“Un problema nacional” para Obama y EEUU

“Un problema nacional” para Obama y EEUU

La policía, en el ojo de una tormenta. Christian Fahrenbach y Marco Mierke | Columnistas de DPA.

JAQUE. Barack Obama está dispuesto a mejorar la situación. REUTERS JAQUE. Barack Obama está dispuesto a mejorar la situación. REUTERS
06 Diciembre 2014
Un policía blanco de Nueva York reduce a un sospechoso negro, que jadea y protesta: “No puedo respirar”. Poco después, muere en el hospital. Nadie será juzgado por ello. Un policía blanco dispara más de diez balas contra el adolescente negro Michael Brown, que está desarmado, en Ferguson, Missouri, y lo mata. Después alega que se sintió amenazado por el joven. Tampoco será acusado. Otro policía blanco de Cleveland, en Ohio, dispara contra un niño de 12 años, también negro, que juega con una pistola de juguete. El policía no da ni un segundo de margen para el que niño pueda explicar el malentendido. El policía había sido relevado de otros puestos policiales por considerarlo incapaz de cumplir el servicio. Y ayer se conoció un caso más: un hombre negro de 34 años que se negó a sacar la mano del bolsillo fue abatido el martes en Arizona por una patrulla que realizaba un control. El diario “Arizona Republic” informó que el policía persiguió al hombre y que ambos se enzarzaron en una pelea frente a la casa de este último. El agente pensó que tenía un arma y le disparó dos veces, pero la víctima sólo llevaba en el bolsillo unas pastillas para el dolor.

Estos casos de violencia policial por parte de policías blancos contra sospechosos negros desataron una ola de protestas en EEUU, pero sólo son un aparte de una situación de injusticia que el propio presidente Barack Obama, calificó de “problema nacional”. Las protestas han lanzado la pregunta a la sociedad de si en la policía existe un problema estructural de racismo. Hay estadísticas que prueban una gran desigualdad: por un lado, los ciudadanos negros son con mucha mayor frecuencia vigilados, enjuiciados y condenados. Por otro lado, apenas hay casos en que los funcionarios hayan pagado por la violencia ejercida. La institución periodística independiente ProPublica calcula que el riesgo de morir a manos de la policía es 21 veces mayor para los jóvenes de piel negra que para los blancos. La base de esa cifra son los 1.217 casos que hubo entre 2010 y 2012. Y podría haber muchos más, pues no todas las 17.000 comisarías aportan datos. La muerte de Nueva York no se produjo por disparos, sino por una llave que le aplicó el policía en el cuello. Pero el caso es comparable y ha desatado una ola de protestas. La ciudad se considera especialmente liberal y “post racial”, donde el racismo está totalmente superado. La figura simbólica de la lucha contra el racismo es su propio alcalde, Bill de Blasio, que en la campaña electoral prometió la abolición del “stop and frisk” (parar y cachear), una práctica policial que en la práctica permite registrar a cualquier viandante y que debe realizarse de forma arbitraria pero que en la práctica se dirige sobre todo contra latinos y negros. El problema también es personal para Obama, que se mostró decidido a mejorar la situación, pero como presidente de todos -ciudadanos blancos y negros- debe actuar con la mayor neutralidad posible. Pero muchos defensores de los derechos civiles ya pronunciaron su sentencia: “Como nación, debemos luchar contra el racismo, porque son apabullantes las pruebas de que los prejuicios racistas siguen profundamente arraigados en la vida estadounidense”, escribió el columnista “The New York Times” Nicholas Kristof.

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