Por Hernán Miranda
01 Agosto 2019
CORRALÓN. El comisario Saliz observa a los caballos secuestrados. La Policía los enumera para identificarlos. LA GACETA / FOTO DE ANALÍA JARAMILLO.-
La Ley Provincial de Animales Sueltos, de 1967, ordenaba “la afectación de camiones jaulas destinados al secuestro de animales que deambulen por la zona de caminos”. Medio siglo después, los policías tucumanos deambulan por la zona de caminos con su único camión jaula, en el que trasladaron 63 animales sueltos durante este año.
El comisario Sebastián Saliz, jefe de la sección Caballería de la Policía de Tucumán, aclaró que su unidad posee otro camión: “es un Ford antiguo que está en el taller, pero no sabemos todavía si lo van a poder reparar”. Aunque este Ford funcionara, la flota tucumana de camiones jaulas continuaría viéndose pequeña a la par de la de, por ejemplo, Santiago del Estero. Según publicó ayer LA GACETA, la Policía de esa provincia cuenta con seis camiones jaulas que, entre enero y julio, han secuestrado alrededor de 400 animales sueltos.
En cualquier caso, Saliz estimó que el único camión jaula de la Policía de Tucumán puede hacer todo el trabajo: “el camión actual basta, es suficiente para recorrer toda la provincia porque contamos con el apoyo de las comisarías jurisdiccionales, que cuando observan animales sueltos los retienen y nos llaman”. Sin embargo, las comisarías sólo intervienen en el 8% de los secuestros de animales sueltos, según los datos de la propia Caballería.
Un problema viejo
La escasez de camiones para controlar los animales sueltos dificulta el trabajo de los policías tucumanos desde, al menos, 2005, cuando la Legislatura evaluaba autorizar la compra de dos camiones jaulas. “La fuerza tiene un solo camión, que no es adecuado para esa tarea. Y, como los animales están en todas partes, se necesita al menos dos y que sean aptos para estos trabajos”, había argumentado por entonces el ex legislador Daniel Heredia.
Casi 15 años después, el 70% de los secuestros de animales sueltos es fruto del trabajo de la unidad de Caballería y su único camión jaula. “Nuestra tarea es a pedido de las comisarías, por denuncias de particulares o en operativos con otras divisiones, como Delitos Rurales y la Policía Vial, porque nuestra base está en la ciudad y necesitamos la información de las comisarías, los ciudadanos y las otras unidades”, detalló Saliz.
Temporada alta
La mayoría de los operativos que comparte la Sección Caballería con otras unidades especiales se organiza durante las vacaciones de julio. “Son constantes los operativos en la época del turismo, cuando por el aumento de tráfico el problema se torna más peligroso en las rutas que van a lugares turísticos como Tafí del Valle y Raco”, aseveró Saliz.
Entretanto, el intendente de Tafí del Valle, Jorge Yapura Astorga, anunció: “hay 100 nuevos agentes que han sido preparados en Tafí del Valle y están recorriendo desde La Angostura todos los días”. Según él, esta medida tuvo resultados “muy positivos”. “En esta época los animales empiezan a querer salir. Yo viajo con mi vehículo y no encuentro ninguno”, atestiguó Yapura Astorga. La mayoría de los animales sueltos fotografiados por este diario en los últimos días deambulaban por la ruta 307, entre La Angostura y Tafí del Valle.
Por su parte, Francisco Caliva, intendente electo de esa localidad, no adelantó ninguna medida sobre este tema. “Hasta el momento no tenemos nada, vamos a esperar hasta el último día”, esquivó.
Animales en adopción
Después de que la Caballería secuestra un animal, en la sección lo inspeccionan para anotar sus señas y observar su estado de salud. “La mayoría de los animales son de especie equina. Por día, a los caballos se les da un pan de alfalfa, un kilo y medio de maíz y un kilo y medio de avena. También cuentan con auxilios veterinarios cuando están lastimados o enfermos, o cuando han sido abandonados a su suerte por varios años”, manifestó Saliz.
Ahí, en el corral de la Policía, en la calle Jujuy 1.447, un caballo sólo permanece 48 horas. La multa para retirarlo oscila entre $ 1.000 y $ 1.500, pero cuando el dueño no lo reclama o no consigue probar su propiedad, el animal viaja en el camión jaula a un campo de 26 hectáreas que la Caballería posee en Leales.
El caso de “Poncho”
El futuro de los animales perdidos que hoy pastan en Leales será más agradable que su vida en las rutas. En la mayoría de los casos, la Caballería se los entrega en adopción a sociedades protectoras o fundaciones que se dedican a la equinoterapia. “También les damos animales vacunos a granjas comunitarias -contó Saliz-. Hace poco encontramos a ‘Poncho’, un ternero que había sido separado de la madre. Le brindamos los cuidados aquí y nuestro interés era darlo a alguien que no lo direccione a consumo humano. Entonces se lo cedimos a la Fundación Sol, de la Banda del Río Salí, donde ahora está en compañía de una linda ternera”.
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