio Trump que deja dudas (y las deja rodar cuesta abajo, en el tobogán). “No estoy seguro de aceptar la derrota electoral”. Algo así como “si pierdo el derecho a seguir en mi Casa Blanca veré qué hago”.

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