Cartas de lectores

Saldo del debate

El saldo del último debate presidencial no pudo haber sido más favorable a Lavagna. En un contexto de crisis en el que se señala unánimemente como factor fundamental a la corrupción que caracterizó a los dos gobiernos anteriores, resulta significativo -si no decisivo- que su comportamiento ético en la función pública haya obtenido reconocimiento nada menos que de sus principales contrincantes: Macri y Alberto Fernández, que formaron parte de esos gobiernos. Es cierto que ninguno se lo propuso, sino que cayeron en la trampa que les tendió la tensión generada por las graves acusaciones recíprocas de malversación del erario público. Macri fue el primero en caer, cuando elogió su renuncia al Ministerio de Economía de Néstor Kirchner por oponerse a las coimas en la obra pública, queriendo contrastar esa actitud con la de Alberto que, como Jefe Gabinete, permaneció durante dos años más, no obstante que Julio De Vido, uno de los integrantes de ese gabinete, había sido claramente involucrado en la renuncia de Lavagna. La réplica de que no hay coimeros sin coimeadores y de que uno de los principales integrantes del cártel de la obra pública era precisamente el grupo Macri, aunque intrínsecamente certera, no respondía a la imputación recibida por Fernández. Sin embargo, se pretendió disimularlo confundiendo intencionalmente el poco entusiasmo mostrado en el debate con una supuesta falta de convicción en la propuesta, así como ignorando que por lo general quienes mejor se desenvuelven en esos escenarios son los mentirosos y los caraduras, así como que la modestia que caracteriza a los virtuosos provoca que se sientan normalmente incómodos, como él mismo luego lo reconoció después del debate.

Clímaco de la Peña

Sobre feminismo y sus luchas

Tiempo atrás, Freud, con sus aseveraciones indemostrables científicamente, supo decir: “la inferioridad intelectual de las mujeres, que es una realidad indiscutible, debe ser atribuida a la inhibición del pensamiento, inhibición necesaria para la represión sexual” y se perdía por allí en explicaciones sobre el complejo de Edipo, o más, como fuente de algunas patologías. Tal vez desde ese desacierto, un grupo de mujeres buscan hoy ser reconocidas y en igualdad de condiciones con los hombres, que según ese pequeño grupo, habría dado lugar al “machismo” con que se suele identificar a todos los hombres, excepto en algunas culturas. Pero, veamos: todos o casi todos los hombres hemos sido educados y criados por mujeres: recordar que casi toda la educación primaria ha sido ejercida mayoritariamente por maestras, diría que el 99% de la educación estaba (y lo sigue estando) en manos de mujeres en las escuelas de nivel primario. Luego, al volver a casa, continuábamos siendo educados por nuestra madre en gran parte de nuestro tiempo libre, ya que los hombres tenían el deber de trabajar para mantener el hogar y su participación en enseñar normas y conductas morales para la convivencia en sociedades, era mínima. En resumen, toda nuestra educación estuvo siempre en manos de mujeres. ¿Por qué entonces la búsqueda enfermiza de una supuesta reivindicación social que las jerarquice y las lleve al mismo nivel que los hombres, si ellas en verdad están por arriba, porque han sido en verdad quienes nos han formado? En una palabra, parecen quejarse del resultado de su propio trabajo. Error. En octubre del 2014, en esta sección destacaba las características que tienen las mujeres que las posicionan por arriba de los hombres; intuición, empatía, autocontrol, colaboración y mayor y adecuada preocupación. Sin embargo, entre otras, la lucha por el aborto legal resulta una incongruencia desde que un embarazo no deseado es evitable por ellas solo con ejercer una maternidad responsable con el uso de los distintos métodos anticonceptivos. Quiero por lo anterior, (habría mucho más, por cierto) llamar a una “concordia de géneros”, complementaria, constructiva, pacifica, tan necesaria hoy.

Federico Vázquez

Medidas para imitar

Según publicaciones periodísticas, el Gobierno italiano, contando con apoyo mayoritario del Congreso, ha conseguido que se aprueben leyes para bajar unos 300 representantes entre los integrantes de ambas Cámaras. Esto significa que el Congreso italiano de 900 representantes quedaría reducido a unos 600 miembros entre las dos Cámaras. Es loable que la medida haya sido apoyada por el Congreso con amplia mayoría. Es una muestra de responsabilidad por parte de sus representantes ante la situación de crisis que vive su país. Sin duda se trata de una medida que apunta a reducir gastos superfluos que demanda toda actividad política. Sería una medida digna de imitar si se aplicara en nuestro país, porque sería más que suficiente que se dispusiera la representatividad de un solo senador y un solo diputado por provincia, según fuera el partido más elegido. Este representante debería tener la obligación de presentar proyectos concretos para su provincia, y ser capaz de exponer la factibilidad del proyecto presentado y las ventajas de la inversión. Desde luego que los candidatos deberán estar muy preparados para el cargo y sin duda que se acabaría la afluencia de candidatos aventureros y advenedizos que sin responsabilidad alguna, sólo aspiran a lucrar con dineros del Estado.

Humberto Hugo D’Andrea

El mentiroso

Leyendo el diario recordé en el acto las sabias palabras del Martín Fierro en los consejos del viejo Vizcacha: “muchas cosas pierde el hombre/que a veces las vuelve a hallar/mas yo le voy a alertar/y es bueno que lo recuerde/si la vergüenza se pierde/ jamás se vuelve a encontrar”. Esto va en relación a las peroratas de un candidato títere que ya se siente rey y se ha agrandado al punto de querer aconsejar al pueblo argentino sobre las condiciones éticas y morales que debe tener un futuro estadista. Saben decir las comadres que para saber si alguien te está mintiendo, debes mirarle fijo a los ojos. Si te esquiva la mirada, ya está. Lo pillaste. Si nos dedicáramos a juntar las vergüenzas perdidas de muchos, muchos de nuestros políticos, quizá llenaríamos containers y containers hasta para exportar. El truco del mentiroso es fácil: achaca este defecto al otro y niega absolutamente la verdad. Lo malo es, por supuesto, enemigo de lo bueno. No se puede esperar buenas cosas de un hombre malo. Y ser mentiroso no es bueno. De ahí deduzca, y recuerde: “el que nace barrigón, es al ñudo que lo fajen”.

Darío Albornoz

“Refexionario”

Al azar seleccioné estos libros: Una historia completamente absurda. Cuento para tahúres. El Gato con botas. Una viuda difícil. Como agua para chocolate. Los discursos del poder. La peste. Las mil y una noches. Los miserables. Las cartas boca arriba. Gente tóxica. La plata dulce. Alí-babá y los cuarenta ladrones. El falso y verdadero verde. Doña Perfecta. El escándalo del silencio. La red. El enfermo imaginario. Tener y no tener agallas. Romance de lobos. El carro de los elegidos. Delirio y destino. La estrategia de la ilusión. A sangre fría. La nariz arrabalera. Bola de sebo. El mundo es ancho y ajeno. Cumbres borrascosas. El violín del diablo. La caja de Pandora. Final del juego. Casa tomada. Fuenteovejuna. La sangre derramada, y por último: La cabeza de Goliat. La reflexión que hice no fue obra de la casualidad. P. D. Yo, “El eterno Adán”, como habitante de este país muy particular, y teniendo “la lengua absuelta”, opino y temo que “la rebelión de las masas” en “la búsqueda de lo absoluto” nos lleve a una “metamorfosis”. Es así que nuestra humanidad, perseguida por “la mancha de nacimiento”, retroceda a un bestiario”, lo cual sería volver al “El arca de Noé”.

Teresa del Valle Albarracín

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