

1. Acerca de lo normal
¿Qué es lo normal en este mundo? ¿Qué lo corriente? ¿Qué lo convencional? ¿Cuán habitual es que un hombre se acerque a una mujer a la que nunca antes ha visto y le proponga fotografiarse sin ropa? ¿Cuán esperable es que la mujer acepte y a los pocos días esté desnudándose frente a la lente mansa de ese profesional? Gerardo Riarte no tiene que pensar mucho para admitir que siempre ha estado reñido -o quizás la palabra sea indiferente- con lo que supuestamente es normal o, peor, con lo que supuestamente está bien. ¿Era común hace cuatro años asumirse como fotógrafo de desnudos y publicar esos trabajos en internet? ¿Lo es ahora que una chica se despoje de vestimentas al aire libre y se ofrezca a los flashes sin preocuparse por la mirada de los extraños que pasan a su lado? Riarte se levanta de hombros y sonríe. "Me doy cuenta de esas extrañezas cuando otros me las remarcan. Quizás la clave es que no me hago tantos problemas", explica, y para graficar da un ejemplo que califica de divertidísimo. "Estuve tres años de novio con una chica. Poco tiempo después de que cortamos, ella comenzó a salir con otra chica y se casaron. No sólo fui el fotógrafo del casamiento sino que ella es mi mejor amiga. Tal vez para otro hubiese sido un trauma lo que ocurrió, pero a mí me encanta". Dice después: "en muchas cosas voy en contra del mundo". Lo dice con humildad, sin extravagancias, sin ufanarse de su supuesta excepcionalidad.
2. Cosas que (le) pasan
En el estudio de Riarte puede ocurrir perfectamente que cuatro o cinco mujeres deambulen a la vez sin ropa, sus curvas paseándose de un lado a otro, mientras él está absorto en la edición de alguna imagen. En algún momento, una de ellas le dirá: "quién como vos, en un mismo cuarto con tantas chicas desnudas". Y él no apartará la mirada de la computadora para contestar algo así como "ajá, sí, sí".
En un cumpleaños de Riarte puede ocurrir perfectamente que, de 20 invitadas mujeres, 17 hayan sido vistas por él sin más cubierta que el maquillaje. Y otra vez será una (o varias) de ellas las que reparen en la estadística. Él no; él estará pensando en otras cosas. Cosas que piensa la gente normal en cumpleaños normales.

3. El llamado del conejito
Todo lo que cuentan las fotos de Azul Terán Viaña acerca de ella es cierto: así de linda es, así de seductora, así de impiadosamente sexual. Lo ratifica Riarte, quien muchas veces la tuvo desnuda frente a sí, con la cámara como único puente entre ambos. "Es difícil no reparar en ella si está en el mismo cuarto. Su presencia es fuerte, despide mucha sensualidad", describe.
Gerardo y Azul se conocieron hace siete años, cuando ambos cursaban Diseño Gráfico. Luego ella dejó esa carrera para comenzar otra, y no se volvieron a ver hasta hace un año. Fue entonces cuando él le propuso protagonizar algunas de sus sesiones. Hace dos meses, ella se enteró por un amigo de Málaga que la revista Playboy había lanzado un concurso en el que buscaba una chica de tapa para la edición española. Se propusieron participar y prepararon una sesión especial (la foto al costado de esta nota es una de las que integran esa producción). Recientemente les comunicaron que sus fotos habían pasado, de entre cientos enviadas desde varios países, a una segunda instancia. Como parte de esa etapa, ahora deben preparar un video -se encuentra en plena producción- que ayudará al jurado a decidir la ganadora. Si la fórmula Riarte-Terán Viaña vuelve a ser infalible, los españoles se ratonearán en diciembre con una tapa de curvas tucumanas.
4. - ¿Cuál es la llave?
- ¿Qué llave?
- Para entrar a la intimidad de esas chicas, para que se desnuden sin vergüenza frente a vos.
- Si yo quiero que la desnudez sea natural, tengo que creer que lo es y actuar como si lo fuera. A veces estoy frente a un grupo de mujeres desnudas y les cebo mate normalmente, como si estuvieran vestidas. Es una naturalidad bizarra.
- Algún componente psicológico debe haber.
- Trato de entender todo lo que implica un desnudo. Lo que más inhibiciones genera son los comentarios que pueden generar las imágenes. Pero también ocurren cosas lindas, como que algunas mujeres que tenían mambos con su cuerpo se sienten mejor consigo mismas cuando ven en las fotos lo lindo que los demás ven de ellas. Hay una suerte de redescubrimiento que las libera.
5. Parir la foto
Una de las modelos de Riarte ha tenido recientemente una idea que él encuentra muy interesante. "Por determinadas circunstancias, ella está en una etapa muy triste de su vida. Y le gustaría ser retratada desnuda con esa pena, en el momento en que la está sintiendo. Generalmente cuando estamos tristes nos encerramos a llorar, pero ella hará al revés: saldrá de su casa, vendrá a mi estudio y se desnudará para mí". Por supuesto, la pesadumbre no puede ser programada. "Yo sólo tengo que esperar que llegue ese momento y tener todo preparado para cuando me llame".

- Como un partero.
- Sí, será como parir la foto. No es muy normal.
No. Pero otra vez: ¿qué es lo normal en este mundo?







