Cuando perdonar al diablo es más saludable que odiarlo

Cuando perdonar al diablo es más saludable que odiarlo

Esta es la historia de un hincha que cumplió el sueño de trabajar de lo que le gusta y en el lugar donde siempre quiso.

EN SU HÁBITAT. Cueva posa en la cancha central del complejo de Ojo de Agua. Allí trabaja todos los días, preparando a la Reserva junto a Pablo Aguirre. EN SU HÁBITAT. Cueva posa en la cancha central del complejo de Ojo de Agua. Allí trabaja todos los días, preparando a la Reserva junto a Pablo Aguirre.

Después de todas esas preguntas sin respuestas, de jamás entender por qué le pasó a él, Guido Cueva comprendió que si seguía acumulando odio, lo único que hacía era perjudicarse solito su propia vida. A veces le cuesta creer en justicia. Duda.

“El que me apuñaló tenía un año de pedido de prisión preventiva, cosa que creo ya se cumplió. Me cuesta entender por qué no elevaron la causa a juicio. Tampoco por qué se demoró tanto en meterlo preso cuando la fiscal del caso sabía que el tipo este era vecino de la cuadra donde me atacó. Es más, si está libre, estoy seguro que hará lo mismo de nuevo. Que saldrá a robar, a lastimar, a hacer daño.” El prólogo de dolor de Cueva es interminable, pero a su vez busca el camino ideal para seguir adelante.

“Al día de hoy debo seguir rehabilitándome. Reír me hace bien. Por suerte, lo que tengo que curar es mi pulmón y sería algo así como reponerme de un esguince de tobillo, je”, confía.

Cueva es un manto de paz. “La bronca y la furia me duró un tiempo. El día de la rueda de reconocimiento, cuando lo vi, tenía ganas de molerlo a golpes. Ese día me quebré, me descompuse; me sentí impotente. ¿Si me dieron ganas de matarlo? Creo que no me animaría, con molerlo a golpes me alcanzaba.” No termina de decir eso que intenta volver sus palabras atrás.

“Creo que sí, que lo perdonaría, pero lo haría porque yo debo seguir adelante. Esta persona seguramente seguirá haciendo daño y lo lamento por su familia que, según me contaron, es muy buena y trabajadora. Con un primo y un hermano hacen desastres”, dice Cueva, y mira al cielo. “La verdad, prefiero concentrar energías en toda la gente que me ayudó, la vecina, mi familia, la gente del Padilla, y todos lo que, al fin y al cabo me hacen feliz. Como Atlético, je”.

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