Habrá que esperar para evaluar el impacto de Francisco en las vocaciones

Habrá que esperar para evaluar el impacto de Francisco en las vocaciones

23 Marzo 2014
No son tiempos fáciles para la vida sacerdotal. La falta de valoración del compromiso para toda la vida en una cultura que prioriza vivir el aquí y el ahora, lleva a los religiosos a remar contra la corriente.

Hace ya unos cuantos años que la Iglesia Católica se muestra preocupada por la merma en la cantidad de aspirantes a la vida religiosa. En 2013, según las últimas estadísticas de la Iglesia Católica, hubo 120.616 nuevos candidatos al sacerdocio en el mundo. Aunque hay un leve aumento de vocaciones, en nuestra región, Latinoamérica, los números vienen en baja desde hace un buen tiempo.

En todo el mundo hay un total de 413.418 sacerdotes. En nuestro país, cada año se ordenan un promedio de 50 curas dentro de la organización diocesana. En la última década, 2005 fue el año récord, con 88 ordenaciones, y 2010 el de menos casos (33). Estas cifras no incluyen a las más de 100 órdenes religiosas que hay en el país porque no existe un registro unificado.

En el Seminario Mayor de la Arquidiócesis de Tucumán, una de las más prolíficas en vocaciones en el NOA, este año ingresaron nueve candidatos al sacerdocio. El año pasado fueron 13 y en 2012, siete.

“En general notamos desde hace unos años que disminuyó la vocación sacerdotal”, comenta el padre Amadeo Tonello, rector del Seminario. “Convengamos que en la sociedad actual, cualquier opción de vida que signifique un compromiso para siempre entró en crisis. Creo que es algo que se vive en todos los ámbitos y no sólo en el religioso”, aclara.

Para ingresar al Seminario Mayor, donde se estudia ocho años para ser sacerdote, hay que contar con varias condiciones. La primera es sentir el llamado de Dios al sacerdocio, tener condiciones básicas para los estudios superiores y madurez humana y psicológica para asumir un compromiso para toda la vida. “Generalmente recibimos muchas inquietudes de candidatos. Los ayudamos a ver si es o no su camino. Al fin de cuentas, son mucho menos los que entran que los que preguntan. En esto, lo fundamental es la vocación. No es como inscribirse en cualquier carrera. En este caso, es la respuesta a un llamado”, explica.

Actualmente, según detalla Tonello, en la institución hay 58 hombres que residen allí, en diferentes etapas del camino a convertirse en presbíteros. La mayoría llega al Seminario entre los 20 y los 30 años, después de haber pasado por alguna carrera universitaria.

En opinión de Tonello habrá que esperar unos años para constatar si el fervor religioso que se vive a partir de la designación del papa argentino se concreta en un aumento de ingresantes al seminario.

En la exhortación apostólica Evangelli Gaudium, el Papa Francisco señala como uno de los desafíos eclesiales la escasez de vocaciones. Habla de la falta de fervor apostólico que no contagia entusiasmo y también señala la necesidad de cuidar mejor la selección de los candidatos al sacerdocio.

Para el Sumo Pontífice, la falta de vocaciones frecuentemente se debe a la ausencia en las comunidades de un fervor apostólico contagioso, lo cual no entusiasma ni suscita atractivo. El Papa hace hincapié en otro tema: “no se pueden llenar los seminarios con cualquier tipo de motivaciones. Esto es una respuesta a un llamado de amor. Es algo que se siente adentro, algo que me inquieta y yo respondo sí”.

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