García-Ruiz: sobrevivir en un mundo de cambio constante

García-Ruiz: sobrevivir en un mundo de cambio constante

El editor de The Washington Post dijo que la prensa ya no puede perder tiempo en historias irrelevantes para la audiencia. El editor gerente de uno de los diarios más prestigiosos del planeta disertará sobre innovación hoy en la UNT y en el Jockey Club.

SERVICIO. García-Ruiz que hay que estudiar las necesidades informativas. la gaceta / foto de diego aráoz SERVICIO. García-Ruiz que hay que estudiar las necesidades informativas. la gaceta / foto de diego aráoz

El reloj biológico de Emilio García-Ruiz, editor gerente de proyectos digitales de The Washington Post, puede estar desconcertado por el cambio de hemisferio, pero su cabeza sigue trabajando en cómo hacer para que la prensa salga victoriosa de la revolución de la comunicación en la que está inmersa. García-Ruiz tomó varios aviones para llegar a esta ciudad y dejar el siguiente mensaje: “los periodistas debemos servir a nuestros lectores y darles lo que les interesa minuto a minuto. Ya no podemos perder tiempo en historias irrelevantes para la audiencia”.

Entusiasmado por la oportunidad de compartir lo que aprendió en la primera línea de las transformaciones vertiginosas de la industria periodística, García-Ruiz explica en el español con acento ibérico que heredó de sus padres, botella de agua en mano, que las redacciones del presente deben estar concentradas en lograr la mayor precisión. Este innovador de la comunicación disertará hoy a las 10 en la Facultad de Filosofía y Letras y, luego, por la tarde, en el Jockey Club, en virtud de una iniciativa de Telecom y de otras entidades.

“Asistimos a un cambio fenomenal de la forma en la que se comunican los seres humanos. Especialmente en las generaciones jóvenes la comunicación se ha movido de las palabras a los elementos visuales”, reflexiona. Y añade: “durante años y años estuvimos contentos porque escribíamos un artículo y salía en el periódico, y pensábamos que porque estaba allí ya todo el mundo lo leía. Ahora sabemos que mucho de lo que hacemos no encuentra audiencia, y la única forma de arreglar eso es estudiar más las necesidades informativas. Voy a hablar sobre eso, sobre cómo modificar la teoría y crecer con audiencias que demandan más que antes. Las redacciones que entienden cómo cortar la basura y dar a la gente lo que le interesa o le parece importante, son las que van a ganar y perdurar. Esa es mi visión, pero puedo estar totalmente equivocado”.

-Usted es presentado como la cabeza de uno de los laboratorios de innovación periodística más creativos. ¿Cómo es su rutina?

-Un día normal consiste en experimentar, en analizar y en empujar a los equipos para que progresen más de lo que ya lo hicieron, cosa que puede llegar a ser difícil porque estamos hablando de profesionales talentosos. Y luego tenemos que estar en el mundo de las noticias que en Estados Unidos cambia cada cinco minutos.

-The Post es sinónimo de investigación y de compromiso con los valores republicanos. El editor del diario en la época del Watergate, Ben Bradlee, escribió que los periodistas nunca podíamos darnos por satisfechos y que debíamos ser mejores cada día. ¿Qué significa eso hoy?

-En la época del Watergate el trabajo de un día tenía que ser el mejor posible. Ahora esa exigencia existe en cada minuto. Nuestros lectores piden la noticia de cada momento, que puede ser algo importante, algo gracioso o algo emotivo. Esta revolución requiere mucho cuidado porque ya no podemos seguir ofreciendo información irrelevante para nuestras audiencias. Se gana y se pierde al momento de salir a la calle: si la idea no interesa, no va a funcionar por más bien producida que esté.

-¿Eso significa que debemos resignarnos a la información superficial?

-Tenemos más de un millón y medio de suscriptores, y sabemos exactamente lo que leen ellos y lo que leen los que no están suscriptos. Por ejemplo, la historia del perro que se perdió en un estadio y fue perseguido por cinco jugadores interesa a todos. La diferencia es que los suscriptores quieren una mezcla: quieren reírse, pero también algo muy serio. Debemos servir a nuestros lectores y hacer las dos cosas. Debemos tener la historia del perro y la investigación sobre el juez que está por entrar en la Corte Suprema. Durante años los diarios digitales y los tradicionales hemos existido en líneas paralelas, pero ahora nos hemos cruzado y eso quiere decir que muy pocas redacciones subsistirán. No hay dinero para 20 redacciones nacionales fuertes en Estados Unidos: tal vez haya sólo para mantener cinco. Todos estamos intentando hacer todo para ser una de ellas. Los análisis demuestran que no es tan fácil definir qué es importante y qué no. Nosotros estamos buscando en forma permanente qué es lo interesante en tiempo real.

-Usted considera, entonces, que cinco o seis redacciones nacionales van a sobrevivir en Estados Unidos…

-Recordemos que estamos luchando por el 20% del mercado publicitario que dejaron Google y Facebook. Las suscripciones intentan aliviar esa situación. El modelo del medio digital gratuito no funciona. Nuestro dueño (el magnate de Amazon, Jeff Bezos) dice algo gracioso cuando se refiere a este tema: “lo siento por el malentendido. Las noticias de calidad son caras y hay que pagar por ellas”. Estamos en medio de una revolución, y hemos ido y vuelto varias veces buscando las decisiones correctas, pero lo que hoy parece válido puede que mañana ya no lo sea.

-En este tiempo The Post pasó de la familia Graham a Bezos, uno de los ganadores de la era digital. ¿Bezos salvó al diario?

-La explicación simple es que Bezos nos hizo “digitales”. Pero resulta que Mark Zuckerberg, cuando estaba estudiando en Harvard, se relacionó con la hija de un vicepresidente de The Post. La leyenda cuenta que el diario compró parte de Facebook o prometió comprar antes de que los capitales de Silicon Valley entraran en la red social, pero de hecho uno de los propietarios del diario, Don Graham, llegó a ser director de la compañía de Zuckerberg. La familia Graham sí entendía lo digital, pero se equivocó en la estrategia porque pensó que bastaba con cubrir el área de Washington. Bezos, en cambio, nos llevó al nivel nacional e internacional. Y tuvimos la suerte de hacerlo en el momento en el que llegó (Donald) Trump.

-¿Qué hizo Trump por la prensa profesional?

-Trump recordó la importancia de las noticias y de la prensa independiente. El valor de The New York Times aumentó muchísimo. En otras partes del mundo pasó lo contrario: los medios se rindieron al Gobierno, y formaron parte de él o dejaron de criticarlo porque tenían miedo o no les convenía económicamente. Y lo que pasa entonces es que pierdes la credibilidad. Sea cierto o no lo que cuentas, no dispones de la confianza del público y es mucho más fácil para cualquier forma de Trump decir que mientes. Pero si eres The Times o The Post, y has mantenido tu independencia gobierne quien gobierne, y eso te ha generado enemistades, entonces la sociedad te creerá. La credibilidad termina haciendo que la gente saque la cartera y pague por la buena información. “Democracy dies in darkness” (“la democracia se muere en la oscuridad”, eslogan que se adoptó con Bezos) apela justamente a eso.

El programa

Durante la mañana, de 10 a 12, Emilio García-Ruiz, editor gerente de proyectos digitales de The Washington Post, irá a la Facultad de Filosofía y Letras (Av. Benjamín Aráoz 800) para dar la clase magistral “La transformación de las redacciones y el valor de la tecnología aplicada a las noticias”. Por la tarde, desde las 18, las actividades estarán destinadas a periodistas: en el Jockey Club (San Martín 451) integrará un panel con Daniel Dessein, presidente del Directorio de LA GACETA y miembro ejecutivo de ADEPA; Federico Türpe, secretario de Redacción de LA GACETA; Mercedes Leal, decana de Filosofía y Letras, y Pedro López Matheu, director de Relaciones Gubernamentales, Comunicación y Medios de Telecom Argentina.

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