El estadio que murió nonato

El estadio que murió nonato

La explosión de Chernobyl no sólo se cobró vidas humanas. También hirió de muerte al fútbol de la ciudad.

“VANGUARDIA”. Las tribunas nunca albergaron a los hinchas de “Constructor”, y sobre su campo de juego jamás rodó una pelota. “VANGUARDIA”. Las tribunas nunca albergaron a los hinchas de “Constructor”, y sobre su campo de juego jamás rodó una pelota.

El impresionante éxito de audiencia de la miniserie Chernobyl (HBO Go) hizo que la mirada del mundo haga foco, al igual que 33 años atrás, en el norte de Ucrania. La radiación diseminada a partir de la explosión del reactor 4 de la central nuclear -en la madrugada del sábado 26 de abril de 1986- motivó la evacuación de unas 50.000 personas. Si bien se les había dicho que se trataba de una medida preventiva y por un par de días, el éxodo resultó definitivo. Esto hizo que a las pérdidas de vidas humanas se les sume la liquidación de actividades que le habían dado vida al pueblo. Entre estas, el fútbol.

Bautizada con el nombre de Prípyat, en referencia al río que la cruzaba, la “Ciudad del futuro” se había fundado el 4 de febrero de 1970, a 180 kilómetros al norte de Kiev, capital de la actual Ucrania. El Gobierno de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) había ordenado erigirla para que en ella se instalen los obreros que construirían la central nuclear Vladimir Illich Lenin -la más potente del mundo en su momento-, los empleados que allí trabajarían y las familias de todos.

Debido al promisorio porvenir de Prípyat, su población creció en forma exponencial durante los primeros años. Y hacia su primer lustro de vida ya se volvió imperativo el surgimiento de algo que no falta en una ciudad tan pujante: un club de fútbol.

El estadio que murió nonato

Poderosos soviéticos

Durante la década del 60 y los principios del 70, la selección de la URSS mostró el poderío que los soviéticos ya habían evidenciado en varias ramas de la ciencia y de la cultura. En 1960 conquistó el título de la primera edición de la Eurocopa; en el Mundial de Chile 1962 llegó hasta cuartos de final; en la Euro de 1964 se consagró subcampeón; en la Copa del Mundo de Inglaterra 1966 finalizó cuarta, al igual que en la Eurocopa de 1968; en el Mundial de México 1970 volvió a alcanzar los cuartos de final, y en la Eurocopa de 1972 quedó en el segundo escalón del podio. Tal era el panorama futbolístico cuando los habitantes de Prípyat fundaron el FC Stroitel, “El Constructor”, en castellano.

Cada fin de semana, los lugareños acomodaban su rutina para ir a la cancha a alentar a su equipo. Tempranamente al club le quedó chico el amateurismo, y hacia 1981 las autoridades de la ciudad decidieron que era el momento de competir a nivel profesional.

Ese año contrataron como director técnico al ídolo y goleador de Dínamo Kiev, Anatoliy Shepel, que acababa de “colgar los botines”. Los prestigios de Shepel entusiasmaron a los hinchas y al Gobierno de Prípyat; pero la cosa no terminó allí. “(Llegaron) jugadores a los que se les pagaba un sueldo de la central, (aunque) no trabajaban allí”, contó Valentín Litvin, ex capitán de “Constructor”, en una nota dada a la web “Discover Chernobyl”, citada por la revista digital “Un Caño”. Llegados a principios de 1981, se trataba de los únicos miembros del equipo que se dedicaban exclusivamente a entrenar y a jugar; el resto, además de estas actividades, debían cumplir tareas en la planta nuclear.

A partir de 1981, “Constructor” comenzó a participar de tres campeonatos por temporada, con muy buenos resultados -en especial, en 1985-. Ese año, envalentonado por los crecientes éxitos deportivos, el Gobierno local anunció la edificación de un nuevo estadio, de cemento. Por entonces, entre tanta euforia, nadie podía imaginar que la muerte -física y simbólica- esperaba agazapada a la vuelta del sol.

El nombre elegido para la nueva casa de “Constructor” hoy suena a cruel burla del destino: Avanhard (Vanguardia, en castellano). Se lo planificó para que pudiera albergar 11.000 espectadores, con la tribuna principal bajo techo. Además, contaría con modernas cabinas para la prensa y con una pista de atletismo de asfalto.

El estadio que murió nonato

Hacia el primer trimestre de 1986 la obra estaba concluida. Pero para su inauguración se había elegido una fecha de alto valor emotivo: el 1° de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores. Cuando restaban cinco días para que se produzca el corte de la cinta, estalló el reactor y el orgulloso estadio murió nonato.

Sin que sobre él haya rodado una pelota, el campo de juego devino improvisado helipuerto. “Eran las 9. No había tráfico, pero encontré muchos policías. Les pregunté qué había sucedido; no sabían. Luego, el segundo entrenador me dijo que en el estadio había aterrizado un helicóptero y que no jugaríamos”, recordó Litvin sobre lo ocurrido aquel 26 de abril, según la publicación mencionada.

“Constructor” mudó de casa y de nombre. Se convirtió en FC Stroitel Slavutych, por la nueva ciudad, construida para albergar a los evacuados de Chernobyl. Pero nunca fue lo mismo; como si también hubiese sido afectado por la radiación, el latido del club se fue apagando, hasta que no resistió: murió tras la temporada 1987/88.

Hoy, el estadio Avanhard es uno de los lugares más requeridos por los turistas que visitan la zona de exclusión. Tienen prohibido sentarse en las tribunas nunca estrenadas o tocar paravalanchas u otros objetos, debido a los altos niveles de radiación que aún concentran. En el virgen campo de juego crecen frondosos árboles contaminados. Otra metáfora de muerte ligada a Chernobyl.

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