Documental: la guerra contra las drogas en “Una historia de la prohibición”

Documental: la guerra contra las drogas en “Una historia de la prohibición”

Se estrena en Cine.ar una película que revela las políticas públicas de un siglo. Época de transición.

TESTIMONIOS Y RELATOS. Fotograma del documental que se estrena hoy. TESTIMONIOS Y RELATOS. Fotograma del documental que se estrena hoy.

“En los 100 años de guerra contra las drogas, nunca se ha reducido el consumo y año tras año crecen los problemas”, asevera Juan Manuel Suppa Altman. Su afirmación sustenta el documental “Una historia de la prohibición”, que se estrenará hoy en la plataforma Cine.ar.

“En la película casi no nos metemos con los consumos, porque es algo diferente para cada persona. Para un señor de 45 años que va en un auto caro posiblemente un placer privado; para un joven en una villa, un acto de transgresión y un riesgo cierto de ser castigado; para una persona con problemas, una pesadilla de la que le resulta muy difícil salir; para otros, una forma de recreación o un momento de celebración; para los pueblos originarios son rituales... Hay tantas formas como grupos y personas hay”, puntualiza para LA GACETA Suppa Altman, codirector del filme junto a Martín Reiznik.

El inicio del relevamiento fue a partir de un artículo que el entrevistado escribía para la Revista THC sobre las políticas hacia las drogas. La nota devino en un libro, sobre el cual surgió el guión. “Me di cuenta de que no sabíamos cómo había sido el proceso histórico que nos trajo hasta el estado actual. Había algunas películas norteamericanas, pero muy poco sobre la Argentina e inclusive América Latina, lo que es muy particular ante el impacto en la región, como en el eje andino de Bolivia, Perú y Colombia, en México e inclusive en Brasil. Empezamos a bucear para encontrar cuáles fueron las personas, los discursos, las instituciones y las prácticas del prohibicionismo. Había una idea borrosa de que la investigación iba a terminar en un documental, pero tomó forma cuando empiezo a trabajar con Martín y sumamos la línea narrativa del seguimiento del caso de Eric Sepúlveda, un muchacho de 27 años, que fue detenido con aceite de cannabis, luego le allanaron la casa y le encontraron un poco de cannabis para su uso personal, y por eso sufrió prisión y aún se encuentra procesado”, detalla Suppa.

Distinciones

Abogado de profesión aparte de cineasta, remarca el burocratismo que existe alrededor de la prohibición: “es tiempo, recursos, energía que podrían dedicarse a otras cosas; todo se funda sobre el equívoco del que cualquier forma de consumo es patológica, cuando hoy en el campo sanitario se distingue entre lo episódico, lo episódico excesivo, lo problemático y la adicción”. “En la cultura prohibicionista se le adjudica a la sustancia un poder inmanente que te puede haces descarrilar tu vida al primer contacto con ella, esa imagen de las películas de los años 30. Las drogas son un viaje de ida, era el slogan y no había estaciones intermedias. Cuando se invierte en represión y no en salud para un problema sanitario, fracasa la prohibición, porque el castigo no es una cura”, agrega.

A diferencia de otras posturas, considera que existe un debate institucional sobre el tema. “Con el cannabis la situación no es la misma que hace 10 años, hay un reconocimiento de uso medicinal, aunque con trabas, y también aparecieron las experiencias de regulación de Uruguay y de Canadá. Es una etapa de transiciones. Creo que este Gobierno no tiene la misma política que el anterior, quizás sea una época de transiciones, pero también creo que la guerra a las drogas no necesita ser eficaz porque combate el mal, y esa idea funciona en una sociedad que sigue percibiendo a todas como si fueran iguales ya sea que lo haga con arbitrariedad, con hipocresía o con la mejor fe del mundo”, observa.

Acerca de la existencia de una doble moral, señala que “no solamente está en el poder, sino en todos lados, con muchas personas de clases medias y altas que consumen psicoactivos y siguen sus vidas perfectamente funcionales, pero lo cuestionan en los sectores más vulnerables”.

“Todo está cubierto por un barniz de progresismo; sin embargo en los barrios de las periferias esa tutela social se convierte en arrestos, aprietes, abusos policiales, y corruptelas. En el país, las Policías están muy adiestradas en la violencia institucional. También hay ciertos aspectos estructurales de la política argentina que no sostiene políticas públicas coherentes durante décadas y las leyes no se ordenan sino que se superponen. La ley de drogas y la ley de salud mental son contradictorias; la Corte Suprema declaró inconstitucional el castigo a la tenencia para consumo, pero los diputados no cambiaron la ley para no tener problema con los grupos conservadores. La represión al consumo es de manual en términos de selectividad penal: las víctimas son jóvenes de bajos recursos, muchos más hombres que mujeres, aunque entre las mujeres son los delitos que más representan en términos de encarcelamiento”, describe.

El realizador considera que el trabajo más efectivo contra el narcotráfico debería orientarse “sobre el control de activos financieros antes que en el número de detenidos por la ley de drogas”. “La Argentina tiene que encontrar su modelo. Ojalá la película contribuya en esa discusión, en esa reflexión colectiva; sería el mejor premio que podríamos tener”, finaliza.

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