Cartas de lectores
29 Agosto 2018

LA RUTA DE LOS CUADERNOS “k” (I)

Deseo felicitar por medio del espacio “Cartas de Lectores” la columna editorial de LA GACETA del 26/8, denominada “La juventud ante las revelaciones de la corrupción” -con la causa denominada “Los cuadernos K”, a partir de los escritos que presentó el ex chofer Oscar Centeno (foto)-, pues la considero una síntesis tristemente perfecta de la realidad actual de nuestra Argentina, tanto que muchos padres deberían leerles esos contenidos a sus hijos.

Miguel Ángel Sáez

LA RUTA DE LOS CUADERNOS “k” (II)

Estoy totalmente de acuerdo con la carta del lector Ávila (25/8), referente a las rutas de los cuadernos “K” que fueron reveladas recientemente. Viendo la realidad del país, los últimos tres años, ¿quién nos saca de la crisis cambiaria, crisis social, crisis política, crisis gubernamental y crisis financiera? El gobierno distrae al pueblo con la despenalización del aborto, la corrupción de los gobiernos anteriores, allanamientos de las viviendas de ex políticos, etcétera. Soy un ciudadano que aprendió a no comer vidrio. El gobierno actual no hizo nada por el país, sólo endeudarse ante el FMI, pagando sus consecuencias el pueblo trabajador que absorbe los tarifazos de los servicios públicos, la inflación en los alimentos y en las vestimentas, aumentos en las tarifas públicas de transportes, aumento en los alquileres de las viviendas, etcétera. Señores gobernantes, nuestro querido país requiere un gobierno de verdad, no títeres de las grandes potencias.

Jacinto Barrionuevo

EL MAPA DEL DELITO

La iniciativa de elaborar un “mapa del delito” para San Miguel de Tucumán se remonta a principios de este siglo y continúa en gestación. En el año 2014, LA GACETA (11/10/2014) informó la inauguración de una división de mapa del delito en el ámbito del Poder Judicial, y el reciente informe a la Legislatura Provincial del ministro de Seguridad indica que un pasante de la universidad está trabajando en un mapa del delito (nota de Roberto Delgado en LA GACETA del 25/8). Aparentemente no se ha efectivizado aún un procedimiento analítico para combatir el delito en Tucumán. De hecho, la concepción de “mapa del delito” como un producto a alcanzar, es obsoleta. Es una concepción centrada en lo visual, estática, limitada a la ubicación espacio-temporal de eventos delictivos. Para lograr un avance significativo en la prevención del crimen, se debería remplazar “mapa del delito” por “análisis geoespacial del delito”. El análisis geoespacial del delito tiene dos ramas complementarias: una se enfoca sobre los eventos delictivos, y la otra sobre las causas de dichos eventos. Ambas hacen uso intensivo de técnicas de estadística espacial y de sistemas de información geográfica. El análisis visual de eventos delictivos, sean estos representados por chinches sobre un plano en papel o por puntos en la pantalla de una computadora, se torna inoperante a poco que crezca la densidad espacial de los eventos. En tales casos es conveniente recurrir a la estadística, que ofrece robustos métodos para caracterizar la distribución espacial y temporal de eventos delictivos, y permiten distinguir patrones en una nube de puntos a primera vista insondable. Los resultados de tales análisis permiten inferir no sólo cuáles zonas son más propensas al delito, sino también hacia cuáles otras zonas es probable que se extienda el crimen. La segunda rama en el análisis geoespacial del delito, conocida como Análisis Espacial de Riesgos, se enfoca sobre los elementos de infraestructura urbana que potencian, que catalizan el delito. Este enfoque complementa al anterior, ya que el crimen está siempre asociado a un lugar físico. La concentración geográfica de eventos delictivos es sólo un síntoma; la causa de esa concentración es el ambiente social, económico o geográfico. Si se comprenden ambas condiciones, la descriptiva y la causativa, un plan de prevención del delito tiene mayor probabilidad de éxito. El análisis geoespacial del delito requiere formación en estadística, datos detallados y numerosos, y una inversión monetaria sostenida en el tiempo. Vale el costo.

Gustavo Bonorino

LAS VENTANAS ROTAS DEL ESTADO

Desde la Criminología, se puede estudiar el fenómeno delictivo desde múltiples aristas. Así surgieron diversas teorías explicativas del fenómeno de la desviación social. Así, un psicólogo social de la Universidad de Stanford, Philip Zimbardo, llevó a cabo en el año 1969 un interesante experimento que devino teoría gracias al trabajo que fue publicado en marzo de 1982 en The Atlantic Monthly. Este trabajo se vino a llamar “La Teoría de las Ventanas Rotas” (“Broken windows: The police and neighborhood safety”). En 1996, aparece el libro “Arreglando Ventanas Rotas”, una publicación de criminología y sociología urbana, que habla acerca del crimen y las estrategias para contenerlo o eliminarlo de vecindarios urbanos. De modo sencillo, lo que dice la “Teoría de las Ventanas Rotas” es simple: si en un edificio aparece una ventana rota, y no se arregla pronto, inmediatamente el resto de las ventanas acaban siendo destrozadas por los vándalos. ¿Por qué? Porque se está transmitiendo el mensaje: aquí nadie cuida de esto, esto está abandonado. Independientemente de las críticas que le hicieron, sigue siendo motivo de estudio porque contribuye a explicar, junto a otras doctrinas, el fenómeno que nos ocupa y sus posibles soluciones. Sin embargo, aparece inadvertida o desconocida. Basta con caminar la calle y circundar barrios e ingresar a su interior para observar la desidia de un Estado ausente. Desidia que se manifiesta en el mal plagio a una Venecia del subdesarrollo, con un olor nauseabundo de cloacas que afloran la misma esencia de alguna dirigencia política; que tolera la rotura de calles y acopio de montículos de escombros, donde una obra simple de bacheo dura años, con el consiguiente peligro que acarrea por la falta de señalización. Con la corrupción pasa algo similar, e impacta en la sociedad, que acepta muchas ventanas rotas, pequeñas transgresiones de las normas que, al no ser reprimidas, abren el camino a comportamientos desviados, que luego se convierten en delitos. Esta corrupción se inicia en el Estado y baja a los grupos sociales e individuos, porque son apropiaciones de lo común en beneficio individual. Basta con observar autos en doble fila, compras sin facturas, coimas, privilegios, amiguismos, llegar a puestos de decisión por afinidad y no por competencia y capacidad, etcétera. Ergo, el problema de seguridad en Tucumán es más complejo de lo que se imagina y se discute, puesto que el orden social está quebrado y vacío de valores. Las ventanas están rotas porque se privilegia el bien individual sobre el de la comunidad, instalándose el “vandalismo social”; precisamente porque se transmite el mensaje “aquí nadie cuida de esto, esto está abandonado”. Una sociedad fuerte, tiene un Estado sólido, con políticas públicas claras y coordinadas. Esto sólo se logrará arreglando las ventanas rotas.

Mario Alejandro Herrera

“NO PASA NADA, TRANQUILOS”

El imparable incremento del dólar, la continua suba de la nafta, los impagables impuestos de servicios, el congelamiento del consumo, la caída de la industria, la desaparición de las PyME, la quita de medicamentos, el alza del boleto urbano de pasajeros, la depresión salarial de los sueldos, el paro de las universidades públicas y cuántas cosas más, señor presidente, Mauricio Macri. La infortuita declaración de quien conduce este país me dice que carece de sensibilidad social, o sus asesores le mienten.

Williams Fanlo

CRÍTICAS A LÍNEA DE COLECTIVOS

Las mayoría de las unidades de la Línea 8 del servicio urbano del transporte de pasajeros, cuando llegan a la esquina de calles Don Orione y Viamonte, desvían su sentido de circulación para cualquier lado, sin respetar el recorrido habitual. Cuando los pasajeros se quejan, (los choferes) contestan groseramente y aducen que a ellos los autorizan los inspectores de la empresa. Pregunto: ¿y la ordenanza municipal? ¿Y los inspectores de transporte? Bien, gracias.

Hugo Armando Vallejo

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