San Martín empató y se quedó sin semifinal

San Martín empató y se quedó sin semifinal

El "Santo" pagó caro la derrota de la ida y se quedará en el Argentino A.

MUY INCÓMODO. Matías Rinaudo no pudo pesar y, como ante Ojeda, encontró siempre una traba para tomar la pelota. MUY INCÓMODO. Matías Rinaudo no pudo pesar y, como ante Ojeda, encontró siempre una traba para tomar la pelota.
Como en la ida, el reloj casi en hora fue su peor enemigo. Así lo perdió allá, con el grito presagioso de Marcos Cabrera, y así lo perdió acá también, con el zurdazo letal de Mauro Aguirre para el 1-1 que hizo al corazón de San Martín decir basta: hasta acá llegaste. El que sacó pasaporte a semifinal fue Juventud Unida de San Luis.

No pudo ser la hazaña del “santo”, no pudo ser nada. El equipo quedó en el camino y tendrá que comenzar a mover los expedientes. ¿Y ahora?... Sobrarán días para ver qué pasa de aquí en más en La Ciudadela, porque hoy sobre la mesa caen todos los fundamentos que explicaron las cabezas gachas de ayer.

Fundamentos como los primeros minutos de exclusividad visitante, algo que no servía para nada. ¡Qué panorama San Martín! Era el que tenía la presión y San Luis, la paz. Costaba por derecha, costaba por izquierda y las divididas eran todas foráneas. Por momentos incluso acorralaba San Luis, y desesperaba. Así confundía los caminos el local, y la rifaba cada vez que la tenía. ¡Cómo costaba! Encima cada pelota parada de la “juve” duraba una misa en esos botines.

La chilena exquisita de Fabricio Lenci pudo ser el gol del año pasada la media hora. Pero el ángulo izquierdo se le corrió al 9. Nada salía. San Luis aprovechaba y no se preocupaba porque hasta ahí la ecuación le cerraba justo. Aguantá corazón, rezaron los hinchas con la esperanza volcada entera en el complemento, en que algo bueno tenía que pasar. Y pasó, obra y gracia de Luis Silba, que le acertó al arco en la segunda que tocó desde que entró desde el banco para hacer la luz. La euforia del 1-0 creció cuando San Luis se quedó con uno menos.

Pero al final la enfermedad fue la cura puntana, que aprovechó el retraso de San Martín para animarse, recordando siempre aquel gol clave de Cabrera... Lo hizo valer nomás, empató y dejó sin nada a San Martín. Y lo peor: lo dejó una vez más en la categoría.

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