“Nunca se vuelve del horror de la guerra”

“Nunca se vuelve del horror de la guerra”

Pablo Toranzo inaugura en el Virla su muestra de fotos en blanco y negro de escenarios bélicos en Siria, Irak y El Líbano, dentro del Festival de la Luz. “Hay un gran negocio detrás de toda lucha armada”, asevera.

 -LUEGO DEL ATAQUE. La foto de Toranzo registra el después de un bombardeo en Beirut (Líbano) en 2006. FOTO / Pablo Toranzo.- -LUEGO DEL ATAQUE. La foto de Toranzo registra el después de un bombardeo en Beirut (Líbano) en 2006. FOTO / Pablo Toranzo.-
17 Agosto 2016


› POR EL MUNDO 
Pablo Toranzo es licenciado en geografía. En la Universidad de la Sorbona, Francia, obtuvo un posgrado en Comunicación y Relato Documental. Trabajó en más de 20 países para Human Shields, Greenpeace, World Wild Found (WWF), Médicos Sin Fronteras y agencias de noticias. Está radicado en Tucumán y es docente en la es


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Pablo Toranzo asume que llevará sobre sus espaldas para siempre el dolor y la tragedia que vio en escenarios de guerra. Sobre el terreno (Siria, Irak y el Líbano) asumió que los discursos sobre dos bandos en pugna, sobre dictadores y liberadores, sobre buenos y malos eran construcciones simplistas y que así como todo es más complejo en lo referido a las grandes decisiones políticas, es mucho más simple en cuanto al sufrimiento de la gente y que la sangre no distingue.

El fotógrafo inaugurará esta noche, a las 20 y en el Centro Cultural Virla de la UNT (25 de Mayo 265), su exposición “Horrorosamente humanos”, con imágenes tomadas en escenarios bélicos, en el marco del XIX Festival de la Luz, que lleva como lema “Rastros de irrealidad” (ver “Cada dos años”), en el cual se toma a la irrealidad como un exceso de realidad. Los encuentros abiertos del festival se realizan en prácticamente todas las provincias argentinas entre este mes y el próximo.

“Son cinco imágenes de conflictos, en las que aparece lo que no se ve, esos llamados daños colaterales que es una forma suave y políticamente correcta de decir genocidio, que es lo que pasa en Siria. Van desde la destrucción de la guerra hasta la reconstrucción de un banco en el Líbano en 2007, luego de un ataque israelita el año anterior; esa sucursal fue lo primero que se comenzó a levantar de nuevo, dejando en evidencia el gran negocio que hay atrás de toda lucha armada”, le explica a LA GACETA.

- Tus fotos van más allá de lo obvio...

- En los hechos, el rastro de irrealidad es la imagen que uno ve en los cines o en los videojuegos, porque cuando se está en el lugar se ve que todo es violación de los derechos humanos básicos. Es desgarrador.

- ¿Dónde tomaste las imágenes?

- Hay de Beirut (El Líbano), de Alepo (Siria), de Bagdad y de Fallujah (ambas ciudades de Irak). Todo comenzó casi de casualidad: fui porque estaba trabajando para Greenpeace y con ellos comenzamos a visitar lugares en conflicto armado, y ahí me empecé a meter con otras organizaciones internacionales y con agencias de prensa para contar lo que veía. En realidad, Greenpeace tiene poco que ver con los problemas de la guerra, pero empecé con ellos porque se involucró en un par de campañas.

- ¿Te preocupa más obtener la imagen perfecta y en foco o evidenciar el contexto y el clima?

- En mis trabajos más recientes, en el penal de Villa Urquiza o con comunidades originarias, me exijo mucho en cuanto a la composición y a la calidad de la imagen. Pero en esta muestra intento generar una metáfora en torno a las fotos, para lo que usé un retoque que las desdibujan un poco y le quitan nitidez, inspirado en el lema de rastro de irrealidad del Festival de la Luz, para que el espectador no se coloque en la posición de ser un mero observador sino que se les imponga un acto de involucramiento. Son imágenes con altísima fuerza y con un mensaje: en una de 2011 hay unos 70 niños de una escuela en Alepo que están muertos, sin ningún impacto de bala ni golpe, cuando se estaba discutiendo en las Naciones Unidas si se estaba lanzando algún gas tóxico. Ellos inhalaron algo. Algunas fotos no salieron nunca impresas en los medios grandes, y otras pasaron desapercibidas o circularon por blogs. No sé si es por una cuestión editorial o por la superficialidad del público, pero no se divulga la realidad que uno ve más allá del impacto del momento con algunas noticias; por ejemplo, hace pocas semanas hubo un atentado brutal en Irak, pero quedó invisibilizado. En cambio, si hablamos del ataque que sufrió la revista francesa Charlie Hebdo hace un año, todos lo recuerdan. La realidad que se ve está sesgada.

- ¿Por qué elegiste el blanco y negro?

- Habitualmente trabajo en color, pero el blanco y negro le da fuerza estética por el alto contraste a las imágenes y me permite trabajar mejor sobre posibles errores en la captura. Junto con las fotos, hay un texto que también es mío.

- ¿Cómo se vuelve del horror de la guerra?

- Nunca se vuelve, siempre queda algo en la mirada o en algún rincón, te afecta psicológicamente. Uno queda mal, insensible, sin esperanza, con mucha tristeza. Hay que conformarse en continuar la vida y en intentar divulgar lo que uno registró para que la gente sepa lo que verdaderamente está pasando en el mundo.


Cada dos años

Una fiesta que está presente en casi todo el país

El Festival de la Luz engloba un conjunto de actividades relacionadas con la fotografía artística internacional, en múltiples escenarios de todo el país y con el objetivo de la difusión de este arte y la búsqueda de nuevos artistas. De realización bianual, esta verdadera fiesta de la imagen abarca exposiciones, conferencias, talleres, mesas de debate, intervenciones artísticas, concursos y presentaciones de libros, todos eventos con entrada libre y gratuita. Por Tucumán participan Julio Pantoja, Diego Aráoz, Gabriel Varsanyi, Alejandro Gómez Tolosa y Ramón Teves, entre varios otros.

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