La estrella del poderoso Milan, que a los 9 años había gambeteado la nube radiactiva

La estrella del poderoso Milan, que a los 9 años había gambeteado la nube radiactiva

ANDRIY SHEVCHENKO. El “Balón de oro” 2004 nació a 200 km de Chernobyl, y tenía 9 años cuando explotó el reactor. ANDRIY SHEVCHENKO. El “Balón de oro” 2004 nació a 200 km de Chernobyl, y tenía 9 años cuando explotó el reactor.
04 Julio 2019

La barrita se habrá juntado a jugar a la pelota aquella tarde primaveral del viernes 25 de abril de 1986. Con 9 años, con la selección del país clasificada para el Mundial de México, y con este a un mes y días de empezar, resultaba obvio que los chicos sólo tuvieran fútbol en la cabeza. Y más él, que desde chico había mostrado habilidades.

Andriy Shevchenko habrá caído rendido en su cama, y nada habrá perturbado su sueño. El estruendo por la explosión del reactor 4 de Chernobyl, ocurrida minutos antes de la 1.30 del sábado, no se habrá oído -al menos, no con intensidad- en Dvirkivshchyna. Este pueblito de la actual Ucrania -por entonces, parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS)- se ubica a 240 kilómetros de la central nuclear y a menos de 100 de Kiev. Al momento de la catástrofe, vivían allí unas pocas centenas de habitantes. Cuando llegó la orden de evacuar, el padre de Andriy no dudó en abandonar su taller mecánico y migró con su familia a Kiev. La decisión resultaría determinante en la vida del niño.

Ese mismo año, una vez que los expertos habían descartado restos de radiación en su cuerpo, el pequeño Andriy se suma a las divisiones inferiores del poderoso Dínamo Kiev, uno de los equipos más importantes de Europa del este. Desde el primer minuto había cautivado a los cazatalentos del club; en especial, por su velocidad con la pelota dominada. Le esperaba un enorme futuro.

El coronel Valery Lobanovsky, responsable de las formativas del club, se tomó en serio su trabajo; y pese a las presiones de los directivos para que lo haga debutar en Primera, aquel se tomó su tiempo. Mientras, por Europa occidental comenzaba a correr el rumor de que Dínamo escondía un “Superman” en sus inferiores. Se hablaba de un adolescente que desde las 6 de cada día recorría kilómetros en medio de un frío polar, para fortalecer sus piernas, para luego tomar largas sesiones de gimnasio; que corría 100 metros en menos de 10 segundos; que superaba las 1.000 abdominales diarias, y que era capaz de aguantar los 90’ de un partido con la energía de un maratonista.

En 1994 y con 18 años cumplidos, Andriy debutó en el primer equipo de Dínamo, en su propio estadio; nada menos que ante Bayern Munich, por la Champions League. Si bien los ucranianos perdieron 4-1, Shevchenko se presentó en sociedad con un golazo desde fuera del área rival.

Con el tiempo, sus actuaciones continuaron alimentanto su fama. En noviembre de 1997 firmó un “hat-trick” a Barcelona, en el mismísimo Camp Nou. Un año y medio después, en mayo de 1999, “Sheva” fichó para Milan. La negociación fue tan dura que el propio Silvio Berlusconi debió involucrarse. El club italiano pagó € 26 millones; pero con un par de partidos ya se había convertido en la inversión más rentable de la década. Andriy fue goleador e ídolo de los tifossi. Su fortaleza física le permitió lidiar con las férreas defensas del “Calcio”. Entre 1999 y 2006, además de terminar varias veces al tope de la tabla de goleadores, fue campeón del “Scudetto”, de la Copa de Italia, de la Supercopa nacional, de la Supercopa europea y de la Copa de Europa. En marzo de 2004, Pelé lo incluyó en la lista FIFA 100, y en diciembre de ese año lo distinguieron con el Balón de Oro.

A mediados de 2006 pasó a Chelsea, por € 45 millones, siendo el fichaje más caro de la Premier League, hasta 2011. Pero no rindió como en el club italiano. Sucesivas lesiones lo marginaron del equipo, y terminó como suplente de Didier Drogba. Fue cedido por un breve lapso a Milan, para luego regresar a Chelsea. Finalmente, fue vendido a Dínamo, donde se retiró, el 28 de julio de 2012. Durante su vasta carrera de 847 partidos, entre clubes y la selección de su país, “Sheva” garantizó una media de 0,5 goles por encuentro. Y aunque gambeteó a poderosos rivales, probablemente ninguno haya resultado tan peligroso como aquella nube radiactiva que lo había amenazado cuando tenía 9 años.

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