Relatos salvajes de la previa electoral

Relatos salvajes de la previa electoral

Relatos salvajes de la previa electoral
El hedor emana indefectiblemente por entre los billetes multicolores que, como escudos, procuran evitar que la podredumbre sea visible. La honestidad está perdida, olvidada y devaluada en una sociedad en la que prevalece el sálvese quien pueda, a costa de quien sea. Filósofos y hasta antropólogos analizan si la animalización de la raza humana deviene de un proceso que resulta del capitalismo salvaje, de la evolución de la especie que llega a su fin o de la cultura del bienestar inmediato.

Políticos, gobernantes, funcionarios, religiosos, desamparados, ricos, pobres, niños, adultos, ancianos, letrados, analfabetos, medios de comunicación y periodistas están en el mercado de compra y venta del honor. La corrupción contaminó tanto, todo, que atraviesa a los habitantes de este país como ese virus imaginario que convierte en “muertos que caminan” -como en la serie de televisión- a casi todas y todos. De eso tratan estos relatos salvajes en la previa electoral: el dinero manda, de una u otra manera, en las decisiones poco honestas que se toman al final del año previo al de la gran batalla por los cargos.

Vamos de paseo

Medio centenar de empleados del Ministerio de Educación de Tucumán disfruta de Buenos Aires, ahora mismo, a costa del Estado. Partieron el jueves, cerca de las 23, de avenida José Ingenieros 260, la sede del “Centro de Innovación e investigación para el desarrollo educativo, productivo y tecnológico Néstor Kirchner”. La invitación les llegó de arriba y el grupete no dudó en aceptarla: “¿quieren viajar a la Capital? Parten el jueves y vuelven el domingo. La única exigencia es que el sábado vayan al acto”. La voz era la de un pope del organismo público comarcano y el acto del que hablaba era el que organizó el Gobierno nacional para esta noche, en la Plaza de Mayo. Habrá shows, música y aparato kirchnerista a full para enarbolar la consigna “patria o buitres” y para enaltecer la figurar de Cristina Fernández. Los organizadores aguardan que haya unas 150.000 personas y que la Presidenta vuelva a bailar, como lo hizo en 2013 mientras en Tucumán moría gente en medio del caos por los saqueos.

Para garantizar tremenda audiencia, gobernantes y funcionarios de cargos diversos de todo el país deben arriar público. Desde Tucumán partieron a comienzos de semana los militantes de La Cámpora, pero como apenas llenan un par de colectivos, los alperovichistas más fieles lanzaron la invitación viajera en organismos públicos. El ministerio a cargo de la cuñada del gobernador no se quedó al margen y anoche partieron los coches desde la sede de Educación ubicada en la zona del ex Aeropuerto. Nada nuevo bajo el sol oficialista. Nada extraño en la era de los disvalores.

El lejano Oeste

Se miden, cuentan los pasos y hasta calculan la velocidad del viento. No son cowboys de las películas de Hollywood, sino los que pugnan por las candidaturas del Oeste dentro del amplísimo oficialismo. No se disparan por defender la justicia, ni por el bienestar social ni por la vocación de servicio, sino por garantizar un status quo que sobreviva la docena de años de poder alperovichista. A comienzos de la semana que termina José Alperovich vociferó cómo sería la lista oficial por ese distrito, el más peleado y disputado de las tres porciones electorales. Su archifiel defensor Sergio “la Burra” Mansilla encabezará la nómina, que estará plagada -en los puestos salibles- de actuales intendentes en fuga: Luis Morghenstein (Las Talitas), Kelo Dip (Lules), Javier Pucharras (Tafí Viejo), Daniel Toledo (Yerba Buena) y Agustín Fernández (Aguilares) le garantizarán sijosesismo a Alperovich. Las damas Susana Díaz (esposa del intendente de La Cocha, Leopoldo Rodríguez) y Beatriz Mirkin (ministra de Desarrollo Social y ex diputada nacional cuasitestimonial) también estarán en el top ten. Mansilla tendrá un pleito judicial por su candidatura (fue legislador y luego renunció), pero Alperovich confía en que la Justicia terminará habilitando su postulación.

Ese poderío intendenteril disputará la primacía oficialista con otra lista de fuste: la de Juan Ruiz Olivares. El “Gallego” ya lanzó su acople con el histórico Roque Alvarez y están dispuestos a luchar por ser los primeros. Participantes de aquella reunión con el gobernador afirman que el mandamás los alentó en la disputa. “A José sólo le importa garantizar la gobernación, por eso fogonea las colectoras”, explicó un oyente del encuentro. Ruiz Olivares agarró el guante y se subió al ring. Ya dio el primer golpe: castigó con ganchos a la mandíbula a Toledo, que le prometió seguirlo, pero luego se fue “a la oficial”. Según fuentes “maliciosas”, el secretario de la Legislatura le habría cortado los víveres al intendente. Inesperadamente culminó el contrato que su hija tenía en la Cámara, al igual que a otra decena de empleados temporarios que en nombre de Toledo aparecían los 29 de cada mes por la casa de las leyes. Con Sisto Terán, el padre de la criatura, tampoco está clara la relación. Algunos hablan de que Ruiz Olivares también le recortó contratos, pero otros no creen que el poderoso operador haya sucumbido ante los inteligentes y largos tentáculos del “Gallego”. Es la guerra. Y Ruiz Olivares acudió al joven Alejandro Sangenis para que peleé en el territorio que Sisto añora -Yerba Buena- y en el cual el ungido de Alperovich para la intendencia es el secretario de Turismo Bernardo Racedo Aragón.

Mentiras numéricas

Siempre regresan las palabras del prestigioso sociólogo Pierre Bourdieu cuando proliferan las encuestas preelectorales. Para él, la opinión pública no existe. “Toda encuesta de opinión supone que todo el mundo puede tener una opinión. Se supone que todas las opiniones tienen el mismo peso (...). En el simple hecho de plantearle la misma pregunta a todo el mundo se halla implicada la hipótesis de que hay un consenso sobre los problemas, entre otras palabras, que hay un acuerdo sobre las preguntas que vale la pena plantear”, pone en duda el francés. En las primeras elecciones que pintan peleadas después de 12 años, alperovichistas, amayistas y canistas se desesperan por filtrar números que muestren cuán bien están en las encuestas. Todos mienten. El extinto escritor estadounidense Darrell Huff publicó el best seller “Cómo mentir con las estadísticas”, con el cual tradujo en “criollo” los postulados de Bourdieu. En pocas palabras, explica que según qué se pregunta, cómo se pregunta, a quién se pregunta, dónde se pregunta y qué se espera, la muestra arrojará uno u otro resultado. Alperovich mostró la de Haime, que habla de un Juan Manzur superganador; José Cano deslizó la de Poliarquía, que lo ubica primero en la intención de votos, y Domingo Amaya rumorea sobre las propias, que lo ponen como el hombre que puede definir a favor o en contra de uno u otro la elección. Ninguna es del todo real ni del todo mentirosa. Todas buscan mantener o incrementar el poder de los postulantes en pugna. Por lo pronto, Amaya camina hacia la soledad, con su soberbia de no ser segundo del único candidato opositor que sacó un buen caudal de votos y con el pecado de haber traicionado a su padre putativo. Así, termina siendo funcional al que negó y se acerca al abismo del ostracismo político.

Justicia selectiva

La estampa del financista Jorge Rigourd esposado en Tribunales no fue casual. Cientos de tucumanos estafados festejaron la medida con el halo de la Justicia en acción, aplicando las leyes en contra de los infractores. Rigourd actúo mal, pero el Poder Judicial trabajó con curiosa rapidez y espectacularidad en el caso. A los protagonistas de varias y diversas estafas similares en la provincia la Justicia nunca les hizo caer su peso. Apenas a comienzos del año que termina, la financiera Fiduciar fue denunciada en Tribunales por aplicar la misma metodología de Cofín: cero devolución de las inversiones y continuidad de las operaciones. En pleno verano, la empresa que funcionaba en San Martín al 600 habría continuado sumando fondos, construyendo edificios (hoy inconclusos) y atrayendo clientes como si no tuviera problema alguno. Hasta que la bicicleta se les pinchó. Varios de los ahorristas damnificados decidieron acudir a la Justicia Penal, que tramita en la Fiscalía IX la causa, pero sus directivos no fueron presos ni aparecieron esposados como Rigourd. El monto de la presunta estafa superaría los $ 100 millones, pero el accionar judicial no fue el mismo. ¿Por qué con un caso sí y con el otro no? ¿Qué intereses tocó Cofín que no lesionó Fiduciar para que la vara judicial sea diferente para uno y otro? ¿Será cierto, entonces, que Rigourd guardaba dinero de políticos y famosos que cayeron en desgracia con su quiebra? Ya las diferencias en el trato y la premura entre los casos Verón y Lebbos mostraron que la Justicia es selectiva. También en la casa de los togados son poderosos caballeros don dinero y don poder.

Saqueo a la institucionalidad

Con sus pecheras amarillas desafían la maldición de fin de año. Son cientos de beneficiarios de planes sociales que actúan de custodios de grandes supermercados. No tienen cómo ni por qué estar allí, pero fue la mejor idea de la “clase política dirigente” para reforzar la seguridad y evitar los tristes y recurrentes saqueos de fin de año. Con la inocencia propia de la necesidad en sus palabras, ellos mismos admiten que tal o cual puntero los “mandó a cuidar”. Qué peor fracaso institucional el de extorsionar con la necesidad, a los que menos tienen, para que se instalen como guardianes de la tranquilidad social de los que tienen más que ellos. Es la muestra visible de las peores prácticas clientelares, de los nefastos manejos políticos y de la inexistente política pública social.

¿Qué tienen en común los que ofrecieron los viajes a Buenos Aires, con los que los aceptaron, con los que pelean por un cargo, con los que enjuician a unos y no a otros, con los que estafan, con los que se aprovechan de los más necesitados, con los que gobiernan sin políticas públicas? Que lo único que importa es el parecer por sobre el ser, que es la lógica de la Biblia junto al calefón. Total, el que no llora no mama y el que no afana es un gil

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