Para muchos, ir al sex shop todavía es un tabú y prefieren comprar por teléfono

Para muchos, ir al sex shop todavía es un tabú y prefieren comprar por teléfono

Si bien la demanda de productos sexuales es cada vez más grande en Tucumán, hay consumidores que prefieren mantenerse en el anonimato.

TIENDA SEXUAL. La oferta de productos es cada vez más amplia. TIENDA SEXUAL. La oferta de productos es cada vez más amplia.

El delivery vino al mundo para solucionarnos varias cuestiones. La principal: ¿qué vamos a comer hoy? Claro que se elige esa opción cuando no existen ganas o tiempo de cocinar, y cuando no hay con qué preparar la receta deseada. Si cambiamos el producto, pero seguimos en el rubro del placer, descubriremos que hay un sector en el que la demanda de envíos a domicilio aumentó mucho: el de los artículos sexuales.

Quienes trabajan en este mercado sostienen que en Tucumán sigue siendo una especie de tabú el simple hecho de entrar a un sex shop. A muchas personas les da vergüenza que un conocido los vea en esa situación, por ejemplo. Por eso recurren a la compra telefónica o digital.

Sin embargo, el hecho de negarse la visita uno de estos locales también tiene sus contras: “como en una perfumería, lo ideal es tocar, oler, saber si te gusta, si va con tu piel”, comenta Germán Miroli, uno de los dueños de un sex shop del microcentro tucumano.

Atención: no todo se limita a la vergüenza de los tucumanos; los envíos a domicilio se incrementaron en todo el mundo por una razón más sencilla: el crecimiento de las ventas online, tanto de juguetes sexuales como de alimentos, viajes, indumentaria, decoración... De hecho, según el Estudio Anual de Comercio Electrónico que elaboró la Cámara que nuclea este sector, la facturación de ventas digitales creció un 47% a pesar de la crisis económica. Otro dato que arroja el estudio es que el 90% de los adultos argentinos conectados ya compró online alguna vez (representa 18,3 millones de personas).

“También por las distancias y la comodidad, la gente se vuelca al e-commerce. Hemos vendido a todas partes del país, desde Bariloche hasta Amaicha. Pero nuestro fuerte es San Miguel de Tucumán. Tenemos clientes fijos que piden productos que ya les han funcionado o que les gustaron mucho, como lubricantes en gel. Pero el circuito se renueva constantemente. Por ejemplo, tuvimos muchas operaciones de ventas en el Cyber Monday de noviembre del año pasado. Funcionó muy bien”, detalla Miroli.

Aquellos que eligen realizar una compra telefónica también tienen sus exigencias: “nos piden que les garanticemos discreción. Por ejemplo, que las bolsas no indiquen el contenido ni las marcas. Todo sex shop trabaja así”, dice Miroli. De esta forma, ni el cartero, ni el portero del edificio se entera qué es lo que compraste.

Los juguetes sexuales están diseñados, en su mayoría, para la mujer. Por eso, ellas son las principales clientas en este tipo de delivery. ¿Qué es lo que más venden? Dildos y consoladores, entre otros juguetes eróticos.

“El tema es la variedad: materiales nuevos, tecnología... A la gente le gusta venir al local, tocar, sentir el juguete, preguntar cómo funciona. Con el mundo digital te perdés muchas cosas. En el local podés experimentar. Hay geles con sabor y olor, con base acuosa o de otro tipo. Tenemos probadores”, agrega Miroli.

La vergüenza sigue siendo determinante a la hora de entrar a un sex shop, de charlar con las vendedoras, de permitir el asesoramiento. Eso es uno de los temas que más se charlan en los talleres de Mariana Luna, psicóloga y sexóloga. “La compra online brinda cierta comodidad si preferís no vencer esa barrera de la vergüenza. Lo positivo es que esa persona se está empezando a permitir averiguar o comprar un juguete sexual que mejore el placer. Es una pequeña apertura”, asegura la profesional.

Propone que las parejas vayan juntas al sex shop. Se van a reir, van a elegir juntos, van a probar, registrar las texturas, pedirán asesoramiento... “A veces se puede comprar lo más básico, pero seguro se llevan una idea nueva, una nueva posibilidad que ampliará los límites del disfrute y de la sexualidad. Así nos corremos del tabú”, aconseja Luna.

Y para los solteros -añade- es una forma de tomar las riendas, de gestionar su propio placer a partir de una oferta tan amplia de productos que puede llegar a sorprender.

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