"Se terminó el modelo de amiguismo; de hijos y entenados"

"Se terminó el modelo de amiguismo; de hijos y entenados"

LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ.- LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARÁOZ.-
20 Noviembre 2016
Hasta hace un año, Ricardo Delgado seguía el rumbo económico desde su cargo de director de Analytica y, anteriormente, desde Ecolatina. También asesoró al Frente Renovador de Sergio Massa, hasta que el presidente Mauricio Macri lo convocó para ocupar la Subsecretaría de Coordinación de Obra Pública Federal, dependiente del Ministerio del Interior. Hoy, desde ese cargo, está convencido que, en materia de trabajos públicos, el que sepa leer que por este programa pasa el futuro del país, tendrá más oportunidades de capitalizar en el largo plazo. Pero, en el corto plazo, el economista sostiene que es necesario apuntalar el consumo, tras un año duro de normalización macroeconómica, que ha impactado en el bolsillo de los argentinos. En su paso por Tucumán, luego de participar en el Congreso Nacional de PyME Constructoras, Delgado habló con DINERO acerca del rumbo que la nueva gestión le imprimió a la obra pública.

-¿La obra pública es uno de los puntales para el año electoral?

-Creo que las obras de infraestructura van a tener un salto importante el año que viene. Aspiramos a que el Congreso sancione el Presupuesto que la contiene. Pero, paralelamente, creo que se están activando mecanismos de inversión privada que es, en definitiva, uno de los desafíos de la gestión. En ese aspecto, celebramos la sanción del modelo de Participación público-privado, uno de los vehículos que permitirá generar modelos asociativos inéditos, en los que el Estado y el sector privado se unan en proyectos específicos. Eso se observará a lo largo de 2017.
 
-¿Por qué ese esquema no fue diseñado antes?

-Para que un sistema de esta naturaleza prospere es fundamental que la inversión sea de largo plazo. En ese aspecto, la Argentina necesitaba erradicar los problemas cíclicos de balanza de pagos y fiscales que, de a poco, estamos normalizándolo, en el plano macroeconómico. Claro que esa tarea no ha sido difícil porque, al principio, había que tomar medidas complejas. Pero creo que el año que viene tendremos una macro más estabilizada en materia de inflación y económica en general. Esto, indudablemente, le permitirá al inversor pensar mejor en el largo plazo. Lo que sucedía es que antes no había una normativa que le asegure eso. Sí existía un decreto de 2005, pero que no daba certeza ni seguridad jurídica para las inversiones en el tiempo, a 15 o a 20 años. Hay que recordar el contexto, el de una economía que salía de corregir los problemas de endeudamiento, de la falta de pago a los acreedores. Pero no había la normativa que el inversor requiere para volcar sus capitales.

-La población reclama más transparencia en la adjudicación y en la ejecución de obras...

-Claramente. Estamos trabajando con fuerza en eso. Particularmente, lidero una iniciativa para contar con una norma de transparencia y buenas prácticas, tanto en la inversión del Estado como de los privados. Puedo decir que hay un contexto completamente diferente al de antes en materia de obras públicas e infraestructura, distinto a aquellos donde los hechos de corrupción y los bolsos tirados por ex funcionarios en los conventos del conurbano bonaerense hacían que no fuera el ámbito más adeudado para poder generar un shock de inversiones. Estamos convencidos que las obras públicas deben realizarse en un marco de transparencia, publicando todo, permitiendo que se bajen gratuitamente los pliegos para garantizar la mayor participación posible de las empresas y evitando que la actividad se cartelice o se armen mesas chicas de la construcción.

-¿Se pueden sostener los precios en un clima inflacionario?

-Hacer obras de infraestructura en un contexto inflacionario es complicado, más aún cuando te mintieron con los índices de inflación. Evidentemente, en algún momento las obras se iban a paralizar. De hecho, esos trabajos estaban paralizados desde 2015 y hubo que sanear administrativamente muchas cuestiones, además de las des prolijidades existentes, por usar un término suave. Faltaban expedientes, certificados de avances financiero y también los físicos de obras. Ahora podemos decir que está saneado.

-Siempre se dijo que, en materia de reparto de obras, hubo favoritismo. ¿Qué sucede ahora?

-Sin dudas, se terminó el modelo de amiguismo; de hijos y entenados; de ganadores y perdedores en función de la afinidad política con el gobierno de turno. Insisto; no habrá favoritismo para ninguno. O mejor dicho, se favorecerá a los sectores que necesitan más contención en obras de infraestructura física y social, como por ejemplo para ampliar redes de agua potable, cloacas, recursos hídricos y viviendas, que es nuestro ámbito de acción. Como en el resto de los ministerios que administran obras, las necesidades son infinitas. Las 23 provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tienen esas necesidades en materia de infraestructura. La verdad, no miramos el color político de nadie; miramos la necesidad de la población en base a la planificación.

-¿Por qué cree que se da este debate revisionista sobre si la gestión Macri replica otros modelos del pasado económico?

-Creo que las discusiones son buenas, pero me parece que hubo declaraciones que no fueron del todo afortunadas. No estamos repitiendo modelos que terminaron mal como la dictadura que, además de los horrores en términos de Derechos Humanos, también los tuvo en materia económica. Tampoco el de los 90. Creo que los argentinos debemos mirar siempre hacia adelante, pero teniendo un ojo en el retrovisor para aprender lo que no hay que hacer del pasado. Creo que lo peor que le puede pasar a la Argentina es que, siendo un país con tanto potencial, siga teniendo tantos pobres y excluidos del sistema, gente sin oportunidades. Creo que todos aspiramos a tener algún día pobreza cero. Pero para eso ha que bajar la inflación. No hay países en el mundo que tengan bajos niveles de pobreza con alta inflación.
  

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