El nuevo duelo en tiempos de covid-19

El nuevo duelo en tiempos de covid-19

La pandemia provoca que los duelos sean complicados y entra en riesgo la salud mental de quienes pierden un ser querido.

LA GACETA LA GACETA
13 Septiembre 2020

No hay pésames sociales. Ni tazas de café. Ni coronas de flores. No todos tienen velorio. Ni cortejo. Ven a su ser querido irse en una ambulancia. Y nunca más lo podrán volver a tocar. Esa situación es una de las caras más devastadoras que tiene la pandemia.

El duelo es un proceso natural que todas las personas deben atravesar para poder seguir adelante. Cuando esto no ocurre, puede afectar la salud mental de quien ha perdido un ser querido. Por eso, en la actualidad los profesionales han encendido la luz de alerta: no poder despedir a alguien que queremos puede complicar un duelo. La ausencia del último adiós, de rituales y el no poder ver el cuerpo de alguien querido fallecido pueden agravar la situación.

Así nos explica la licenciada Alejandra Acosta, quien es enfermera especialista en terapias de duelo y payaterapeuta. “Este ha sido un año muy particular no sólo para quienes tienen familiares que fallecen por covid-19, sino para todos los que han perdido un ser querido. El coronavirus nos ha puesto en un duelo complicado a todos”, explica la profesional.

“No podía dormir pensando en eso”, confiesa.  Después de varias experiencias muy dolorosas se materializó desde este mes el programa Acompañar. Acosta, que encabeza la iniciativa del Ministerio de Salud de la Provincia, contó de qué se trata: “básicamente es un espacio que permite ayudar a los familiares a transitar el duelo de un ser querido. Y lo más importante es que se le permite ingresar a un familiar a la terapia intensiva del hospital para que pueda despedirse”. Hasta hace una semana esto estaba prohibido para evitar contagios.

Aclaró que esta posibilidad de despedir a un ser querido funciona únicamente en los casos en que la muerte de un paciente es inminente. Por ahora, es algo que solo se puede hacer en el hospital Centro de Salud y en el Eva Perón. Se emplean equipos de bioseguridad, se les enseña a quien va a ingresar los pasos que debe cumplir y se lo prepara psicológicamante

TERAPIA ON LINE. Alejandra Acosta, que es payaterapeuta, ayuda a transitar el duelo. LA GACETA / FOTO DE FRANCO VERA TERAPIA ON LINE. Alejandra Acosta, que es payaterapeuta, ayuda a transitar el duelo. LA GACETA / FOTO DE FRANCO VERA

¿Por qué es tan importante despedirse? A veces, el adiós más difícil de asimilar es el que nunca llega a pronunciarse, explica Acosta. En los hechos, se habla de duelos complicados.

“No poder hacer un duelo afecta la calidad de vida de las personas. Vivir en la negación o estar enojados, echar la culpa a otros, impide vivir en forma saludable, incluso afecta nuestras relaciones sociales. Hay que sanar para poder salir adelante”, apunta.

El duelo patológico puede quedarse enquistado durante años, dando lugar a trastornos del estado de ánimo. ¿Cómo uno puede darse cuenta que no ha resuelto esa realidad? Si tiene reacciones emocionales intensas y cambiantes, irritabilidad, rabia, tristeza, bloqueo, pensamientos negativos y repetitivos sobre la situación o sobre la persona fallecida.

“No poder decirle a alguien cuánto lo queríamos o pedirle perdón si lo necesitábamos es muy duro. Poder decir lo que uno siente es saludable, aunque esa persona ya no esté. Podemos escribir cartas, hacer visitas al cementerio y llorar. Todo ayuda a aceptar que alguien se ha ido y que está bien que así sea”, remarca.

De sus años de trabajo con pacientes terminales, Acosta tiene en claro que hay situaciones mucho más complicadas que otras. “Sin dudas, las muertes repentinas, inesperadas, son las más traumáticas para los seres queridos. También hay duelos congelados o retardados, basados en la resistencia de la propia persona que lo padece, de asumir y de afrontar su pérdida. Quienes lo sufren incluso pueden llegar a enfermarse”, describe.

“Por eso es esencial pedir ayuda”, cuenta la terapeuta, que en Tucumán ha formado este año el grupo on line “El Camino del duelo”. Ya se han sumado 67 personas este año que encontraron en este espacio virtual una mano para salir adelante. Reciben la ayuda de payaterapeutas y psicólogos.

Un derecho

La psicóloga Mariana Girola cree que morir acompañado es un derecho de las personas, así como también la posibilidad de elegir con quién hacerlo. Por eso, celebra que desde hace una semana se haya dado esta oportunidad a los pacientes con covid-19. De hecho, ella forma parte del equipo que atiende a los familiares que atraviesan por esta situación.

Aún en los casos en que los pacientes están inconscientes, Girola cree pueden sentir la presencia de un ser querido y que eso los ayuda a irse en paz. “Poder despedirse previene duelos patológicos. Estamos hablando de una cuestión de salud mental. Si no se puede ver nunca más a alguien que queremos, si ni siquiera hay velorios, el dolor y la tristeza se multiplican”, explica. También pueden aparecer los asuntos pendientes. La profesional recomienda echarle mano a la tecnología. “Hacer videollamadas o enviar audios son de gran ayuda. La incertidumbre, la duda de no saber cómo está, no le hace bien a nadie”, puntualiza.

¿Qué podemos hacer frente a alguien que está a punto de partir? Girola lo compara con el nacimiento. “Así como siempre los bebés llegan acompañados, la muerte debe ser igual. De esta forma  quien está por partir lo hará con dignidad. El último gran temor es el de ser abandonado”, explica. No obstante, sugiere que si la persona quiere morir sola, hay que respetarla. “Por ejemplo, hay quienes en estos momentos no desean que nadie pase a una terapia por temor a que se enfermen”, indica. “Quien está por morir tienen el derecho a saberlo y así pueda ocuparse de su despedida. La persona que está por partir es protagonista del cierre de una etapa aquí en la tierra”, añade.

Junto a la tristeza, en esta situación de pandemia puede aparecer en los allegados un sentimiento de culpa. Es común pensar que podía haber actuado de otra manera. O si se tomaron las medidas y decisiones oportunas. En esta situación, hay que pensar que se actúa lo mejor que se puede, sugiere Acosta. En su lista de sugerencias propone dejarse ayudar y atravesar las etapas del duelo (negación, ira, negociación, depresión y aceptación). Y darle importancia al llanto: la naturaleza es sabia, las lágrimas están para algo.

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