Goles y votos, puro amor
Cincuenta contra cero. Ni siquiera Julio Grondona había conseguido tamaña goleada en 2011, en la que terminó siendo su última y enésima reelección. La votación unánime que realizó el jueves pasado la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) fue, por un lado, una categórica respuesta al nuevo género del periodismo especulativo (ese que suele especular cosas que jamás sucederán). No hubo una sola oposición. Tampoco abstenciones. Es cierto, tanta unanimidad fue lograda acaso porque el mandato de Luis Segura tendrá, al menos por ahora, apenas un año de duración. Completará el período que no pudo terminar Julio Grondona por su muerte. Pero, ante todo, la AFA entendió tal vez que era necesario dar un mensaje de unidad para mostrarse fuerte en su reclamo de más dinero al gobierno por los derechos del Fútbol Para Todos (FPT). El reclamo, para agregar más pimienta, tiene ahora como nuevo vocero comunicacional nada menos que a Marcelo Tinelli. El conductor de Showmatch, se sabe, tiene poder mediático propio. Pero también es hoy figura emblemática del Grupo Clarín. Y parece cada vez más cercano a Mauricio Macri. Y Clarín y Macri son dos nombres opositores simbólicos para un 2015 que prevé no sólo elecciones en la AFA, sino también en el país.

Separar al fútbol de la política es la pretensión de muchos. Quienes realmente creen que eso es posible, se dijo alguna vez, o no saben de política o no saben de fútbol. En general, saben de ambas cosas. Pero prefieren hacerse los distraídos. Desde que devino en pasión popular, el fútbol, inevitable, se convirtió en queso político. Sucede en la Argentina desde hace un siglo. Mucho antes de que el fútbol fuera herramienta favorita de lo que luego pasó a llamarse bajo el nombre de populismo. Julio Argentino Roca, tan recordado en estos días por el centenario de su muerte, fue el primer presidente del país que asistió en 1904 a una cancha de fútbol. Años después, aseguran diversos testimonios, incluida una crónica de Dante Panzeri, llegó a bajar al vestuario argentino en el entretiempo de un amistoso ante Brasil para pedirle a los muchachos que aflojaran porque la goleada amenazaba con complicar el intento de reconciliación. Osvaldo Soriano contó en una crónica el abrazo en pleno campo entre el presidente José Figueroa Alcorta con el jugador Alfredo Brown en el triunfo 1-0 de Alumni ante Sudáfrica en 1906. “La primera vez -escribió Soriano- que un presidente usaba al fútbol para acercarse a su pueblo”. Apellidos de las clases altas como Martínez de Hoz, políticos activos como Aldo Cantoni, familiares directos del presidente de turno o, directamente, intervenciones lisas y llanas demuestran el vínculo histórico de la AFA con el poder político. Algunos, sin embargo, insisten en querer hacernos creer que se trata de algo novedoso.

Un rápido repaso hoy en algunos clubes muestra, entre otros, a Tinelli en San Lorenzo, Hugo Moyano en Independiente, Aníbal Fernández en Quilmes y Macri todavía influyente en Boca, el club que le sirvió de trampolín para su ingreso a la política. ¿No es acaso otra vez un ex futbolista, el “Jardinero” Julio Cruz, el nuevo y último “fichaje” que hizo Macri para el PRO? Si casi todos los clubes están en rojo y el fútbol es deficitario, ¿por qué tantos actores diversos se acercan a la pelota? Porque en el fútbol uno más uno nunca fue dos y, lo que se pierde por un lado, se gana por el otro. Fueron ilustrativos en España informes recientes que muestran de qué modo el poderoso presidente de Real Madrid, Florentino Pérez compró jugadores en Alemania primero y en Colombia y México después según marcharan los negocios de su empresa constructora en esos respectivos países. En Argentina, el elemento nuevo, que sí acrecentó el vínculo del fútbol con el poder político es el del Fútbol Para Todos (FPT). La sociedad AFA-gobierno nacional. “La política puso a la AFA de rodillas”, dijo días atrás Julio Baldomar, vicepresidente de Vélez, al dar cuenta del estado en que, según él, se encuentra esa sociedad. Todos los clubes firmaron en su momento el acuerdo, cuando el gobierno duplicó el dinero que pagaba Clarín. La presencia todopoderosa de Grondona acaso intimidaba eventuales críticos. Segura no es Grondona, claro. Habrá que ver cómo distribuye cargos este martes el nuevo Comité Ejecutivo de la AFA. Y, más importante aún, si en la reunión del 18 de diciembre se modifica o no el Reglamento General. Si se baja de cuatro a tres años la antigüedad exigida para poder ser presidente de la AFA. La “cláusula Tinelli”, como le dicen algunos dirigentes.

“Estoy abierto a los cambios que sean necesarios”, dijo días atrás Daniel Angelici. El presidente de Boca (¿irá él como viceprimero de AFA o irá Rodolfo D’onofrio, el titular de River?) forma parte de una decena de clubes que, más allá de haber votado por Segura, comienzan a exigir una política distinta en la AFA. Quieren menos grondonismo. ¿Querrán también a Tinelli como presidente de la AFA para fines de 2015? Diversas fuentes afirman que el gobierno, aliado con los resabios del grondonismo, influirá para que no haya cambios de estatuto y vetar así el posible desembarco de Tinelli-presidente. Son informes que hablan de “politización” si las influencias o presiones llegan del gobierno nacional. Citan vínculos de distintos dirigentes con miembros del gobierno. No es “politización”, en cambio, el reclamo de Angelici, funcionario del PRO. Y tampoco es política que el PRO designe a Tinelli como “Personalidad Destacada de la Ciudad de Buenos Aires en el ámbito de la Cultura”. Y que la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires reconozca a San Lorenzo, en los mismos días, por su trabajo social. Y que firme un convenio con el club de Tinelli. Todos juegan su juego.

Uno de los ejemplos más claros y actuales del matrimonio fútbol-política lo ofrecen las elecciones presidenciales de hoy en Brasil. El candidato opositor Aecio Neves guardó para último momento el apoyo de dos grandes nombres del fútbol. Primero fue Romario, el crack campeón mundial en Estados Unidos 94, que un mes atrás se convirtió en el senador más votado en la historia en Río de Janeiro, con 4,6 millones de votos. Y luego fue Neymar, héroe de los tiempos modernos. Curioso, porque Neves, que se presenta como “la nueva política” es un gran amigo de la “vieja política” del fútbol, de dirigentes echados por corrupción o de enorme y comprobada resistencia popular por vínculos pasados con dictaduras, denunciados por Romario. También Ronaldo, héroe en la conquista del Mundial 2002, apoya y ha hecho campaña por su gran amigo Neves. Los intereses de los grandes cracks no coinciden con buena parte de Bom Senso FC, la agrupación que tiene ya a más de un millar de jugadores en Brasil y a la que recibió la presidenta Dilma Rousseff para promover cambios en el fútbol. Todos, oficialistas y opositores, saben que la pelota no define. Pero sí que ayuda a meter goles.

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