Eduardo Grüner asegura que “el arte debe inquietar y poner el dedo en el enchufe”

Eduardo Grüner asegura que “el arte debe inquietar y poner el dedo en el enchufe”

El intelectual dicta un seminario sobre el pensamiento crítico. “No se puede pensar sin Marx y Freud”, aseveró. El presente permanente.

REFLEXIONES. Eduardo Grüner afirmó que los jóvenes no saben historia y cuestionó el culto por el presentismo. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ. REFLEXIONES. Eduardo Grüner afirmó que los jóvenes no saben historia y cuestionó el culto por el presentismo. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ.

Eduardo Grüner es uno de esos intelectuales clásicos: puede hablar horas del cine o del arte tanto como dictar seminarios en las provincias o en el exterior, sea Ecuador o México. “Los papeles de la UBA dicen que soy sociólogo y doctor en Ciencias Sociales, pero uno es lo que hace”, le dice a LA GACETA durante una larga entrevista en la que, prácticamente, prendió un cigarrillo tras otro.

Se reconoce como benjaminiano y sartreano, deudor y estudioso de la Escuela de Frankfurt. “Creo que se piensa, o al menos se debería, a partir de Carlos Marx y de Sigmund Freud, define. Es autor de “Un género culpable”, “El sitio de la mirada” y “La cosa política”, entre otros numerosos textos. Escribió un centenar de ensayos en publicaciones nacionales e internacionales.

Por estos días dicta el seminario “El arte como pensamiento crítico” en el Museo de la UNT, organizado por la Escuela de Cine y el Proyecto Piunt, de “Prácticas artísticas y culturas digitales”. Recuerda que conoció esta ciudad hace más de 50 años, pero es la primera vez que la visita para brindar una actividad académica. Grüner es un referente de la intelectualidad de izquierda, de la que sólo se reconoce como “un compañero de ruta”.

- ¿Cuál es su objeto de estudio?

- Además de los papeles de la UBA que dicen esto o aquello, uno es lo que hace. Me ocupo de la cultura, el arte o la sociología, en sus fronteras tan borrosas, porque es muy difícil de definir el arte, por ejemplo. En los años 50 un antropólogo había anotado ya 350 definiciones de cultura. Uno porque enseña y explica necesita ubicar los conceptos en sus respectivos casilleros, pero bueno, las etiquetas no funcionan. Trabajo con la Escuela de Frankfurt, en particular con las ideas de Walter Benjamin, un autor muy complejo por sus conceptos y también por su escritura. Pero en realidad soy un gran sartreano... falta poco para sea su retorno, espero verlo.

- Sin Benjamin....

- No se puede hablar de arte o de cultura sin Benjamin, que es inclasificable. ‘El pasado es nuestro presente que viene a relampaguear cuando estamos en peligro’. Uno de los problemas que trae aparejado todo esto es que se perdió mucho la dimensión histórica... los jóvenes no saben historia. Hay un presentismo permanente, se cree en un presente perpetuo. No olvidar que el pasado es nuestro presentar, que hay que pensar críticamente. Sin Marx y Freud no se puede pensar, no se debería poder pensar. Ellos son nuestros griegos de la modernidad. Hay una obsesión en pensar la tragedia en este tiempo.

- ¿Qué hace el pensamiento crítico?

- Lo que hace es poner el dedo en el enchufe, su tarea es crear el cortocircuito, no arreglar el enchufe. El arte no debe tranquilizar o procurar que uno se sumerja en la belleza y la armonía. Eso está bien, nadie se opone, pero el arte debe inquietar, crear perplejidad, que la gente se haga preguntas. Es bueno que ante el primer contacto con una obra, la gente no la entienda, porque eso la llevará a preguntarse.

- ¿Y la estética?

- La estética es una reflexión sobre el arte, pero corre el riesgo de encerrar lo que es la obra. Siempre me pregunto por qué en los museos no se pueden tocar las esculturas. El sentido del tacto está vedado por la modernidad, que privilegió lo que se llama la contemplación a la distancia. Sé que hoy existe todo un debate para redefinir los museos pero fueron el templo del arte, lo que es sintomático porque anuncia la industria cultural. Sí, claro, el cubo blanco.

- ¿Qué opina del arte contemporáneo?

- Es un mundo de preguntas, hay mucha apuesta a lo efímero, a lo transitorio, al presentismo, pero con una gran dispersión de soportes. Es necesaria una redefinición de los códigos. Antes era fácil, pero desde hace mucho que no hay respuestas claras. Hay también arte conceptual. La fotografía ya no puede ser la reproducción fiel de la realidad, hoy todos sacan fotografías y lo hacen muy bien.

- ¿En qué artista hace eje?

- Bacon, sin dudas, que es uno de los pocos artistas del siglo XX que cumple la tarea de inquietar. Nos hace ver con la distorsión de sus cuerpos, de cómo los representa, la descomposición del ser humano, la degradación, la condición humana en definitiva.

- ¿Duchamp?

- Sí, claro, Duchamp es como el inventor del arte conceptual, aunque después muchos le quisieron encontrar belleza al mingitorio, con la metáfora que significa un mingitorio, nada menos.

- Un mundo de imágenes

- Este capitalismo tardío fomentó la imagen narcisista. La gente cuenta en Facebook como saca a pasear el perro... es estúpido realmente.

- ¿Usa las redes sociales?

- Para nada. No tengo Facebook ni Twitter ni teléfono celular. Sí tengo computadora y aprendí un poco a manejar los mails para comunicarme y googlear lo básico. Pero bueno, es una forma de esnobismo también que a veces se la disfraza de resistencia no sé a qué. Es como decir ‘soy diferente’. Me preocupa mucho la uniformización de la gente que se hace con la tecnología, con las redes sociales. Pero ya sé, es un campo de batalla que hay que darla y que hay que estar. Finalmente la tecnología siempre establece un sistema de relaciones sociales.

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