Mala leche
27 Enero 2019

Por Soledad Barruti

América Latina, un continente con una población joven que se espera tenga 800 millones de consumidores en las próximas décadas, es vista por las empresas alimentarias como la tierra prometida: capturar los paladares de los chicos es la manera de tener a todos los clientes posibles del presente y garantizarse los del futuro.

Y los daños colaterales de esa misión ya son mensurables: la Argentina tiene la tasa de niños obesos menores de cinco años más alta de la región pero el programa de nutrición más importante en escuelas lo dicta Coca-Cola. En México, donde hay una epidemia de amputados por la diabetes, las gaseosas se colaron en los rituales indígenas y en las mamaderas. En Brasil, en pleno Amazonas, las comunidades que hasta hace poco no utilizaban botellas de plástico ven con pavor cómo sus hijos se vuelven el caballo de Troya que ingresa todos los días jugos de colores y bolsas rellenas de snacks de moda. En Colombia, los bebés están naciendo en talle XL y los adolescentes empiezan a sufrir el festival de cirugías que promete achicarles el estómago. Chile hizo el cálculo y lo anunció en todos los medios: la obesidad les cuesta por año 800 millones de dólares.

Curiosamente, en estos mismos países donde surgieron y hoy encuentran su mejor versión algunos de los alimentos más importantes de la humanidad: papas, calabazas, porotos, mandiocas, tomates y maíces coloridos, diversos, que no se parecen en nada a los álter ego transgénicos que rellenan y endulzan los comestibles de la góndola. Esos ingredientes son los que permiten la reproducción de miles de recetas sanas que las personas como Carlos Monteiro buscan defender.

Y la buena noticia es que como él, en cada país hay varios. Médicos, antropólogos, campesinos, legisladores, cocineros; mujeres y hombres que están intentando generar medidas de protección en ambos sentidos: para que las personas no se confundan en sus compras y para que la comida real mantenga su lugar preponderante en la mesa diaria.

* Fragmento de la introducción de Mala Leche (Planeta).

PERFIL

Soledad Barruti nació en Buenos Aires, en 1981. Es periodista y escritora. Trabaja en temas vinculados a la alimentación y la industria alimentaria en programas de radio y televisión, y en distintos medios gráficos como el diario La Nación y la Revista Mu. Sobre esa temática también brinda charlas en universidades nacionales e internacionales, y ciclos en todo el país y en el exterior. En 2017 estrenó Extinción, una conferencia performática en el Teatro Nacional Cervantes que luego fue presentada en México. Su primer libro de no ficción, Malcomidos, cómo la industria alimentaria argentina nos está matando, fue editado por Planeta en 2013 y se convirtió inmediatamente en un best seller que se continúa leyendo al día de hoy.

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