Una ficción que se puede ver en la realidad de muchas esquinas

Una ficción que se puede ver en la realidad de muchas esquinas

“En la sombra” es una realización audiovisual con chicos y chicas de barrios carenciados, para visibilizar la situación que atraviesan.

REFLEJO DEFORMADO. El charco en la calle devuelve la imagen distorsionada del personaje de “En la sombra”. REFLEJO DEFORMADO. El charco en la calle devuelve la imagen distorsionada del personaje de “En la sombra”.

Hay cientas, hay miles de Romina en el país. Jóvenes habitantes de barrios carenciados de grandes ciudades, que soportan como pueden la violencia familiar, tentadas a diario para anestesiar sus sentimientos y dolores con alguna sustancia. Las esquinas reemplazan la cocina de cada casa, y en esos lugares ocurre la vida, con sus tristezas y alegrías, las risas de una murga que convoca a bailar y las lágrimas de la mañana siguiente, donde los recuerdos de una noche larga aparecen entre neblinas.

Hay muchas Romina que se enfrentan a la indiferencia del sistema de salud por sus adicciones y del Estado en la protección ante su padre alcohólico, que en vez de socorrerlas, las ignora. Sólo algunas encuentran contención en su madre, en algún otro familiar o en otras mujeres. Y un puñado llega a tener el auxilio de una ONG, y se ilusiona con un futuro distinto y mejor, que no sea la eterna repetición del presente.

“En la sombra” es un corto de ficción basado en la realidad más dura y palpable en todo el territorio nacional. Es la visibilización artística de un trabajo de relevamiento realizado por el Colectivo de Infancia y Adolescencia de la Argentina, que articula distintas organizaciones (en Tucumán es parte Andhes), financiado por Unicef y que fue presentado en 2017 en la ONU.

En su concreción intervino la productora tucumana Manda, y al frente de la dirección estuvieron Matías Minahk y Matías Galindo, con un elenco integrado por actores y actrices no profesionales; testigos y protagonistas de lo mismo que cuentan en pantalla. La película logró el premio Pachamama (reservado a realizaciones de la región NOA) en el Festival Cortala, concretado recientemente en Yerba Buena.

“Lo hicimos en el marco de un trabajo mucho más grande a nivel nacional, junto a organizaciones de la sociedad civil en conjunto con referentes barriales. Venimos trabajando desde hace tiempo con chicos y chicos de barrios de Tucumán, sobre la situación en cuanto a vulneraciones de sus derechos, necesidades no satisfechas, y hechos de consumo, de desigualdad y de violencia. El propósito era dar una vuelta de rosca para mostrar lo que expresa el informe”, remarca Minahk.

El guión encierra relatos reales entrelazados, a partir de testimonios reunidos en la provincia, La Plata, Mendoza y Jujuy. “Optamos por contar una historia de vida general, construida a partir de episodios vividos por varias personas. Hubo un relevamiento en cada lugar con chicos que contaron sus experiencias y elaboramos algo que unifica cada situación particular, lo que permitió construir una narración que los identifica a todos y los termina rozando, porque se viven situaciones muy parecidas en toda la Argentina. La apuesta fue lograr el mejor resultado desde lo cinematográfico, pero adaptándonos a sus necesidades; hubo mucho ida y vuelta en ese sentido”, relata el director.

La filmación insumió dos días seguidos muy intensos, en calles y lugares significativos del barrio 11 de Marzo, en Las Talitas, con la participación de vecinos y de chicos que se sumaron de otras zonas. La preparación del elenco artístico estuvo a cargo de Sergio Prina, que desarrolló distintos ejercicios orientados más a la generación de confianza que al despliegue ante cámara, para que cada uno pudiese mostrarse tal cual es. “Rocío Ronveux -la protagonista, que encarna a Romina- se comió la cancha, tuvo un compromiso muy fuerte con su personaje y con el proyecto. En cada lugar donde presentamos la película, siempre estuvieron los chicos contando su experiencia, pero en el contexto actual fue imposible; ojalá que en el futuro se dé nuevamente. Con este premio estamos muy contentos, pone en valor el trabajo que hacemos, pero lo que nos pone más felices es que el jurado haya podido rescatar una realización contada por una joven que relata en primera persona cómo es la situación de la mujer en ciertas zonas de la ciudad”, subraya.

La escena final se emancipa de la historia que atraviesa “En la sombra”. Ya lejos de sus personajes, todos los participantes miran fijo a cámara y una de ellos afirma: “el abandono nos atraviesa. Nos llegan promesas pero no políticas reales, somos protagonistas de una historia de la que no queremos ser héroes. Somos niñas, niños y adolescentes con derechos que se deben cumplir”. Queda todo dicho y la imagen se funde a negro.

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