Mundos fantasmales
07 Junio 2015
Por Carmen Perilli - Para LA GACETA - Tucumán

La narrativa de mediados de siglo se colma de metáforas de ciudades. Mundos fantasmales, poblados de murmullos, amenazados por la violencia y el olvido, en los que la soledad es el destino: La Comala de Juan Rulfo; la Santa María de Juan Carlos Onetti y, por supuesto, el Macondo de Gabriel García Márquez. En estos textos el espacio se arma como paraíso perdido, corrompido por la endogamia y el abuso de poder. Adán BuenosAyres, de Leopoldo Marechal o Rayuela, de Julio Cortázar insisten en la condición monstruosa, en el sentido ambivalente, de las ciudades. No podemos dejar de tener en cuenta a Pretérito Perfecto, de Hugo Foguet, que transforma nuestro Tucumán en mito literario.

Mario Vargas Llosa arma la monumental representación de esa crisis en Conversación en La Catedral, convirtiendo a la deteriorada confitería en el paródico centro del universo. Desde las primeras líneas, Zavalita exuda su desilusión frente a la falsa modernidad: “Desde la puerta de La Crónica Santiago mira la avenida Tacna, sin amor: automóviles, edificios desiguales y descoloridos, esqueletos de avisos luminosos flotando en la neblina, el mediodía gris. ¿En qué momento se había jodido el Perú?”.

Carlos Fuentes en La región más transparente canta a la ciudad moderna y a la pérdida de la identidad, un gesto que en sus obras posteriores se transforma en apocalíptico. José Donoso hace de un asilo de ancianas sirvientas, el vibrante centro de Chile.

© LA GACETA

Carmen Perilli - Profesora de Literatura Hispanoamericana de la UNT.

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