Por Fabio Ladetto
11 Junio 2019
La vida le sonríe a Roberto Moldavsky y decide compartir su alegría. El humorista que hace cinco años tenía un negocio de ropa y que ahora se dedica a tiempo completo a hacer reír llegará por primera vez esta noche al teatro Alberdi con su espectáculo “Moldavsky, el candidato”, en el que el tiempo político actual está inevitablemente presente, pero para espantar malos augurios y amarguras. Quizás sea una función ideal para candidatos derrotados.
“A la risa hay que ganársela, hay que ir a buscarla, no hay que apurarla, hay que estudiar al público hasta que te conoce y te acepta. Luego sí, hay que mantenerla”, le reconoce a LA GACETA, para definir su línea del humor, identificada con los grandes capocómicos argentinos antes que con los modernos standaperos.
“En los 60 y 70, el stand up norteamericano miraba hacia un mundo distinto que no llegó, tenía una gran carga de lucha social y reivindicativa de derechos. Después esa línea se perdió. A la Argentina llegó el stand up de la desesperanza, de algo que no va a ocurrir”, aclara, acerca de sus colegas más jóvenes.
Sin embargo, en los tiempos electorales a los que hace referencia desde el título de su show, la puja no es entre humoristas. “¿Los políticos hacen competencia desleal sacándote temas e ideas?”, se le pregunta, y la risa es la primera respuesta. Luego agrega: “el problema es que no doy abasto con todo lo que tiran al aire, con todo lo que dicen, no me dan descanso ni paz... Cuando arranqué, hacía un monólogo político de siete minutos; ahora tiene 32 minutos y me sobra material encima. Paren un poco, que se callen por una semana, porque este año va a ser terrible”.
“Lo importante es no ser más papistas que el Papa y reírnos de todo; no importa tu partido ni tu ideología, nos tenemos que bancar entre todos porque los políticos son nuestros empleados. Al público no le pregunto a quién votó antes de sentarse en la butaca. Yo cierro la grieta con humor, que es un grado de inteligencia superior”, asevera.
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