25 Octubre 2013
"No me digas Luciano, soy Clark Kent (el nombre en la Tierra de Superman)", le dijo una mañana Luciano Cortés Ayusa, cuando tenía cuatro años, a su mamá Claudia cuando ella lo llamó a almorzar. Era el mismo que a esa edad le pedía telas de arañas a los vecinos para juntarlas en un bote y luego arrojarlas trepado en las mesas de su casa para imitar al Hombre Araña. Hoy, con 26 años, continúa "volando" como cuando era niño, aunque esta vez colgado de arneses. Es el primero y único integrante tucumano de la reconocida compañía Fuerza Bruta. Por obvias razones, todos lo llaman el "Tucu".
Luciano se define como un "actor desde siempre". Y no podía ser de otro modo. Es hijo de la bailarina y actual profesora Claudia Ayusa, de Tafí Viejo, y del director de teatro Víctor Hugo Cortés. Se crió sobre los escenarios. "Llevo la profesión en la sangre, no me imagino haciendo otra cosa", reflexiona. Sus primeras actuaciones fueron en los actos de su escuela primaria, en Tafí Viejo.
Al terminar el colegio no lo dudó. Con 18 años intuyó que su futuro estaba en otro lado y dio el primer salto. Hizo las valijas y se instaló en Buenos Aires, en la atrapante Capital Federal. Estudió en la Escuela Metropolitana de Arte Dramático, en donde hizo la carrera de formación del actor. Al terminar los estudios se dio cuenta de que su camino recién comenzaba.
Para vivir hizo de todo y perfeccionó su inglés los fines de semana mientras trabajaba como mozo en hoteles cinco estrellas. "Por algún lado tenía que entrar la plata. Mientras tanto seguía construyendo mi mundo. Un día me lancé al vacío y decidí vivir sólo del arte, lo que me puso en un lugar de mucho vértigo. Ese enfrentarme a la nada hizo que desarrolle herramientas para salir adelante. En este ambiente hay oportunidades y golpes de suerte, pero si no te autogestionás, no laburás", dice.
Obsesión con el delirio
No recuerda el día exacto pero asegura que nunca olvidará la noche que fue a un espectáculo de Fuerza Bruta. "No podía creer lo que estaba viendo. Me obsesioné con ese delirio y me puse a buscar en internet videos y notas", afirma. Así, se interiorizó sobre la compañía y la historia de Diqui James, su creador y director; también alma máter de "De La Guarda" y "La organización negra", grupos similares que precedieron a la vigente formación, que se caracteriza por jugadas y espectaculares puestas en escena en las que participa el público.
En ese momento, Luciano tuvo que dar un nuevo salto. "Le comenté a un amigo lo que me pasaba y me respondió: ¿Qué estás haciendo para estar ahí? Entendí entonces que si quería ser uno de ellos tenía que hacer lo necesario para entrar. Ya tenía la base de teatro, ahora necesitaba ampliar mis técnicas y empecé a entrenar danzas contemporánea y aérea. Descubrí un mundo nuevo", recuerda. Hace unos meses, una amiga que integra Fuerza Bruta le comentó que necesitaban actores y que se había abierto una convocatoria. No lo dudó y se inscribió.
De vacaciones en Tafí Viejo y tras las pasadas Fiestas de Fin de Año recibió la llamada que esperaba. Lo habían elegido para el casting y tuvo que adelantar su retorno a Buenos Aires. "Fueron bastante exigentes, aunque prefiero pensar que fueron desafiantes. Las audiciones se hicieron con escenas del show, lo que me demandó mucho esfuerzo. Aún así fue excitante y divertido ponerse a prueba desarrollando situaciones que te 'vuelan la cabeza', colgado y sostenido sólo por un arnés", cuenta. A los pocos días recibió lo que había soñado. Sobre casi 500 inscriptos, quedó entre los cinco elegidos. "Había llegado esa oportunidad por la que tanto había trabajado", reflexiona.
Como si con eso no bastara, a dos semanas de haber debutado lo eligieron para el show de Fuerza Bruta en China, en donde estuvo durante un mes, entre agosto y septiembre. Y para su sorpresa, nuevamente fue convocado para la gira de tres meses en Corea del Sur, en donde se encuentra ahora. Allí pasará Navidad y recibirá el 2014. "Aún no lo puedo creer. Fue todo muy de repente pero aquí estoy, en la otra punta del mundo haciendo lo que amo y disfruto", cuenta.
Luciano se define como un "actor desde siempre". Y no podía ser de otro modo. Es hijo de la bailarina y actual profesora Claudia Ayusa, de Tafí Viejo, y del director de teatro Víctor Hugo Cortés. Se crió sobre los escenarios. "Llevo la profesión en la sangre, no me imagino haciendo otra cosa", reflexiona. Sus primeras actuaciones fueron en los actos de su escuela primaria, en Tafí Viejo.
Al terminar el colegio no lo dudó. Con 18 años intuyó que su futuro estaba en otro lado y dio el primer salto. Hizo las valijas y se instaló en Buenos Aires, en la atrapante Capital Federal. Estudió en la Escuela Metropolitana de Arte Dramático, en donde hizo la carrera de formación del actor. Al terminar los estudios se dio cuenta de que su camino recién comenzaba.
Para vivir hizo de todo y perfeccionó su inglés los fines de semana mientras trabajaba como mozo en hoteles cinco estrellas. "Por algún lado tenía que entrar la plata. Mientras tanto seguía construyendo mi mundo. Un día me lancé al vacío y decidí vivir sólo del arte, lo que me puso en un lugar de mucho vértigo. Ese enfrentarme a la nada hizo que desarrolle herramientas para salir adelante. En este ambiente hay oportunidades y golpes de suerte, pero si no te autogestionás, no laburás", dice.
Obsesión con el delirio
No recuerda el día exacto pero asegura que nunca olvidará la noche que fue a un espectáculo de Fuerza Bruta. "No podía creer lo que estaba viendo. Me obsesioné con ese delirio y me puse a buscar en internet videos y notas", afirma. Así, se interiorizó sobre la compañía y la historia de Diqui James, su creador y director; también alma máter de "De La Guarda" y "La organización negra", grupos similares que precedieron a la vigente formación, que se caracteriza por jugadas y espectaculares puestas en escena en las que participa el público.
En ese momento, Luciano tuvo que dar un nuevo salto. "Le comenté a un amigo lo que me pasaba y me respondió: ¿Qué estás haciendo para estar ahí? Entendí entonces que si quería ser uno de ellos tenía que hacer lo necesario para entrar. Ya tenía la base de teatro, ahora necesitaba ampliar mis técnicas y empecé a entrenar danzas contemporánea y aérea. Descubrí un mundo nuevo", recuerda. Hace unos meses, una amiga que integra Fuerza Bruta le comentó que necesitaban actores y que se había abierto una convocatoria. No lo dudó y se inscribió.
De vacaciones en Tafí Viejo y tras las pasadas Fiestas de Fin de Año recibió la llamada que esperaba. Lo habían elegido para el casting y tuvo que adelantar su retorno a Buenos Aires. "Fueron bastante exigentes, aunque prefiero pensar que fueron desafiantes. Las audiciones se hicieron con escenas del show, lo que me demandó mucho esfuerzo. Aún así fue excitante y divertido ponerse a prueba desarrollando situaciones que te 'vuelan la cabeza', colgado y sostenido sólo por un arnés", cuenta. A los pocos días recibió lo que había soñado. Sobre casi 500 inscriptos, quedó entre los cinco elegidos. "Había llegado esa oportunidad por la que tanto había trabajado", reflexiona.
Como si con eso no bastara, a dos semanas de haber debutado lo eligieron para el show de Fuerza Bruta en China, en donde estuvo durante un mes, entre agosto y septiembre. Y para su sorpresa, nuevamente fue convocado para la gira de tres meses en Corea del Sur, en donde se encuentra ahora. Allí pasará Navidad y recibirá el 2014. "Aún no lo puedo creer. Fue todo muy de repente pero aquí estoy, en la otra punta del mundo haciendo lo que amo y disfruto", cuenta.
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