Hojeando el diario: "pavimentan con cemento armado la Mate de Luna"

Hojeando el diario: "pavimentan con cemento armado la Mate de Luna"

Hacia finales de enero de 1940 se abrió el paso por la avenida con mejoras para la circulación. Lluvias.

TRABAJOS. La imagen de LA GACETA retrata los días en que se pavimentaba la Mate de Luna. ARCHIVO LA GACETA TRABAJOS. La imagen de LA GACETA retrata los días en que se pavimentaba la Mate de Luna. ARCHIVO LA GACETA

El avance que significó la pavimentación ayudó a que San Miguel de Tucumán se extendiera con más rapidez y, en muchos casos, sirvió para mejorar la comunicación entre los distintos barrios. El 26 de enero de 1940 el intendente José Lozano Muñoz abrió al tránsito 14 cuadras de la avenida Mate de Luna, pero no fue lo único: por aquellos días otras calles también a habilitadas en distintas zonas de la ciudad. El tramo que se inauguró aquella jornada unía el Camino del Perú con la avenida Adolfo de la Vega.

“La calzada, construida de cemento armado, tiene 10 metros de ancho y más adelante será dividida, sobre una carpeta asfáltica, con una línea blanca en dos partes para organizar el tráfico” reseñaba nuestro diario por entonces.

Aún restaban los trabajos desde Adolfo de la Vega hacia el Sur, que se encontraban en pleno desarrollo, pero las lluvias de aquel enero los retrasaron.

Tormentas

Unos días antes de la apertura de esa cuadras nuestro diario mostraba el estado en que habían quedado algunos tramos.

“Las fotografías que publicamos son bastante elocuentes como para ser necesario ahondar el comentario”, decía la nota y agregaba: “la tormenta inundó ese camino hasta hacerlo intransitable. Quienes se aventuraban a recorrerlo pagaban las consecuencias. Los automóviles se hundían hasta empantanarse como lo muestran los dos gráficos (las fotos centrales de esta nota) que damos como muestra. Fue así que el servicio de ómnibus llegó a paralizarse, por ser completamente imposible que se realizara normalmente y, como es de suponer, estas desagradables consecuencias las tuvieron y las tienen que sufrir los pobladores de toda la zona para desenvolverse como solían hacerlo hasta que se iniciaron las obras”.

Pese a la complicación, la calle Córdoba (en esos días se llamaba así la ahora Don Bosco) era una alternativa, al igual que la entonces Las Heras (hoy San Martín), ya que se pensaba clausurar Mate de Luna hasta la finalización de las obras.

Las tormentas de aquel tiempo, afectaban las mismas zonas que las actuales. Las calles céntricas eran (y son) un río; el cruce por debajo del puente del Ferrocarril Central Córdoba se inundaba impidiendo el tránsito, y las casas de la zona sur (San Cayetano, Amalia y demás) también quedaban llenas de agua. Pese a ello, una parte de la obra pudo ser abierta al tránsito a los pocos días.

“Las calles pavimentadas están cobrando rápidamente un aspecto distinto al que tenían hasta hace poco, cuando aparecían polvorientas o defendidas sólo por capas de ripio que las corrientes destruían a cada paso”, dice la crónica de ese día. El trabajo de pavimentación, que se extendió por un poco más de 18 meses, abarcaba desde la plazoleta Mitre hacia el oeste y la zona sur.

Una de las zonas que recibió los beneficios del pavimento de hormigón armado fue la del puente de los Suspiros, por Marco Avellaneda, lo que permitió abrir una nueva vía de acceso hacia el norte de la ciudad y hacia la calle Salta.

ANTES. Así se veía la Mate de Luna. ARCHIVO LA GACETA ANTES. Así se veía la Mate de Luna. ARCHIVO LA GACETA

Hacia Yerba Buena

Poco más de dos años antes de las obras de la Mate de Luna se había habilitado al tránsito la remozada avenida Aconquija en toda su extensión: cubierta con macadam, dejaba atrás el antiguo camino de tierra. Y nuestro diario lo anunciaba así: “la avenida, que arranca en el Camino del Perú y termina al pie del Aconquija, en plena Yerba Buena, consta de doble calzada. Una de macadam asfáltico para tráfico liviano y la otra de ripio con riego bituminoso para tráfico pesado. Tiene un desagüe central y veredones de piedra bola entre ambas calzadas y el desagüe. Actualmente se cubre ese recorrido en pocos minutos, pues los vehículos a motor pueden desarrollar grandes velocidades”. La Aconquija se habilitó el 5 de octubre de 1937, y permitía llegar con comodidad hasta el pie del cerro.

Pero la avenida Mate de Luna, desde Floresta hasta el Camino del Perú, estaba solamente enripiada. La historia cuenta que aquel tramo comenzó a pavimentarse en noviembre de 1939 y fue habilitado un poco después.

En 1916

Podemos también saber cómo era el camino entre la capital y el pie del cerro, La avenida Mate de Luna, de 9 kilómetros hasta el pie del cerro, gracias a la “Guía Social de Intereses Generales y Baedeker de la provincia de Tucumán”, de Arturo Guasch de 1916. “Desde el boulevard Mitre hasta los antiguos Mataderos forma dos calles de ocho metros de ancho cada una y en sus costados, así como en su centro, lleva una doble fila de casuarinas”, escribió Guasch. Todo este trayecto, decía, “está empedrado y en regular estado de conservación”. Desde ese punto hasta el camino al Perú, se le había colocado recientemente el “macadam” y era “el paseo favorito de nuestra sociedad en las tardes de verano”.

Pasando el camino al Perú, “nuevamente se divide en dos calles, hasta su conjunción con el camino a San Pablo”, a dos kilómetros y medio de distancia. En ese punto, las calles se unen, “formando una amplia avenida que conduce directamente al Parque Aconquija”.

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