Seis lugares para orar

Seis lugares para orar

En las iglesias de la Ciudad Jardín, muchas almas se entregan a la meditación. Hay momentos en los que el oratorio, por ejemplo, más que un templo parece un bar. Un recorrido por el circuito religioso, que empieza en El Cristo de la rotonda y acaba en una capilla que ya cumplió 170 años

Ese hombre que está sentado en el primer banco, de frente al altar y de espaldas a la puerta, parece un cura. Tiene la voz grave y clara, y una pronunciación cantarina, como si estuviese acostumbrado a hacerse oír ante la multitud. Sin embargo, es difícil formarse la idea de que, en efecto, es un cura, debido a que, desde atrás, sólo se ve su cabeza, el cuello y parte de la espalda. Tampoco uno puede preguntárselo, porque desde hace un tiempo sólo repite, una y otra vez, la misma oración.

Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo...

Dos señoras lo acompañan en el rezo. Una se ha sentado junto a él, y la otra anda dando vueltas alrededor, con una franela con la que le saca brillo a cada santo colocado en las paredes. Sus voces llenan el silencio. Apenas han dado las 9 y las velas ya fueron encendidas. A la Virgen le están rezando mil veces el avemaría. Mil veces.

La escena transcurre en la capilla María del Rosario de San Nicolás. ¿Qué hacen estas personas orando sin parar? ¿Cómo logran entregarse a tamaña tarea? ¿No se supone que es temprano para que los postigos estén abiertos? La respuesta la conocen bien los habitantes de la zona. Esta mañana, como cada 25 de mes, aquí hay plegarias constantes en honor a la santa patrona.

Los ruegos se remontan a un cuarto de siglo atrás. Los memoriosos todavía recuerdan la historia sucedida en 1988, cuando un vecino enfermo del corazón le prometió a la Virgen del Rosario que, si intercedía por él, le haría una gruta. El hombre se curó. Y cumplió el juramento. Con el tiempo, esa cruz clavada en un montículo de piedra se transformó en un templo, en el que hoy caben 300 fieles.

Otra puerta se abre de a ratos, con insistencia. En cada oportunidad, el sol entra y hace resplandecer una cabellera castaña. Se entreabre con la misma frecuencia con que lo haría una puerta de café. Pero adentro no hay ni mozos, ni mesas con clientes. Lo que hay, en cambio, son 10 bancos de iglesia, dispuestos en dos filas. Los reclinatorios son mullidos. Para que a nadie le duelan las rodillas; porque aquí todos están de rodillas.

Como la mujer que acaba de entrar. Ni bien atravesó el portillo, perdió su compostura de gente de ciudad y se arrojó al suelo, de cuclillas. Y así, arrastrando una rodilla y luego la otra, y sosteniendo una cartera primorosa a la altura del pecho, con ambas manos por delante, se dirigió al altar. Y ahí quedó postrada, en silencio.

El Oratorio Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús permanece abierto todo el día. Lo hace gracias a los adoradores que, durante una hora cada uno, se sumergen en las plegarias. Y para que no se les olvide la obligación contraída, de cada banco cuelga un cartel que dice: "cumpla con su horario de adoración. Su compromiso es con Jesús, quien lo espera para derramar abundantes lágrimas".

A juzgar por la gente que va y viene, el rito se cumple. La deducción más lógica es que a ellos les resulta placentero entrar acá. Ponerse a salvo del estampido de los coches que pasan por la avenida. Y confiar en Dios.

El lugar no es grande. Las paredes han sido pintadas, por fuera, de amarillo, y por dentro, de celeste. Los adornos son pocos y se encuentran dispuestos sobre y alrededor de la mesa consagrada. Hay un lienzo de una virgen, una cruz, algunos candelabros y unas flores.

Las mismas flores que decoran la Capilla San Antonio de Padua, situada en el barrio Marti Coll. Ahí está Hilda Nora Martínez. Acaba de poner llave a la cerradura. Cuelga su bolso al hombro y sale. Va a hacer las compras para el almuerzo de los sacerdotes que viven en la casa contigua. "Vamos a preparar un guiso de lentejas", dice. La iglesia fue construida en 1981 y forma parte del circuito religioso de Yerba Buena, que fue dado a conocer hace unos días por la Municipalidad de esa ciudad.

El recorrido, exceptuando San José y algunas paradas ubicadas al costado de la ruta 338, camino al cerro, se completa con la Capilla Nuestra Señora de la Caridad, que data de 1977. También han sido incluidos el Cristo de la rotonda y la Virgencita, emplazada en la avenida Aconquija.

La travesía continúa en la Iglesia Nuestra Señora del Valle, localizada en la plaza de Marcos Paz. Su edificación demandó nada menos que unos 35 años, puesto que en 1916 se colocó la piedra basal del templo, y recién en 1951 acabó la construcción. En 1984, la Virgen del Valle fue declarada patrona de los yerbabuenenses, y desde 1990 funcionan 13 centros pastorales permanentes, como la Casa de Ejercicios Espirituales Belén y el Hogar San Agustín.

El padre Jorge Blunda, párroco de la diócesis, vive al lado. Viste un jersey gris y un pantalón del mismo color. De niño debe de haber sido rubio. Tiene ojos claros y cejas tupidas y despeinadas. Hace unas horas llegó de Brasil, hasta donde fue a ver al papa Francisco. Ahora habla de su congregación. Dice que Yerba Buena, pese a ser uno de los municipios que más ha crecido en los últimos años, conserva las características del pueblo que supo ser. Y esas particularidades son la cercanía entre sus habitantes, la vigencia de ciertas tradiciones y el apego a la religión.

- En general, aquí la vida sacramental es muy importante. La gente experimenta su religiosidad de modo genuino y profundo. Pero hay un sentimiento individualista de la fe, que no trasciende los ámbitos personal y familiar. En otros lugares, en cambio, el sentido de pertenencia a una iglesia es más intenso -dice, y apunta que toda oración cristina lleva al encuentro con Dios.

A unas cuadras de ahí, no hay nadie. Ni un alma. A diferencia de lo que ocurre en el oratorio, por ejemplo, donde la entrada y salida de fieles es incesante, en la capilla Nuestra Señora del Carmen no hay nadie. Se yergue frente a la Plaza Vieja, con las montañas en las espaldas. Es la primera iglesia de Yerba Buena. Según los documentos, fue levantada alrededor de 1840, durante las guerras civiles entre los unitarios y los federales. Se la construyó de acuerdo al estilo español, y esa arquitectura casi no varió hasta nuestros días, salvo por una ampliación en un costado.

Al cabo, entra una viejita corva. Va picoteando el suelo con un bastón. Se persigna. Tiene en frente la imagen de un hombre que ha sido clavado de pies y manos en una cruz, y al que le han puesto alrededor de la cabeza una corona de espinas. Mira la escultura. Luego cierra los ojos y le tiemblan los labios. Existen razones para creer que acaba de ponerse a resguardo de Dios. En seguida gira sobre sí misma y se marcha. En este punto termina la travesía.

El Cristo
Rotonda de Yerba Buena

Es obra de Santiago Chiérico. Las costillas de la escultura fueron realizadas de tal modo para que resaltaran al ser iluminadas por el sol.

Oratorio
Avenida aconquija altura 400

La capilla de adoración perpetua fue abierta en 2004. Desde entonces, los fieles se encargan de que siempre haya una vela encendida.

Iglesia de San Nicolás
Salas y Valdez y Chile

En 1988, un vecino enfermo del corazón le pidió a la Virgen que intercediera por él. Se curó, y levantó una gruta en su honor.

La Virgencita
Avenida Aconquija al 800

La imagen de María Auxiliadora proviene de la ciudad de Turín, en Italia. Fue bendecida el 23 de mayo de 1979.

Iglesia de la Caridad
Perú y Panamá

En junio de 1977 se celebró la primera misa en el lugar que hoy ocupa la parroquia, sobre un piso de cemento y con una mesa como altar.

Iglesia del Valle
Plaza de Marcos paz

Empezó a construirse en 1916, pero las obras se extendieron hasta 1951. En 1984, la Virgen del Valle fue declarada patrona de Yerba Buena.

Iglesia de San Antonio
Barrio Marti Coll

En 1981, la señora Hill Terán de Medici donó el templo. Además, se ocupó por dejar una pequeña vivienda, para el sacerdote que fuera designado.

Iglesia del Carmen
La Rinconada

Es la primera iglesia de Yerba Buena. Fue construida en 1840 durante las guerras entre unitarios y federales.

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