El analfabetismo atenta contra el desarrollo personal

El analfabetismo atenta contra el desarrollo personal

En su significado básico es enseñar a leer y escribir. Estas dos acciones que parecieran elementales, en alguien que ha acceso a la educación, son dos puertas enormes que se le abren al ser humano para su desarrollo social e intelectual, para transformar su vida. La alfabetización permite no solo el conocimiento, sino también relacionarse mejor con el mundo circundante.

En 1996, por iniciativa de la Unesco el 8 de septiembre es el Día Internacional de la Alfabetización. El objetivo de la fecha crear interés, motivar la acción y promover un apoyo activo de la comunidad internacional hacia las actividades de alfabetización. Es una ocasión para centrar la atención mundial sobre los millones de niños y adultos que no tienen acceso a programas de alfabetización y educación. “El uso de la alfabetización para intercambiar conocimientos evoluciona constantemente, a medida que progresa la tecnología. Desde la internet hasta el envío de mensajes de texto por los teléfonos móviles, la disponibilidad cada vez mayor de medios de comunicación propicia el aumento de la participación social y política. Una comunidad alfabetizada es un colectivo dinámico, en el que se intercambian ideas y se suscitan debates. En cambio, el analfabetismo es un obstáculo en la consecución de una calidad de vida superior e incluso puede ser el caldo de cultivo de la exclusión y la violencia”, señala la Unesco.

En abril pasado, la Unesco informó que solo uno de cada tres países del mundo habían alcanzado la totalidad de los objetivos mensurables de la Educación para Todos (EPT) establecidos en el año 2000. En la región de América Latina y el Caribe, Cuba fue la única nación que consiguió cubrir esos objetivos. “El programa de la EPT dista mucho de haberse alcanzado. Para que la universalización de la educación llegue a ser una realidad, es necesario adoptar estrategias específicas y financiarlas adecuadamente para dar prioridad a los niños más pobres, y más concretamente a las niñas, mejorar la calidad de la enseñanza y reducir las diferencias en el grado de alfabetización”, dijo en la oportunidad la directora general de la Unesco, Irina Bokova.

Si bien la alfabetización de los niños es fundamental en el desarrollo de ellos como personas y de la sociedad, no es menos importante la de los adultos, sobre todo cuando padres e hijos viven inmersos en la marginalidad. Esta realidad se puede constatar largamente en Tucumán, en villas miseria, cuyos niños y adolescentes suelen ser blanco de los mercaderes de la droga. Si los padres no han tenido la posibilidad de alfabetizarse, difícilmente puedan educar a sus hijos, que por lo general, han desertado de la escuela; habrá, sin duda excepciones.

Alguien que no sabe leer y escribir o que no ha realizado los estudios básicos estará siempre en desventaja del resto, tendrá dificultades para incorporarse al mundo del trabajo digno, para desarrollarse como persona, también tendrá obstáculo en el grupo familia en lo referido a la nutrición, higiene y salud, escolaridad de sus descendientes). Por sus escasos conocimientos sobre sus derechos ciudadanos se halla a merced de aceptar contratos de trabajo desfavorables o indignos. Los hijos de padres de escasa o nula participación en su educación suelen tener problemas de conducta, bajas calificaciones, ser repitientes y desertores.

Tal vez la alfabetización debería realizarse in situ, es decir yendo a buscar a la persona y no sentarse esperar en la escuela que esta o sus hijos aparezcan de motu proprio. Sin duda, será un trabajo lento pero seguramente dará buenos frutos. La alfabetización es un derecho humano fundamental. A mayor educación, menos corrupción, droga, delincuencia, mejores ciudadanos, gobernantes y sobre todo, más dignidad.

Tamaño texto
Comentarios
Comentarios