13 Septiembre 2020
ENZO ROMERO Y ROSSANA CHAHLA. ARCHIVO
No hay muchas respuestas para nuestros por qué. Nos avisan que un ser querido está muy grave. Sólo debemos seguir las normas y el protocolo para evitar que haya más contagios de covid-19 y se saturen los hospitales. Únicamente puede ingresar un familiar para despedirse, lo cual también lleva una gran responsabilidad.
“Desde el punto de vista espiritual, hay que acompañar al enfermo antes de que ingrese en estado crítico. Tenemos la responsabilibilidad de ayudarlo a darle el sentido de trascendencia que tiene el dolor y no estigmatizarlo más y hacerlo sentir culpable. Muchos lo sienten porque contrajeron coronavirus. Hay que alentarlos y sostenerlos anímicamente, y ayudarlos a que se pongan en las manos de Dios, entender que en esta vida estamos de paso”, explica el padre Enzo Romero, de la Pastoral de la Salud.
El sacerdote también forma parte del programa Acompañar, del Ministerio de Salud, que ayuda a las familias a afrontar las últimas horas de sus seres queridos y el duelo. Hay religiosos y también laicos voluntarios que están al servicio de la familia para rezar, sin tener en cuenta el credo o profesión de fe.
“La partida nos toma de improviso por más que nosotros sepamos y tengamos fe; siempre la muerte atemoriza. Recomendamos a los familiares no entrar en pánico y despeseración. Al enfermo, si está consciente, se le pregunta cuál sería la última persona que le gustaría que lo vea. Es difícil elegir. El que entra debe hacerlo con mucha tranquilidad”, detalla.
Romero destada lo positivo del programa Acompañar: “tiene un sentido muy humanizador. Además es bueno que haya articulación entre distintas disciplinas, lo científico, lo psicológico y lo espiritual. Este es un trabajo en pos de la vida. Son momentos muy difíciles que nos ayudan a replantearnos el valor de la vida, tanto de un adulto mayor como del bebé que está por nacer. Tenemos que tratar de salvar todas las vidas”.
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