Cambian pileta por vacaciones

Los pesimistas, al menos, corren con la ventaja de creer que tienen una certeza: para ellos, el próximo verano sencillamente no existirá.

Al menos no como la idea que el general de las personas tienen del verano: vacaciones, viajes, familia, el auto cargado para salir a la ruta y todo lo que haga falta para desconectarse de un año que... bueno, ya todos lo saben.

Pero sí, el verano va a venir. Y sobre todo a Tucumán, según lo ha anunciado la primavera que debutó con 37 grados. Entonces nuevamente la casa se convertirá en la fortaleza para pelearle al calor y quizás ya no al encierro, pero sí a las limitaciones en los viajes. Porque lo único cierto hasta el momento es la incertidumbre: nada indica que en diciembre, enero y febrero se vaya a poder circular libremente, ni siquiera entre las provincias.

“Además, si es que se puede viajar, habrá que ver quién está dispuesto a hacerlo, es un riesgo. Dado el panorama en el que estamos, es obvio que en el verano nos quedamos acá”, vaticina Guillermina Rodríguez, una arquitecta de Yerba Buena a quien la pandemia le apuró la decisión de instalar la pileta.

A ella y a miles de tucumanos les golpeó la puerta la idea de poner la casa como siempre la soñaron, ante la clara posibilidad de que sea el búnker de este verano. “En estos momentos estamos vendiendo como si fuera diciembre. Nuestra temporada fuerte comienza en septiembre, pero ahora se adelantó todo. La gente se apura para congelar los precios y porque sabe que es probable que en el verano no se pueda viajar a ningún lado”, afirma Gabriela Cabrera, directiva de Zerámiko, la empresa tucumana que fabrica las piletas IPT.

Con la misma lógica de que la casa va a ser la heroína de este lío, los que no se pusieron a construir o a instalar piletas, decidieron mejorar la que ya tenían. Un revestimiento nuevo de venecitas, sumarle luces, cambiar el piso del borde por uno atérmico o armar el deck y el solarium. En todos los rubros vinculados a las piletas las ventas se aceleraron en el último mes, señalan los vendedores.

“En casas que no tenían pensado hacer pileta por ahora, las hicieron; y en otras que lo venían pensando o postergando, apuraron la obra. En general se está trabajando mucho con remodelaciones y mejoras, y entre ellas hacerle un cambio a la pileta, con nuevos revestimientos y pisos, por ejemplo”, señaló, por su lado, el diseñador Omar Farhat. Otra tendencia que advierte Farhat es que esas refacciones se están replicando también en las casas de veraneo, en los Valles. “La gente que tiene casa allá sabe que probablemente sean ahí las vacaciones, así que las está acondicionando. Tenemos muchas obras en Tafí y en Raco”, agregó.

Gustos, bolsillos y apuro

En la pulseada pileta de material versus pileta de fibra de vidrio, seguramente gane este año la segunda. No sólo porque tienen un costo menor, sino por la rapidez con la que se instala. “En cuatro días ya estábamos disfrutando de la pileta. De material ni consulté, porque sería muy complicado convivir con una obra en mi casa en este momento”, contó Agustín, que acaba de estrenar su pileta. “No teníamos pensado instalarla todavía, sí en un futuro, pero no estaba en los planes inmediatos. Pero entre la pandemia y que esperamos un hijo para febrero, no hay manera de que nos vayamos de vacaciones”, agregó.

Quienes le dan prioridad al diseño, como Farhat, eligen las piletas de material, por las posibilidades de formas y la posibilidad de hacerla a la medida y al estilo de cada casa. Sin embargo, las opciones para mejorar la estética de las piletas de fibra siguen sumándose. “Una alternativa es tapar las pestañas del borde con un deck o pisos atérmicos, de manera que a la vista parece una pileta de material. Pero además vienen muchos tamaños y formatos, algunos clásicos y otros minimalistas, que quedan muy bien colocadas, sobre todo si te trabajan bien los alrededores”, finalizó Cabrera.