Enseñar a aprender, esa es la consigna

Enseñar a aprender, esa es la consigna

Axel Rivas, investigador principal del Cippec, afirma que los cambios en la educación son inexorables, frente a un sistema que agoniza. Las claves, enfatiza, son personalizar la enseñanza y apasionar e inspirar a los alumnos.

PASADO Y FUTURO. El ebook de Axel Rivas ofrece un contrapunto entre la vieja educación y la por venir. PASADO Y FUTURO. El ebook de Axel Rivas ofrece un contrapunto entre la vieja educación y la por venir.
No hay nada más interesante que ver a un docente que no está enseñando contenidos, sino que está enseñando a aprender. Así define Axel Rivas su visión de lo que debe ser la educación del futuro, y que él ha profundizado con ejemplos estimulantes de este mundo global en un flamante libro electrónico que ha editado el Centro para la implementación de Políticas públicas para la equidad y el Crecimiento (Cippec). En "Viajes al futuro de la educación" (www.cippec.org/viajesalfuturodelaeducacion), el director del área educativa del Cippec apuesta a derribar algunos mitos contemporáneos; por ejemplo, que las nuevas tecnologías, por sí solas, son la solución a los problemas educativos. Pero asevera que, al mismo tiempo, ellas son el compañero ineludible en este mundo que se viene.

A diferencia del cine y la literatura futurista, que nos embarcan en augurios apocalípticos, el viaje hacia el futuro de la educación que propone Rivas es, dicho por él mismo, esperanzador. Se le pide una síntesis de ese viaje; y él opina que el sistema educativo actual está condenado a muerte; pero que la resurrección es inexorable y esperanzadora.

"Los docentes que tenemos pasión por la enseñanza estamos en el mejor de los mundos posibles, tenemos Internet, una herramienta tecnológica jamás pensada cada vez más al alcance de todos; y tenemos una gran libertad, que para mucho alumnos es problemática, y algo a resolver, pero que da la posibilidad de aprender de forma autónoma, y no memorística", afirma desde Buenos Aires el investigador principal del Cippec en temas educativos.

- Usted señala experiencias que indican que no hay una relación causal entre más tecnología y mejor educación...

- Así es, una política educativa debe estar basada en cambios en una clara dirección pedagógica, pero esa dirección no puede ya pensarse sin la tecnología. Quienes sepan cómo armonizar esos dos puntos son los que van a tener un futuro más acorde con lo que va a pasar, porque una de las cuestiones que plantea el libro es que esos cambios van a pasar con o sin la participación del Estado. El Estado no va a decidir; va a tener que responder a muchas tendencias que se están observando.

- Usted señala que en Singapur defienden la consigna "enseñar menos, aprender más".

- Las dos grandes rupturas que hay que pensar en el sistema educativo del futuro son personalizar la enseñanza e inspirar el aprendizaje; dos grandes respuestas a la educación tradicional, homogénea, memorística, aburrida, obligatoria, que ignoraba las diferencias. Estas dos tendencias hacia la personalización de la enseñanza y la pasión, la inspiración, el deseo de aprender son, creo yo, los dos grandes ejes que deberían guiar toda reflexión y todo cambio educativo. Primero, un muy buen docente, una muy buena directora; pero las nuevas tecnologías hoy tienen más fuerza que nunca para apoyar estas transformaciones. Por eso creo que de alguna manera el libro intenta abrir disparadores y provocar la necesidad de pensar la tecnología de una forma constante y transversal. No sólo comprar computadoras y ponerlas en manos de los alumnos, sino como una dimensión que atraviesa toda la vida de los alumnos, y también la de los docentes.

La cultura docente argentina, ¿es permeable a esta propuesta que plantea en el libro?

- Creo que hay un camino muy positivo, que es el compromiso del docente con sus alumnos y con la enseñanza. No habrá posibilidad de pensar el sistema educativo sin los docentes; y esto es muy importante para quienes piensan que las soluciones son tecnológicas, y que de alguna manera hay que reemplazar a los docentes con computadoras o con nuevas tecnologías.

- ¿Los docentes argentinos son partícipes de ese cambio ?

- Parcialmente. Podríamos haber avanzado más; me parece que "Conectar igualdad" es punta de lanza y un paso hacia adelante. Haber instalado el modelo de una computadora por alumno fue un paso adelante, porque obligó a los docentes a capacitarse. Tener las computadoras en el aula lleva a que el docente se capacite en la práctica. Por el contrario, creo que, en otras dimensiones, el sistema educativo argentino está demasiado estancado para la velocidad de los cambios que se están viviendo, sobre todo en el secundario. La educación secundaria es el nudo crítico del sistema educativo, no sólo en nuestro país; es un debate internacional. En los últimos años hemos avanzado, pero muy lentamente; es necesaria una gran política de transformación del secundario.

- Usted se detiene en el libro en la educación por fuera de la escuela…

- Me parece importante que el sistema educativo siga siendo el centro de los debates educativos, que no nos dejemos atrapar en las tentaciones de ir por fuera del sistema; y al mismo tiempo lo que necesitamos es avanzar hacia un modelo que inevitablemente va a ser mixto; el futuro va a ser mixto, un componente presencial y un gran componente virtual. Vamos a tener que aprovechar las posibilidades de aprendizajes fuera de la escuela; y hacerlo pensando en la inclusión, en establecer un piso de derechos de acceso a la tecnología. Son necesarias iniciativas que ayuden a los docentes a que piensen en lo que pasa en las aulas. Necesitamos herramientas para que los docentes puedan utilizar las computadoras; que tengan ese camino facilitado, que no tengan que descubrirlo todo solos, porque es ahí donde se pierden.

- Usted rescata una experiencia en Finlandia, donde los alumnos les enseñan tecnología a los docentes...

- Eso va a venir cada vez más. y ojalá que los docentes y el Estado lo acompañen, vamos a un proceso en el que ya no hay una autoridad que dice saberlo todo y alumnos que son cáscaras vacías a llenar. No hay nada más interesante que ver a un docente que no está enseñando contenidos, sino que está enseñando a aprender.

- Pero parece que los chicos esperan la "receta" del docente.

- Sí, la escuela secundaria está cada vez más alejada del ambiente de la escuela, del mundo del chico. Y eso influye en que abandone la escuela, sea físicamente o como campo de interés. Esto debe obligarnos a pensar cómo enseñamos.

- ¿Qué iniciativas le parecen interesantes, de todas las que ha recorrido?

- Es muy interesante la tendencia de la clases invertidas: en aulas con acceso de todos los alumnos a Internet, ver un video sobre un contenido curricular y hacer las actividades prácticas en la clase; es invertida porque tradicionalmente el docente era quien daba la clase y proponía hacer los prácticos en el hogar.

- ¿Cómo apostar a este futuro cuando hay aulas sin un ventilador con 40 grados de calor?

- Es una pregunta que no debe interrumpir el camino, sí nos tiene que plantear todas las respuestas pendientes que tiene el Estado. Cierto que va a seguir habiendo escuelas sin luz, pero si tenemos que esperar a que todas las escuela tengan computadoras y conectividad para arrancar no vamos a empezar nunca.

- Cuando escuchó lo de los maltratos en el jardín maternal Tribilín, ¿qué le pasó por la cabeza?

- Nos habla de un gran descontrol en el sistema educativo. Los sistemas educativos han crecido mucho, y a veces el Estado no llega a estar presente. Es un llamado a la reflexión acerca de cómo el Estado tiene que controlar, sobre todo a un sector que había quedado en un marco legal endeble como es el de la primera infancia.

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