Miente, miente que algo quedará

Miente, miente que algo quedará

En general, los consultores son celosos de las encuestas que elaboran y piden a sus clientes que no las difundan por varios motivos, pero fundamentalmente porque deberían servir para forjar estrategias y conocer dónde, cómo y cuándo actuar respecto del electorado. Salvo que la estrategia de los candidatos sea exhibir los números. Esto último parece suceder por estos días en los que Juan Manzur y José Alperovich parecen urgidos de mostrarse victoriosos.

El momento no parece casual. Los trabajos de Haime (Manzur) e Isonomía (Alperovich) se hicieron públicos luego del pase de dirigentes de un sector a otro, de rumores de nuevos saltos y de negativas de otros de sellar acuerdos con nuevos aliados. El peronismo parece tener una necesidad acuciante de encolumnarse detrás del ganador y los ex socios políticos parecen saber de esa voracidad de la dirigentes.

En ese menester, alguien incurre en angaños, porque no se explica de otra forma tremenda diferencia en los guarismos que arrojan las consultas sobre la misma urbe: según Haime, si se votará hoy (en el ítem “por candidatos”) el gobernador se impondría por dos puntos a su antecesor, pero si se pregunta a Isonomía, el senador ganaría por 13 puntos a su sucesor. La falacia es evidente.

Vamos Tucumán eligió, al menos por ahora, no subirse a esa compulsa. Trascendió que antes del fin de semana tendrán números frescos sobre el pulso electoral comarcano, pero se filtró que diferirían de los que ventilaron sus competidores. Según sus cifras, Alperovich tendría una pequeña luz de ventaja sobre Manzur y Silvia Elías de Pérez estaría cerca del gobernador. Más allá de eso, observan con confianza un dato que afirman no varía desde diciembre: el mandatario y el senador se reparten el 55% de los votos, con diferencia de unos puntos a favor de uno u otro según la ocasión. Así, calculan que podría obtener un 28% uno de esos postulantes y un veintipico otro, con lo cual podrían salir fortalecidos de esa diáspora. El número de indecisos es elevado y eso también los ilusiona.

Ahora, aseveran, saldrán a la cancha a disputar ese electorado, en especial a Fuerza Republicana. Preparan lo que sostienen será su campaña fuerte, que aún no lanzaron. La “revolución de los corazones” quedó en el cardiólogo. También ratificaron que en las secciones electorales Este y Oeste habrá lista única para legisladores y que los acoples en el interior serán solo para algunas nóminas de concejales y delegados comunales. Habrá que ver si la fuerza opositora de Cambiemos sale del letargo.

A todo esto, los números de Elías de Pérez son distintos a los de Manzur y estos a su vez a los de Alperovich, y todos son disímiles entre sí. O todos se equivocan o alguien -o varios- faltan a la verdad.

Esto sí, pero aquello no

LA GACETA develó lo que hizo estallar los grupos de Whatsapp de la dirigencia el jueves por la noche. Alperovich y Germán Alfaro están tramando algo, se escribía en los celulares. Ese “algo” tenía nerviosos a oficialistas y a opositores por igual, que hasta elucubraban que ambos habían compartido un asado. Álvaro Aurane contaría luego que fue una visita de un enviado del senador al intendente que le ofreció un acuerdo electoral con el alperovichismo. Alfaro dijo no y cerró una semana perfecta en lo político: quedó bien con los vecinos, al bajarles la tarifa de la luz; quedó bien con sus aliados, al decirle no a Alperovich, y hasta se congració con el oficialismo con esa misma negativa. Se recibió de “importante”. Hasta se dio el lujo de despotricar contra el Gobierno nacional sin que eso le haga daño, ya que ese discurso forma parte de lo que será la estrategia electoral de Vamos Tucumán por estos lares, alejarse del Mauricio Macri de 80% de imagen negativa promedio en la provincia.

Sin embargo, desde el alperovichismo aseveran que la versión del intendente no es tal cual como él la contó. Afirman que las conversaciones llevaban tiempo y que su enviado se “lanzó a la pileta” porque había agua que venían echando hombres del propio jefe comunal en un largo diálogo con delfines del senador. Otro dato: desmienten férreamente haberle ofrecido la vicegobernación al espacio alfarista. Otra vez, alguien miente o dice la porción de verdad que más le conviene. Igual, la desmentida alperovichista llega tarde (y no puede hacerla pública porque la aclaración “oscurecería” todo) y la intentona aliancista coloca en una posición de debilidad al Alperovich que dice no necesitar de nadie, pero sale desesperado a buscar socios. En este caso, nada más ni nada menos que con quien se dijo de todo en lo personal y en lo político. Fue su peor jugada del año.

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