España vota con el miedo a una tercera elección

España vota con el miedo a una tercera elección

Los analistas consideran que, necesariamente, se requerirán acuerdos políticos entre las fuerzas en pugna para evitar otra cita electoral. Los españoles vuelven a las urnas, luego de que en diciembre ningún partido obtuviera una mayoría amplia para gobernar. .

26 Junio 2016
MADRID. - España vuelve con temor a la casilla de salida. Hoy celebra las segundas elecciones generales en seis meses sin que se haya despejado el camino a la gobernabilidad, lo que impide descartar una tercera cita electoral antes de que acabe el año.

Ningún partido obtendrá en las urnas mayoría suficiente para gobernar sin acuerdos y todos han mantenido en la campaña las mismas líneas rojas para los pactos postelectorales que impidieron la formación de un Gobierno tras los comicios de diciembre.

El conservador Mariano Rajoy (PP), el socialista Pedro Sánchez (PSOE), el izquierdista Pablo Iglesias (Podemos) y el liberal Albert Rivera (Ciudadanos) aseguran que no habrá otros comicios.

El país ha estado seis meses sin Gobierno, con el de Rajoy en funciones, y otro medio año así tendría consecuencias nocivas en la cuarta economía de la Unión Europea (UE), sobre todo tras el golpe del “Brexit” y teniendo en cuenta que aunque el país está ya fuera de la crisis, el desempleo sigue por encima del 20% y la deuda es superior al 100% de su PBI.

Las encuestas anticipan un voto ciudadano similar al de diciembre, con Rajoy y el Partido Popular (PP) en cabeza. La incógnita es cómo influirán el “Brexit”, que sacudió el final de campaña y podría dañar a Podemos por sus críticas a la UE, y el escándalo de las escuchas al ministro del Interior que apuntan a una conspiración gubernamental contra el secesionismo catalán.

Mismos candidatos, mismos programas. La única diferencia con las fallidas elecciones de hace medio año es la coalición electoral que Podemos ha sellado con Izquierda Unida (IU) y que, según los sondeos, situará al partido de Pablo Iglesias como segunda fuerza, poniendo fin a la hegemonía que el Partido Socialista (PSOE) ha mantenido en la izquierda española durante casi cuatro décadas.

“Podemos es la verdadera socialdemocracia”, proclama Iglesias tras su viaje desde la extrema izquierda, primero, y la transversalidad con la que luego huía de las etiquetas, después.

Con 37 años, el ex profesor universitario de Ciencias Políticas tiene teóricamente opciones de convertirse en presidente del Gobierno español. Pero la gesta es más difícil de lo que aparenta. Necesitaría el apoyo del PSOE y tanto Pedro Sánchez como los barones regionales socialistas aseguran que jamás se lo darán. La verdadera batalla de estas elecciones es esa, la de la izquierda. El país está pendiente del “sorpasso”, el término italiano adoptado para el posible adelantamiento de Podemos.

Si se confirma, sería el final de Pedro Sánchez, que a sus 44 años tiene enemigos internos que esperan desbancarlo ya desde que hace dos tomó la riendas de un partido sumido en la crisis de identidad de la socialdemocracia europea y en caída libre desde el último Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. La disyuntiva sería terrible: permitir un gobierno de Rajoy, aupar al Gobierno a Iglesias o forzar terceras elecciones. Todo pasaría factura.

Rajoy o Iglesias, eso es también lo que plantean ellos mismos, que presentan estas elecciones como un plebiscito entre ambos. Polarizaron la campaña, desdibujando a Sánchez y al liberal Rivera. “Ahora toca el desempate”, ha dicho Iglesias. Y ya no se trata de quitar votos al de enfrente, sino al que está más cerca.

Albert Rivera, el líder de Ciudadanos, de 36 años, es el único abierto a dialogar con el PP tras los comicios. Pero para un pacto, en caso de que la cuarta fuerza sume en el Congreso los diputados necesarios con la formación conservadora, exige la cabeza de Rajoy por los casos de corrupción en el PP de los últimos años.

El conservador, de 61 años, vive una ironía política: podría volver a ganar y aun así ser el primer jefe del Gobierno que no repite otros cuatro años. “¿Por qué me tengo que ir yo y los demás se tienen que quedar?”, preguntaba esta semana. Él sigue defendiendo que el más votado debe gobernar y sigue apostando por la misma gran coalición con el PSOE que durante meses ofreció sin éxito a Pedro Sánchez. Si no vuelve al Ejecutivo, estará ante su final político.

España ha entrado en una era en la que lo importante ya no es ganar, sino sumar y hacerse necesario. Ya no hay dos grandes partidos, ahora hay cuatro medianos que se reparten en dos bloques empatados en los que además se vetan sus integrantes.

La política tras la crisis metió en el sistema a Podemos, heredero del 15-M, y a Ciudadanos, al que algunos bautizaron como los indignados de derechas. Se acabaron las mayorías absolutas, la única opción es el pacto. Esa o ir a nuevas elecciones para el desempate. Acaba de ocurrir por primera vez en casi 40 años de democracia y nada impide que vuelva a suceder.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios