A San Martín sólo le ganarán por nocaut

A San Martín sólo le ganarán por nocaut

El gol de Arce marca que en San Martín todos aportan para que el objetivo grupal siga en pie.

BUEN PARTIDO. Mosca fue el artífice de un par de situaciones de gol que generó el “Santo” en el duelo de ayer. Además, tuvo la chance de marcar el empate, pero una enorme tapada del golero Salort se lo negó. BUEN PARTIDO. Mosca fue el artífice de un par de situaciones de gol que generó el “Santo” en el duelo de ayer. Además, tuvo la chance de marcar el empate, pero una enorme tapada del golero Salort se lo negó. LA GACETA / FRANCO VERA

La foto del festejo de Ignacio Arce haciendo la gran Mario Balotelli indefectiblemente se robará toda la atención, en lo que respecta a San Martín. Y está bien que así sea. El “1” tuvo intuición cuando las papas quemaban, fue a buscar la heroica y logró empatar un juego complicadísimo para su equipo, además de salvar el invicto de La Ciudadela y asegurar que, independientemente de lo que pase en Mendoza el próximo lunes, el “Santo” terminará el año como único puntero de la zona B de la Primera Nacional.

Pero más allá de ese gol, que recorrerá durante toda la semana los principales canales y portales deportivos, y que seguramente tendrá su “rinconcito” en el resumen de los hechos destacados de 2019, ayer San Martín se ganó el rótulo de equipo “chivo”, complicado e incómodo de tener enfrente.

Hay situaciones en las que un acontecimiento trasciende su significado puntual, y envía un mensaje claro. Y fue lo que resaltó el “Santo” en el duelo contra la “Gloria”.

Da la impresión de que para vencer a San Martín tenés que liquidarlo. Si los delanteros no andan finos, aparecen los volantes (Luis Aguiar contra Almagro) o los defensores (Abel Luciatti, Emiliano Amor y Lucas Diarte contra Santamarina). De lo contrario, también dice presente el arquero, para que el equipo pueda cumplir sus objetivos.

Eso da la pauta de que el “Santo” es un hueso duro de roer. Porque más allá de que durante la primera parte había sido muy superior a su rival, y merecía haberse ido al entretiempo ganando con tranquilidad el juego, el golazo de Facundo Silva en el inicio del complemento lo dejó groggy.

Pero no bastó, ni así pudieron quebrarlo. Porque ese mazazo lo desestabilizó, sí. Pero este San Martín nunca baja los brazos y eso, en un torneo tan largo, complicado y con miles de “curvas peligrosas”, es una virtud enorme.

Tras el 0-1, el equipo sintió el impacto de recibir el primer gol en contra, en su casa, en lo que va del campeonato, y de tener que remarla desde atrás por primera vez. Por eso “se fue” del partido por unos minutos, y estuvo con la soga al cuello entregando varias opciones para que su rival le diera la estocada final. Pero Instituto no lo hizo; y ese fue su peor error y la clave del juego.

Como si fuera un pugilista campeón que está al borde del nocaut, no se quedó con los brazos cruzados. Con todos sus errores a cuesta fue al frente y comenzó a tirar manotazos para todos lados para intentar torcer el rumbo de una “pelea” que, indefectiblemente, parecía tener un final triste.

Pero no. El buen semestre “santo” no podía tener una despedida con derrota; era inmerecido por todo lo bueno que viene entregando el equipo. Y también por lo que había hecho durante la mayor parte del juego de ayer.

Por eso, el gol de Arce es para un cuadrito; por su elaboración, ejecución y por lo que significó. San Martín salvó el invicto y dejó un mensaje claro: para superarlo, sus rivales tienen que mostrar contudencia; porque a la primera que tenga, el “Santo” les hará pagar las consecuencias.

Si algo le faltaba a los dirigidos por Favio Orsi y Sergio Gómez para terminar de consolidarse como un equipo es que todas sus piezas aporten en pos del gran objetivo. Todos sus futbolistas muestran un hambre voraz y unas ganas de ganar que contagian hasta al más apático. Arce lo demostró al ir a buscar un centro cuando al juego le quedaban sólo algunos minutos. Porque todos tienen la mira en el arco rival.

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