Ya son 23 las nuevas escuelas para jóvenes

Ya son 23 las nuevas escuelas para jóvenes

El proyecto PLaNEA impulsado por Unicef cerró el año con buenos resultados. Sigue en 2019.

FIN DE CURSO. Cora Steinberg (de anteojos), de Unicef, junto a los chicos. FIN DE CURSO. Cora Steinberg (de anteojos), de Unicef, junto a los chicos.

Calificaciones más altas, mejor rendimiento escolar en general y más incentivo para estudiar. Aunque todavía no se cuenta con datos sobre promoción escolar, esos tres indicios dan cuenta del éxito del proyecto Nueva Escuela para Adolescentes (PLaNEA) que impulsa Unicef en 16 establecimientos de la provincia, con alto nivel de vulnerabilidad social. Este año, de un grupo de escuelas que expresaron su interés en sumarse al proyecto (los docentes deben expresar su compromiso de participar de forma consciente), se seleccionaron siete, de modo que en 2019 serán 23 las instituciones educativas que se sumarán a la red de escuelas PLaNEA. En este proyecto participarán 2.500 alumnos y para 2020 se espera que sean 5.000, explica la especialista en Educación de Unicef Argentina, Cora Steinberg, en su último viaje a Tucumán.

¿Qué es PLaNEA? Un programa para lograr una educación inclusiva y de calidad que forme a los adolescentes en saberes y habilidades críticas para su vida. Que les permita desarrollar su presente con la mayor cantidad de herramientas para su futuro. Pero esta definición, que podría ser la de toda escuela, se distingue en esta propuesta porque está dirigida a jóvenes que necesitan el acompañamiento del Estado y de profesores capacitados para que puedan ejercer su derecho a estudiar. El objetivo es garantizar más y mejores condiciones para enseñar, aprender y promover el bienestar de estudiantes y docentes en la escuela.

PLaNEA parte de la certeza de que hace falta cambiar las formas de enseñar, de aprender y de estar en la escuela, para generar saberes y habilidades que los chicos y las chicas necesitan hoy, explicó Steinberg cuando vino a Tucumán a cerrar el acto central de fin de curso. En una encuesta que se distribuyó entre los directivos de las escuelas participantes se recogió buenos resultados como: “un mayor entusiasmo de chicos y chicas por participar, y bajó el porcentaje de alumnos y alumnas que estaban en situación de rezago entre en los primeros trimestres del año pasado y este. Esto nos da aliento porque esta habiendo un cambio en la forma de trabajar que implica mayores aprendizajes”, destacó la experta.

Un dato interesante: durante el año alumnos y profesores realizaron una autoevaluación de los objetivos que se alcanzaron y los que no, para ver cómo llegar a ellos. “De esa manera el docente puede valorar el proceso del aprendizaje durante la marcha y no solamente al momento de la prueba final, porque el proyecto propone una evaluación formativa. De esta manera el docente va viendo qué aspectos han quedado por resolver y se van proponiendo estrategias sobre la marcha. Esto implica un cambio de mirada en cuanto a la enseñanza y también a la forma de evaluar”, resalta Steinberg.

El proyecto de las escuelas de nuevo formato se basa en la participación activa de los estudiantes en el proceso de aprendizaje a partir de distintas actividades que se ponen en juego: la resolución de problemas, la toma de decisiones, la búsqueda de datos en distintas fuentes de información y el ejercicio de relacionar contenidos, saberes y lenguajes entre sí. La iniciativa busca que los alumnos desarrollen capacidades acordes con el mundo contemporáneo y desarrollen habilidades para la vida en sociedad, como la empatía, el respeto a la diversidad y la construcción de vínculos positivos. Se basa en el trabajo multidisciplinario y colaborativo. Los alumnos, colocados en el centro del hecho pedagógico, trabajan haciendo uso de las tecnologías, con alfabetización digital y aprenden a programar.

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