Sigifredo dejó su huella en los “Leones”

Sigifredo dejó su huella en los “Leones”

El delantero marcó el gol que le dio al “bandeño” la posibilidad de jugar el Nacional de 1981.

POSTALES. Dos escenas del paso de Sigifredo por la entidad de Banda del Río Salí.   POSTALES. Dos escenas del paso de Sigifredo por la entidad de Banda del Río Salí.

A través de su historia, en el fútbol tucumano la preeminencia de los equipos grandes (San Martín y Atlético) en la participación en los certámenes nacionales era casi absoluta. Esto se cortó cuando, en 1980, Atlético Concepción se clasificó para participar en el Campeonato Nacional que organizó la AFA. Fue el inicio de una década inolvidable para los “Gauchos” de Banda del Río Salí, que durante un tiempo se acostumbraron a pelearles la hegemonía de nuestro fútbol a “Santos” y “Decanos”. En gran parte de ese ciclo destacado en la vida deportiva de los bandeños estuvo Hugo Manuel García como DT.

Con la llegada del “Fastidioso”, fueron muchos los futbolistas que se animaron a venir a jugar en Tucumán. Uno de ellos fue Gustavo Sigifredo, que a principios de 1981, con apenas 18 años, dejó las inferiores de Rosario Central para encarar un nuevo desafío.

Desde su ciudad natal de Leones (Córdoba), donde vive con su esposa Liliana y sus hijos Román (nació en el “Jardín de la República) y Pamela, el ex delantero recordó esos momentos de gloria.

- ¿Cómo se produjo tu llegada al equipo bandeño?

- Llegué con la bendición de Hugo García. Era un momento especial en mi carrera, porque estaba para dejar las inferiores y demostrar que podía jugar a otro nivel.

- Pero no fue fácil adaptarte a tu nuevo club...

- Es verdad. Desde el comienzo puse todo de mi parte para que las cosas fueran diferentes, pero mi rendimiento estuvo lejos del nivel que la gente esperaba. Pero eso duró sólo unos partidos. Por suerte, rápidamente empecé a cambiar críticas por elogios.

 POSTALES. Dos escenas del paso de Sigifredo por la entidad de Banda del Río Salí.   POSTALES. Dos escenas del paso de Sigifredo por la entidad de Banda del Río Salí.

- Eso coincidió con la llegada de un ciclo exitoso del equipo...

- Recuerdo que el partido que me terminó afianzando en el club fue aquel que le ganamos 1-0 a Atlético, en el propio Monumental, con un gol mío. Conseguimos el pasaje para jugar en el Nacional de 1981. Ese encuentro entró en la historia del club, porque fue el primer triunfo de Atlético Concepción en el estadio del “Decano”.

- Viniste por unos meses y al final te quedaste cinco años...

- Lo que viví en mi paso por ese club es algo que me marcó para toda la vida. No sólo me sirvió para consolidarme como jugador, sino que me forjó como persona. Gran parte de lo que recogí a lo largo de mi trayectoria deportiva y en la vida, se debió a las buenas raíces que me dio Tucumán.

- A pesar de tu buen rendimiento en esos años, no quisiste cambiar de aire. ¿Cuál fue la razón?

- Junto con mi esposa, que era entonces mi novia, estábamos muy felices en Tucumán. En esos tiempos, Rosario Central e Instituto quisieron llevarme, pero decidí quedarme hasta 1986. Luego me fui a Deportivo Armenio, porque un año antes había nacido mi primer hijo y las obligaciones económicas ya eran otras.

- ¿Cuál fue la mayor alegría que te dejó tu paso por los “Leones”?

- Más allá de los logros deportivos que pude conseguir con esa camiseta, sin dudas que el cariño que la gente me dio en el tiempo que jugué allí. A pesar de que ya pasó mucho tiempo desde que me fui de Tucumán, la gente sigue mostrando un sentimiento que me emociona. Hace dos años tuve la posibilidad de volver a la provincia y fue muy lindo que los chicos se me acerquen para saludarme y decirme que sus padres le hablaron de mí de cuando jugaba en Atlético Concepción. Eso no tiene precio.

- ¿Tenés contacto con tus ex compañeros?

-Sí. A través de las redes sociales estoy comunicado con ellos, en especial con Mario Amadeo Pedraza y José “Tom” Gutiérrez, dos personas excepcionales. Lo que me llama la atención es que recibo mensajes e invitaciones por Facebook de gente que capaz que nunca me vio jugar y que quiere estar en contacto conmigo porque sus familiares le hablaron de mí.

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