Cartas de lectores
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Productos para celíacos

No lo sé, por eso pregunto a quienes lo sepan y lo hagan conocer por esta misma vía, el siguiente pedido. ¿Los productos que deben consumir los afectados por la celiaquía (sin TACC) tienen algún impuesto (IVA) u otros gravámenes? Si es así, se encarecen casi al doble de los precios de los de uso general. Además, no están disponibles en forma masiva y muchos deben viajar varios kilómetros para obtenerlos, aumentando así el gasto. Si están gravados efectivamente, sería obra de buen gobierno disponer su eliminación y así abaratarlos y colocarlos dentro de los precios denominados “cuidados” y con la obligación de que se vendan en todos los comercios de toda ciudad, en especial en aquellos que cuenten con supermercado. Creo que esa medida, más que comercial, sería una cuestión de salud. No soy celíaco, pero trato de ayudar a aquellos que sí lo son. Quedo, como muchos, a la espera de alguna aclaración.

Ramón Humberto Acosta

Organismo medioambiental

Vaya un aplauso al rechazo por parte de los demás parlamentarios a tantos privilegios de los que gozaría el presidente del supuesto ente de Desarrollo Sostenible. Crear un ente con tantos privilegios para su presidente es lisa y llanamente poner al pueblo en la vereda del frente. Pareciera que el legislador Ariel García es el “enemigo”, esto va a total contramano de cualquier política ambiental bien intencionada. La pregunta es: ¿para qué se necesitan fueros y que se esté al amparo de un juicio político? Haría falta un organismo ambiental, ya que por ejemplo la actual Secretaría de Medio Ambiente de la Provincia muchas veces se demostró fría y hasta a veces ineficaz, quizás por no contar con medios o leyes ambientales que la ayuden a superar sus crisis (quema de cañaverales, vinaza cero, industrias citrícolas, ingenios, mataderos,  que siguen tirando sus desechos al Río Salí, etcétera), ya que la importancia del desarrollo sostenible es el proceso mediante el cual se satisfacen necesidades económicas y sociales para nosotros y las generaciones por venir. Ahora bien, en todo un contexto perfecto, nosotros los ambientalistas venimos luchando a “pata y pulmón”, manifestándonos, tirándonos debajo de tracabatos que quieren cortar árboles, filmando quemas de cañaverales visitando plazas con megáfono en mano, gritando a los cuatro vientos actitudes de antisociales, depredadores de bosques tapados en la política que luego se lavan las manos, “total soy legislador de…”. Entre todo eso, ganándonos duros enemigos. El medio ambiente se trabaja por vocación, no por contar con tantos privilegios que ya a esta altura estas prerrogativas son totalmente despreciadas por todo el pueblo. ¿Cómo el presidente de un ente va a tener tantas ventajas? Este trabajo debe ser ad honorem, ya que trabajar para la sustentabilidad de las generaciones futuras sería un privilegio.

Pedro Martínez

Evita y Jamandreu

En su libro “Qué tenían puesto”, Daniel Balmaceda rescata la siguiente anécdota contada por el famoso diseñador de moda Paco Jamandreu. Sucedió en 1946. Con motivo de un nuevo aniversario de la independencia argentina, el gobierno español deseaba condecorar a Perón. Para la ocasión, Evita le encargó a Paco un vestido verde, beige y marrón de jersey. Sobrio. El diseñador se lo llevó en la víspera a las seis de la tarde. En esa época los Perón vivían en Recoleta, en Posadas y Callao. Eva se probó el vestido. Frente al espejo, dudó. Algo le faltaba. Una alhaja, sin duda. Pero decidió no usar ninguna joya, “así las asombro a todas las viejas que van a ir como arbolitos de Navidad”. Jamandreu determinó que la solución era un collar de fantasía, opaco, con los tres colores del vestido. Caminó por la avenida Santa Fe y se topó con un negocio llamado La Sensación, donde, milagrosamente, vendían el collar de esos tres colores. Le costó monedas. Contento, regresó al edificio de la calle Posadas. Eva quedó encantada con su nuevo collar. Al día siguiente, durante la ceremonia estaba nerviosa. Cuando le entregaron la condecoración a su marido, Eva mordió una de las cuentas del collar, una de las verdes. Perón, sin controlar la risa, le anunció que tenía la lengua verde. El collar estaba hecho de fideos pintados.  

Luis Salvador Gallucci

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