El menor admitió que arrolló a Paula Argañaraz y el fiscal pidió que lo alojen en el instituto Roca

Luego de que su defensor dijera públicamente que él manejaba el automóvil que arrolló a Paula Argañaraz el domingo a la madrugada, el adolescente de 16 años se presentó en Tribunales y confesó todo. Ante esa situación, el fiscal Diego López Ávila ordenó imputarle el delito por el que acusaban a su madre, lesiones culposas agravadas; entonces la mujer, la odontóloga María Berta Poliche, quedó libre. Si bien se pidió que el menor de edad fuera alojado en el Instituto Roca, el Juzgado de Menores decidirá esta situación hoy, cuando le remitan el expediente.

“Contó todo lo que pasó esa noche: que tomó el auto de su madre sin permiso, que su intención era ir a una fiesta a la que nunca llegó, que cargó nafta y luego se cruzó con la chica Argañaraz”, afirmó el codefensor Arnaldo Ahumada a LA GACETA. El abogado representa a Poliche y a su hijo junto con María Fernanda Battig.

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Sobre el momento del impacto, el muchacho le dijo al fiscal que intentó evitarlo. “Pisó el freno pero no pudo parar el auto. También dijo que vio gente que corría y se asustó, por eso no frenó. Intentó comunicarse con su padre -que está divorciado de su madre- y no pudo hablar, por lo que se fue a la casa de unos hermanos. Estaba muy angustiado, como lo está ahora, y por eso se quedó en esa casa. Uno de sus hermanos fue hasta el lugar del choque pero ya no había nadie”, agregó Ahumada.

Tras la confesión, López Ávila le imputó el delito al adolescente y desde la fiscalía se comunicaron con el Juzgado de Menores para solicitar que se lo alojase en el Instituto Roca. Según varias fuentes del caso, en ese momento se vivió un episodio confuso. Primero se pensó que se había otorgado la medida tutelar, por lo que la defensa llegó a pensar en la posibilidad de interponer un hábeas corpus; sin embargo, luego se comunicó formalmente que todas las actuaciones debían ser remitidas y que la decisión se tomaría hoy, tras estudiar todos los cuerpos. Por esto, el adolescente se marchó a su casa.

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Por tener 16 años, el acusado podrá ser juzgado por este hecho ante un tribunal; sin embargo, si estos lo hallaran culpable, la eventual condena quedaría en manos de un Juzgado de Menores.

Al imputar al menor, la causa cambió de acusado y la madre recibió la notificación de su liberación. Al cierre de esta edición, sus defensores estaban haciendo los últimos trámites para que pudiera abandonar la comisaría de de la Mujer.

La confesión del adolescente confirmó algunas sospechas que sobrevolaban en la investigación. El fiscal, que trabajó con personal de la comisaría de Yerba Buena al mando del comisario Mauricio Álvarez, tenía casi probado que Poliche participó el sábado a la noche de una reunión de atletas y que regresó a su casa del country del Jockey cerca de las 3 de la mañana. Los investigadores estimaban que el menor había salido en el auto después, aunque todavía no podía saber si había tenido autorización.

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Con todo, hay una parte de la investigación que no coincide con el relato. Es que se baraja que el joven sí estuvo en una fiesta esa madrugada, que se habría desarrollado en Yerba Buena y en la que habría ingerido alcohol. Además, de acuerdo a las versiones que manejan, habría sido expulsado de la reunión por haber protagonizado un incidente.

En ese punto, vuelven a conectarse la confesión y las sospechas. El Honda Fit fue filmado en una estación de servicio de avenida Aconquija al 1.700, a seis cuadras del lugar donde se produjo el siniestro. Salió de ahí y circuló por la avenida hacia al este, según lo que muestran las cámaras. Luego de arrollarla, huyó a alta velocidad y decidió regresar a su vivienda por Bascary. Cuando transitaba por esa arteria, casi choca contra una pareja. Justamente, fueron ellos lo que aportaron los datos a la familia Argañaraz para avisarle que ese auto podría haber participado en el accidente de Paula.

Por otro lado se siguen buscando elementos para confirmar quién era el conductor. Aún se espera que la administración del country donde viven envíe las imágenes de las cámaras. Los vecinos del lugar indicaron a LA GACETA que es imposible que su vuelta no quedara grabada, ya que los propietarios, para poder ingresar, deben detener el automóvil y pasar una tarjeta con un sensor que permite el ingreso.