Verificación del estadode los locales escolares

Verificación del estadode los locales escolares

A un mes del inicio del periodo lectivo en Tucumán, parece oportuno tocar algo que es recurrente, a esta altura del año, en nuestro comentario editorial. Nos referimos al estado que presentan los locales educativos en el territorio de la provincia. Respecto a ese tema, nos parece que debe despejarse todo obstáculo que pudiera afectar el normal comienzo de las clases.

Los edificios escolares, tanto de la campaña como de la ciudad, muchas veces no están en las condiciones adecuadas para llenar acabadamente su destino. Es lógico suponer que durante los meses de receso se han agravado las falencias que muchos de ellos presentaban. Piénsese, por ejemplo, en las copiosas lluvias últimas, que pueden haber creado problemas en las techumbres. Eso si no se les han sumado otros deterioros, a veces importantes, generados tanto por la inactividad como por aquellos desgraciados hechos de vandalismo o de latrocinio que, con frecuencia, suelen registrar muestras columnas.

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Lo referido hace necesario que las semanas que faltan se utilicen, concienzudamente, para relevar las deficiencias que existieran y proceder a su inmediata reparación. Hay rubros a los que es elemental encarar con preferencia. Por ejemplo, los que tienen que ver, repetimos, con el arreglo de techos, así como lo atinente a la seguridad de cada local y a sus instalaciones sanitarias y eléctricas. Además, deben practicarse también otras tareas necesarias, como la limpieza de los tanques de agua o el desmalezamiento del entorno, para citar solamente algunos puntos y a título de ejemplo.

En otras ocasiones, los municipios y las comunas rurales han colaborado en la atención de tales arreglos. Sería conveniente que reiteren ese valioso aporte, teniendo en cuenta que es de interés, para toda la comunidad, el desarrollo sin tropiezos de la trascendente tarea educativa en todos los establecimientos del territorio provincial.

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Se supone que el área de Educación, en estos meses de inactividad, ha efectuado o está efectuando las reparaciones que son habituales en los inmuebles escolares. En el caso de que no las haya concluido todavía -como sería deseable- corresponde que se tomen las providencias para completar a la máxima brevedad tales trabajos, de modo que haya desaparecido todo inconveniente edilicio, a la hora de abrir el periodo lectivo.

En otro orden, no es ocioso recordar que no solamente las deficiencias en los locales pueden perturbar esa apertura.

Como lo enseña la experiencia, son frecuentes los casos en que, en algunas escuelas, se produzca a último momento la falta de docentes; o que aparezcan alumnos que hayan quedado al margen de los asientos disponibles. Estas y otras cuestiones posibles, pueden y deben ser previstas y solucionadas en debida forma antes de que las clases comiencen, para que no susciten las muy comprensibles quejas de padres de los alumnos afectados.

En síntesis, el poco tiempo que queda debe ser empleado, por las autoridades educativas, en una cuidadosa verificación de rubros como los que aludimos, y en la adopción de las medidas que los corrijan totalmente antes del 5 de marzo. En este, como en todos los casos, corresponde una política previsora y amplia, apta para examinar los asuntos y encontrar la solución que requieran. Nunca debe olvidarse que la educación representa, en todo tiempo, una candente prioridad dentro de las tareas del Estado.

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