Corriendo de atrás

Corriendo de atrás

Alfonso vivió casi todo el torneo desde afuera y pasó a estar en consideración en citas clave.

Corriendo de atrás
La bio de Alejandro Alfonso como jugador de San Martín todavía no se terminó de escribir. De hecho, recién está comenzando a apuntar las primeras “grandes” historias. Es que este lateral derecho que llegó cuando comenzó la temporada siempre corrió de atrás a la hora de figurar. Hasta aquí, cuatro entrenadores pasaron por La Ciudadela en lo que va de la temporada, contando Arnaldo Sialle y el interinato de Omar Marchese en la fecha seis de la primera etapa, ante Central Norte. Y fue justamente “Pillapollo” el que lo hizo debutar de manera oficial en el equipo, pero después “Ale” tuvo que esperar que la rueda dé vuelta para volver a jugar: lo hizo en la fecha 17, ante los mismos salteños. Por eso hoy que esté en consideración de “Cacho” de nuevo -justo para el todo o nada de los duelos que comienzan- es todo un logro. Desde que reemplazó a Gonzalo Cáceres en la fecha 4 del Nonagonal que pasó su nombre empezó a sonar seguido. “Se vienen partidos importantes y poder se parte del equipo en este momento me motiva mucho”, confesó él antes de partir a Sunchales para el duelo de hoy y formar parte de la delegación, algo que no le fue común en el arranque de la temporada.

¿Cómo vivió el antes, el de muy poca participación? Esa es una historia en la que Alfonso tiene “salvadores”. “El día a día con mis compañeros es fácil y por eso uno va a entrenar con ganas y la pasa bien. Obviamente también fue gracias a mi novia que está acá y me banca a muerte porque al no tener la chance de jugar todo se te complica anímica y futbolísticamente”, se sinceró.

Alfonso también fue partícipe de la excursión del “santo” a Posadas, donde el equipo no sólo perdió con Guaraní, sino que también dejó la chance de pelear por el primer ascenso que finalmente se llevó Santamarina; y fue el que más feo la ligó cuando los barras increparon al plantel y uno de los violentos lo golpeó en la cara.

Tocó su punto más alto de fama cuando tuvo que salir a dar explicaciones de lo que había pasado, justo a él, que eso de las notas le gusta poco y nada. “Seguro que es más fácil hablar cuando todo está bien, pero esa vez tenía que contar lo que había pasado, que por suerte no fue más de lo que se sabe”, dijo el lateral derecho consciente de que el hecho, tanto para él como para el grupo, ya quedó enterrado. “Ya pasó y nadie piensa en eso al salir a la cancha. Se sale a dar lo mejor”, asegura.

Después de eso, Alfonso fue titular y rindió los 90’ en la exclusiva goleada sobre Defensores de Ramallo, el único partido en el que jugó y no fue reemplazado. ¿Será una especie de talismán “santo”?... Él no piensa adelantarse: “no sé si voy a jugar”, dice humilde y porque hasta para los jugadores “Cacho” es misterioso a la hora de confirmar el equipo. Igual, en su interior, sabe que con el hecho de estar en consideración ya es importante.

Dentro de un equipo está el gracioso, el de las bromas, pero ¿quién es Alfonso en el grupo? “El tranquilo. Me llevo bien con todos. Creo que soy buen compañero. Sigo mucho lo que decida el grupo”, describe “Ale”, de perfil bajo pero sincero. Volver a enfrentar los micrófonos siempre será bienvenido si significa poder estar en el 11 inicial o ser convocado. “Sentirte importante en un equipo siempre es lindo. A mí no me gustan las notas, pero si para jugar hay que hacerlas, hablo todos los días, ja ja”, concluye.

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