“Estamos de acuerdo con el significado de las palabras con las que discutimos: eso ya es tesoro”

“Estamos de acuerdo con el significado de las palabras con las que discutimos: eso ya es tesoro”

ASUNTO COMPLEJO. “Hemos discrepado en forma educada”, dice Grijelmo télam ASUNTO COMPLEJO. “Hemos discrepado en forma educada”, dice Grijelmo télam

Pegó un salto y se bajó del estrado después de haber moderado el panel más vibrante del VIII Congreso Internacional de la Lengua Española. Álex Grijelmo, el periodista español que se destaca por haberse preocupado y ocupado por la falta de intimidad entre los hablantes y su idioma, luce contento, pese a que tuvo que administrar palabras divergentes en una mesa titulada “Corrección política y lengua”. En ella, tras un intercambio vehemente y no exento de acidez, el académico Pedro Álvarez de Miranda terminó anunciando que si la “e” se establece como morfema (“todes”), será una novedad extraordinaria para el lenguaje (Ver página 14).

El pronóstico del catedrático e integrante de la Real Academia Española expresa la incertidumbre imperante ante un reclamo sin precedentes de igualdad lingüística. Pero Grijelmo, columnista del diario El País, ensayista, y fanático del humor que cultivan Marcos Mundstock y los otros “luthiers”, rescató la libertad y las coincidencias en una entrevista en el auditorio solemne de la Facultad de Ciencias de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad Nacional de Córdoba.

“Estamos de acuerdo con el significado de las palabras con las que discutimos: eso ya es un tesoro”, evaluó ayer, horas antes de que expirara un congreso polifacético, cuyo programa se propuso emular la estructura lúdica de “Rayuela” y posibilitó un baño de cultura perdurable.

- ¿Por qué el debate sobre la “corrección política” y, en especial, sobre el sexismo lingüístico generan tantas tensiones?

- Hay temas que desatan pasiones, ¿no? Conviene entonces procurar conducirlos con buen humor para destensar la situación. Lo principal es que hemos discrepado en forma educada y para debatir sobre nuestras discrepancias hemos partido del acuerdo de que hablamos la misma lengua, y que las palabras que utilizan quienes opinan de una manera y quienes defienden la posición contraria son las mismas. Estamos de acuerdo con el significado de las palabras con las que discutimos: eso ya es un tesoro.

- ¿Cuál es su opinión sobre la posibilidad de que la “e” se abra camino como “morfema genérico” y se generalice el uso de expresiones como “les niñes” o “les alumnes”?

- Es un asunto muy complejo que no me gusta despachar en respuestas de un minuto: me remito a lo que he escrito sobre eso en la prensa y en otras publicaciones. Yo estoy a favor de las reivindicaciones feministas y no quiero decir ni una palabra que pueda perjudicar esa lucha. Lo que he escrito lo he escrito con mucho cuidado buscando el equilibrio y expresando mi adhesión a esa causa. Entiendo que estamos en un debate emocional y que cualquier manifestación al respecto es arriesgada.

- Uno de los peligros del lenguaje políticamente correcto es la manipulación que ejercen quienes lo utilizan. ¿Cree que los hablantes comunes son conscientes de ello?

- No. Si fueran conscientes, no tendría tanto efecto ese lenguaje lleno de eufemismos y de manipulaciones que emite el poder. A veces, la gente oye “reforma fiscal” y cree que van a cambiar algunos artículos de la ley que rige la declaración de la renta, pero una “reforma fiscal” a menudo encubre una subida de impuestos. No dicen “vamos a subir los impuestos”, sino “vamos a hacer una reforma fiscal”. Si ello no tuviese efecto, nadie acudiría a ese lenguaje.

- Algo parecido sucede con el uso de la forma impersonal “se” para anular al sujeto. Por ejemplo, cuando los políticos dicen “el decreto se dictó”.

- Hay cosas que parecen que suceden solas. Una cosa es decir “la vereda se agrietó” y otra muy distinta, “el impuesto se aprobó”: alguien lo hizo necesariamente. A veces los sujetos son ocultados para protegerse de alguna acción que no es popular.

- Tanto la manipulación del idioma como su desmontaje demandan capacidad de pensamiento. ¿Qué recomienda a los hablantes que no quieren ser víctimas de estas operaciones discursivas y relatos?

- Por eso es fundamental la educación y por eso muchos gobiernos están desinteresados en promoverla. Para que tengamos una ciudadanía crítica e informada, con capacidad para estructurar la realidad y poner las cosas en sitio, y saber qué es importante y qué es trivial, hace falta la educación, la educación y la educación. Y dentro de ella, la lectura, la lectura y la lectura. La lectura es el gran escudo de la gente ante las manipulaciones.

- En este Congreso se ha hecho hincapié, por un lado, en la unidad hispanoamericana, pero, por otro, se cuestionó a las instituciones españolas: hubo críticas para la denominación “español” en lugar de “castellano” y hasta reproches a la participación del rey Felipe VI en la inauguración del foro. ¿Cómo ha recibido esos juicios?

- En España también hay españoles que criticamos al Gobierno y a las instituciones. No pasa nada: la libertad de crítica es un derecho fundamental y no me siento ofendido porque alguien ponga en cuestión las instituciones españolas igualmente que los españoles podemos criticar la corrupción en Argentina, y ningún argentino debería considerarse ofendido por eso. También nosotros tenemos nuestra corrupción: no estoy diciendo que en Argentina haya corrupción y en España no, por supuesto, sino simplemente que todo eso forma parte del ejercicio de la libertad de expresión.

- ¿Pero estas diferencias no llevan a pensar que la declamada unión de Hispanoamérica está bastante perforada, y que siguen muy abiertas esas venas de la conquista y la colonización de las que hablaba el uruguayo Eduardo Galeano?

- Yo no lo percibo así. A mí me parece muy bien que nos reunamos aquí en Córdoba para hablar, reflexionar y que cada cual se exprese. Veo esto con alegría y entiendo que es la fiesta de las palabras, y la celebración de una cultura común, y que estos encuentros nos ayudan a conocer a quienes hablan nuestra misma lengua y a disfrutar de su visión que también nos pertenece. Los tangos también son míos. Y Cafrune, Atahualpa Yupanqui y Gardel también son míos. ¡Y Les Luthiers son míos por encima de todo!

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