12 Noviembre 2019
ARTE DE LA DANZA. Piso, barra y espejo, herramientas de un arduo trabajo. LA GACETA / JOSÉ NUNO
“Cuando bailo trato de dejarlo todo y de sentir profundamente la música. Esto me llena el alma. A veces me pierdo cuando me dejo llevar, y hasta puedo llegar a equivocarme por la ansiedad de seguir bailando”.
A los tempranos 15 años, Maxi Díaz demuestra con creces dónde pone el alma. Para desplegar su talento le bastan el piso, la barra y los espejos. Desde los primeros acordes se apodera del espacio con pasos, saltos y giros como si le perteneciera sólo a él, y lo recorre en todos los sentidos según dictaminan los compases de la música de ballet.
Lo sintió, y lo tuvo muy claro siempre: una vez le contó a LA GACETA que ya a los cuatro años le gustaba ver ballet en la TV, y que su favorita era Angelina Ballerina, “una ratita que podía cumplir todos sus sueños a pesar de los problemas que enfrentaba”. Tal como el personaje animado, Maxi va tras de sus sueños en la danza y a pesar de todo.
Las oportunidades
En su escuela de ballet, Adriana Soria (foto inferior) ve con asombro cómo evoluciona su mejor alumno, y sus grandes posibilidades de perfeccionarse.
“Maxi fue preseleccionado en abril para una beca de estudios en el San Francisco Ballet, que se realizaría en México. No pudo asistir por imposibilidad económica. En julio estuve haciendo una capacitación en la Escuela Bolshoi, en Joinville (Brasil). El director vio un video de Maxi y lo preseleccionó para esa escuela, pero tampoco pudo viajar”, lamenta la maestra.
En octubre la academia de Soria participó en el concurso de GPAL (Gran Premio América Latina) y Danzamérica, en Carlos Paz, donde sus alumnos tuvieron un excelente desempeño: ganaron medalla de oro en Pas de deux, medalla de plata en Contemporáneo, medalla de bronce en Clásico Repertorio y menciones especiales. “En GPAL, con jurado internacional, mi querido alumno fue becado para el Miami City Ballet School (EEUU) por dos semanas, con posibilidad de extensión -afirma, orgullosa la maestra, pero agrega-: una vez más llegamos al mismo punto; sin los pasajes el bailarín va perdiendo oportunidades porque su familia no dispone de recursos y no recibe ayuda alguna del Gobierno ni de instituciones, como otros talentos que hay en la provincia que pierden su camino por falta de ayuda. Gracias a Dios, al conocer la situación Cristina Sánchez, directora de Danzamérica, comunicó que esa organización se hace cargo de los pasajes. La beca es para julio de 2020. Estamos gestionando la visa y trabajando muchísimo en la práctica, para que el alumno tenga la posibilidad de audicionar o de que se extiendan los estudios.
Los prejuicios
Maxi sufrió en el colegio discriminación y bulling. “Los pude superar con la ayuda de Dios, de mi madre y de mi maestra, que siempre me ha motivado -dice-. Cuando sea grande quiero ser un bailarín profesional y bailar en las grandes escenarios como la Ópera de París, el Royal Ballet o mi favorita, La Scala de Milán. Quiero entrar a un ballet y que me paguen por hacer lo que amo. Estoy muy contento de haber ganado la beca. Siento que es mi futuro y el camino para ser un bailarín profesional y poder audicionar. Estaría orgulloso de representar a mi provincia y a mi país”.
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