Por Jorge Figueroa
02 Octubre 2018
“CLAUDIA”.Las labores cotidianas se reflejan en la obra de Ramón Teves.
Ramón Teves dice que identifica a la tucumanidad como el reconocimiento de lo propio. “De esos elementos y comportamientos cotidianos que penetran en la cultura, y hace que ella penetre a su vez en nosotros”, explica.
El artista retrata familiares, amigos y escenas cotidianas desde 2001: “Gigi y Julio” (toma directa), “Batman”, “Prócer”, “Familia Romano”, “Caja de luz (Caja de Pandora)”, “Vendedor de golosinas” y “Tía Mecha” son algunas de sus imágenes. Es su mundo, que integra esa tucumanidad, como dice; un mundo que le pertenece, pero también a los demás.
Si no existe arte que no sea autorreferencial, sí puede señalarse que se avanza más en esa dirección cuando se presume autobiográfico o intimista.
Precisamente, “Tucumanidad” es el título de una muestra que inaugurará en la Fundación OSDE (avenida Aconquija 1.201) mañana a las 21. Se trata de un conjunto de 20 fotografías, con trabajos conocidos y otros nuevos que se podrán recorrer en esa firma de Yerba Buena. Retratos que no resultan indiferentes, porque hay algo extraño en ellos, que convoca la atención. Son distintos al resto; fuera de lo común.
El llamado Pop Latino, creado por el fotógrafo santafesino Marcos López, está vivo en la intertextualidad de esta obra. “La estética pop sigue de cierta forma presente en mi manera de mirar; en esta muestra hay un acento en la paisajista urbana de Tucumán; de personajes dentro de ese paisaje”, describe Teves, quien menciona la serie “Cajas de Luz”, que no es muy conocida.
Color
López reconoce el mestizaje y el kitsch en su prolífica obra. Teves exalta el color, los planos y la luz. Véase el verde manzana en la obra “Tía Mecha”. El santafesino “transpira argentinidad”; Teves, “tucumanidad”.
Hay humor y la ironía, datos apropiados que llevan la marca del arte contemporáneo, pero que surgen de la misma realidad.
“Sutilmente, sus personajes encarnan el drama existencial que nos atraviesa como sujetos”, señala la curadora y crítica de arte Valeria González. “Los retratos obligan al espectador a desviar la mirada hacia todo lo que hay alrededor”, agrega.
Ese “alrededor” y ese desvío de la mirada destaca la escenografía, ni más ni menos, donde están planteados esos personajes. Acerca de los rostros, se coincidirá en que son poco expresivos, ya que no hay casi gestos en esos cuadros, en sus enfoques. Lo que se ve es lo que está; pero hay que mirarlo, hay que percibirlo, para otorgarle su real dimensión.
“Tucumán lo inunda (a Ramón Teves) y lo trepa como una enredadera, impregnándole la exuberancia de sus formas, la belleza honda y solapada, y una naturaleza que florece incansable más allá de cualquier aberración o posible artificio, naturaleza que es su propio universo”, escribe en el catálogo María Domínguez.
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