El maravilloso camino a "Spectre"

Sin él estaríamos perdidos

GUILLERMO MONTI   
LA GACETA

Hay un escritor que fue espía, llamado Ian Fleming, y un productor de cine, Albert R. Broccoli, enamorado del personaje. Hay 24 películas oficiales (contando “Spectre”), una para TV, otra satírica y una “fuera de catálogo”, protagonizada nada menos que por Sean Connery (“Nunca digas nunca jamás”). Hay un jefe (M), un genio científico que inventa todo tipo de armas (Q) y una secretaria que muere por él (Moneypenny). Hay locaciones exóticas, porque hablamos de un ciudadano del orbe. Hay chicas irresistibles y villanos de manual. Sin chicas ni villanos no hay paraíso. Hay canciones icónicas. Hay créditos de apertura que funcionan como videoclips. Hay martinis, smokings y Aston Martins. Hay pistolas con y sin silenciador. Hay seis actores que serán Bond hasta el último día de sus vidas, incluyendo a un tal George Lazenby. Hay adicción y síndrome de abstinencia cuando se toma su tiempo para volver. Pero siempre regresa, porque desde que derrotó al satánico Dr. No, allá por 1962, Bond sabe que el mundo, sin él, sería decididamente aburrido. Y eso nunca se lo perdonaría.