El Dakar que todos deben correr

El Dakar que todos deben correr

El Dakar está aquí. Hay que acelerar a fondo y dejar atrás los errores que se cometieron, como la falta de difusión y preparación de las villas donde pasaron los participantes de la carrera. Está claro que no alcanza con pegar calcomanías ni poner carteles; el cambio debe ser mucho más profundo. Y ojo: no sólo es responsabilidad de las autoridades. Todos deben aportar su granito de arena para que el visitante hable muy bien de Tucumán.

Amigo taxista: sepa usted que los corredores y sus acompañantes ya han recorrido bastante y les queda mucho más por andar. Si un foráneo sube a su auto, no elija el camino más largo para llegar a destino y no lo haga pasear por toda la ciudad para quedarse con alguna moneda extra.

Estimado gastronómico: téngale paciencia al visitante, que seguramente no hablará su mismo idioma. Elimine de su menú todos los platos exóticos y ofrezca empanadas, humita, locro -aumente el aire acondicionado si es necesario-, quesillo con dulce de membrillo o cayote con nuez, entre otras exquisiteces que tan bien prepara. ¡Venda Tucumán! Dele la oportunidad al turista para que diga que en este suelo comió los mejores platos típicos del país.

Querido espectador: se sabe que el deporte de los “fierros” es una religión y por eso no cometa pecados que pueden salir muy caro. Respete las indicaciones de corte y apertura de rutas, no se instale en lugares no permitidos, mantenga limpio el sitio donde se instalará y, si hace un asadito, no se olvide de apagar bien el fuego. Con semejante sequía, una chispa puede generar un desastre.

Amado tucumano: aprovechando que los ambulantes se fueron con los Reyes Magos, tratemos de mantener la ciudad aseada. Hagamos el esfuerzo sobrehumano de no arrojar papeles en la vía pública y, fundamentalmente, de mantener limpia la zona del parque 9 de Julio. No se olvide que el viernes, muy temprano, los competidores pasarán por allí y no les resultará agradable descubrir ese manto de basura. Es difícil, pero no imposible. Más aún si está en juego la imagen de nuestra tierra.

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