Manzur vicepresidente, Jaldo gobernador

Manzur vicepresidente, Jaldo gobernador

Manzur vicepresidente, Jaldo gobernador

Si usted ha leído el título tal vez piense que se prolongó el Día de los Inocentes. Sucede que la frase es la culminación de muchas y variadas especulaciones a partir de lo que sucedió, precisamente, el 28 de diciembre pasado. En ese sentido, la oposición está convencida de que Manzur es el autor intelectual de la maniobra que concluyó en el fallo judicial que le permitiría adelantar las elecciones provinciales para mayo o para junio, aunque nada es seguro todavía.

Eso implicaría, de ser cierto, que el mandatario estuvo en la génesis, que avaló los términos del recurso de amparo del Frente Renovador y que luego incidió de alguna manera para que los jueces de la sala I de la Cámara en lo Contencioso Administrativo respaldaran el planteo de los massistas tucumanos. ¿Es lo que ocurrió? Sin pruebas, sólo está permitido especular y denunciar como la oposición, que ha destruido políticamente al magistrado que opinó en primer lugar, Juan Ricardo Acosta, quien facilitara una sentencia que provocó brindis anticipados la semana pasada en la Casa de Gobierno, aunque también derivó en rostros angustiados entre la dirigencia peronista.

Es que todo debería acelerarse por los posibles efectos de la medida judicial, incluso los preparativos electorales. De hecho, un referente capitalino comentó, entre angustiado y sorprendido, que las reuniones para diseñar la estrategia electoral que tenía previstas para febrero las tuvo que adelantar para el sábado 30 y domingo 31 de diciembre. El que no se apura, pierde.

Los constitucionalistas más prestigiosos de la provincia hicieron lo propio con el fallo, pero desde su ámbito de especialización y de conocimiento; proporcionando a la oposición el argumento jurídico más sólido para poner en duda las intenciones de los jueces: el hecho de que se olvidaran de un artículo de la Constitución, el 100, a la hora de declarar inconstitucional la convocatoria a elecciones dos meses antes de la finalización del mandato.

Desde el plano político, para el oficialismo, esto es sólo “un mero detalle”. El sacudón semejante a un tsunami que azotó a la oposición le significó más satisfacción que los alcances relativos de la resolución de la Justicia. Manzur debe estar sonriendo desde alguna playa si es que realmente, como sostienen sus adversarios, pergeñó esta “travesura” de verano.

Mirando conductas e implicancias

¿Lo hizo? Sólo si lo confiesa será cierto, por de pronto lo único factible es detenerse en las conductas, en las sociedades políticas y realizar análisis que permitan aproximarse a la realidad a partir de las implicancias de la resolución de la Justicia.

Observemos, por ejemplo, que el gobernador y Massa se mueven en yunta, que son socios políticos en el plano nacional, que están en contacto permanente y que tienen una visión de futuro común desde Alternativa Federal; son los peronistas disidentes menos inflexibles del grupo y conforman un eje norte-sur (Tucumán-Buenos Aires) que alienta cualquier expectativa política. Hasta por una eventual fórmula presidencial: M&M. ¿Podían no saber qué estaba planeando el massismo tucumano? De una, estaban enterados, y cada cual hizo los cálculos sobre las consecuencias posibles en caso de un éxito judicial.

La pregunta que sigue es más obvia frente al M&M: ¿acaso Manzur no dijo que irá por la reelección? Aquí hay que decir que lo uno no quita lo otro. Y es en este punto donde entra el fallo y la elección anticipada, como valor político en el marco de una estrategia institucional ambiciosa, para proponer una respuesta.

El análisis que sigue es especulativo -distractivo, si se quiere-, como lo fue señalar la semana pasada que las elecciones podrían anticiparse al 12, 19 o 26 de mayo o al 2, 9 o 16 de junio. ¿Para qué adelantar los comicios si no es para desacomodar a opositores? Para poder ser también un candidato nacional. Es una posibilidad, hasta ahora inexplorada políticamente. Todo es posible en política, es un arte.

Hasta ahora se viene diciendo -y hasta lo admiten las fuerzas opositoras- que el adelantamiento de las elecciones provinciales le sirve al oficialismo para sacar ventajas electorales a causa del estado de desorganización y preebullicioso en el que se encuentran los adversarios. Totalmente cierto. El fallo desencajó aún más a los opositores, los alteró, y les provocó reacciones iracundas, entendibles y hasta justificadas, en contra del gobernador y de los jueces.

Para ellos se trata de una complicidad política antiinstitucional. Es decir, observan y cuestionan desde la condición de desventaja en la que los puso la resolución judicial y en función de sus propios intereses, ahora afectados. En el barrio se diría que reaccionaron como los que se sienten perdedores desde el vamos.

Retomando la línea: ¿Manzur se beneficia para potenciar su reelección en la provincia o está pensando realmente en algo más allá de los límites tucumanos al anticipar los comicios? A la primera parte de la pregunta se debe responder que sí, y a la segunda -como un decía un viejo y tonto chiste- también.

Nos detengamos en la segunda parte, que es la que permite escabullirse un poco de la política comarcana y bucear un poco más allá. Al respecto, primero hay que indicar que siete provincias realizarán comicios entre mayo a junio: Córdoba (12 de mayo), La Pampa (19 de mayo), Neuquén (10 de marzo), San Juan (2 de junio), Chubut (9 de junio), Entre Ríos (9 de junio) y Santa Fe (16 de junio). En ese marco, si en Tucumán hay elecciones en mayo o junio, por ejemplo, y gana Manzur en el principal bastión peronista de la argentina, hoy por hoy, va emerger como un dirigente del interior fortalecido y con proyección nacional.

Ya está en la mesa chica de los peronistas alternativos, creíbles o recuperables del virus “K”. Con una cucarda ganadora en el pecho se puede acomodar de otra forma en ese círculo privilegiado. Observemos que según el cronograma electoral nacional, el 22 de junio vence el plazo para la presentación de las listas de precandidatos para las PASO. Entonces, ¿es posible que para eso se haya pergeñado la estrategia para adelantar las elecciones provinciales? ¿Son tan buenos ajedrecistas como para vislumbrar y anticipar las jugadas? Y la realista: ¿es posible que todo esto pueda suceder? Veamos: a Massa le falta un segundo -a Lavagna también- y tradicionalmente el interior le aporta a los bonaerenses alguien de “pago chico” para fortalecer el binomio. ¿Hay tiempo? Hay tiempo.

Pero, a esta altura es conveniente y válido preguntar si Manzur puede ser electo gobernador y luego presentarse como candidato a vicepresidente. Una alternativa es que decida renunciar para que ello ocurra. La Constitución de Tucumán contempla esta posibilidad en su artículo 91 -si es que no existe “un 100” que diga otra cosa o lo mismo-, en el siguiente párrafo: “cuando un impedimento permanente afectare, antes de la asunción, a quien fue electo gobernador, el vicegobernador asumirá el cargo de gobernador y lo desempeñará hasta finalizar el período constitucional por el que fueron electos”.

Mirando los efectos

Sí, claro, en ese caso entonces, Jaldo gobernador. Tal como lo dice el título. El tranqueño al poder. Todo eso en el caso de que ocurra todo lo que se viene mencionando, que no son más que especulaciones posibles surgidas a partir de rumbear por otro sendero, no por el de las ventajas “locales” que otorga el incompleto fallo de la sala I de la Cámara en lo Contencioso Administrativo, sino por el de las posibilidades que abre por fuera de la provincia a los principales candidatos del oficialismo una elección anticipada. Tal vez ni lo pensaron, pero es otra puertita a a abrirse.

De nuevo, como al comienzo, el fallo fue funcional a los intereses del oficialismo. ¿Fue intencionalmente funcional a los propósitos del Gobierno? La gaffe judicial de no tomar en cuenta al artículo 100 de la Carta Magna (la elección de gobernador y vicegobernador se realizará dos meses antes de la conclusión del mandato de las autoridades en ejercicio) y sólo declarar inconstitucional el artículo 43 en su inciso sexto (la elección de autoridades se efectuará dos meses antes de la conclusión del mandato de las autoridades en ejercicio), implica que no se obró a conciencia, que se cometió un desliz mayúsculo o bien que hubo cierto apuro en dar a conocer la decisión antes de la feria judicial para generar un cimbronazo político y un desconcierto en las filas opositoras.

Desde este punto de vista fue un éxito político; los oficialistas del Ejecutivo todavía siguen descorchando champán por los efectos más que por las posibilidades que les abre la resolución. Ese apresuramiento por sacar el fallo es más patente en otro detalle -muy menor- de la sentencia: un error de fechas, algo que se podría haber subsanado con hacer un buen repaso del texto para advertir la equivocación histórica: menciona que la reforma constitucional de 1990 “fue publicada en el Boletín Oficial del año 2001 por disposición de la intervención federal”, cuando realmente eso sucedió en 1991. Fue la primera medida que tomó el cordobés Julio César Aráoz al hacerse cargo de la provincia.

Manzur vicepresidente, Jaldo gobernador; es la conclusión de un panorama puramente especulativo, sin intenciones de generar expectativas, con el único fin de aportar otra perspectiva. La sumatoria de tantos sucesos parece altamente improbable pero, como señala una frase que se le atribuye a Einstein: primero imaginar, después descubrir.

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