"Estos abusos son como un disparo en la cabeza de las víctimas; no se olvidan más"

"Estos abusos son como un disparo en la cabeza de las víctimas; no se olvidan más"

La fiscala Juana Prieto de Sólimo requirió que Oscar Emilio Fernández sea condenado a 35 años de prisión por seis abusos a menores. Consideró que las pericias de ADN son contundentes en cinco casos. En el otro hecho, dijo que el modus operandi y el relato de las niñas demuestran la autoría del acusado

ALEGATO. La fiscala muestra los retratos hablados del sospechoso, mientras describe cómo sucedieron los abusos. LA GACETA / FOTO DE ANALÍA JARAMILLO ALEGATO. La fiscala muestra los retratos hablados del sospechoso, mientras describe cómo sucedieron los abusos. LA GACETA / FOTO DE ANALÍA JARAMILLO
19 Septiembre 2012
Uno a uno fue describiendo los seis abusos sexuales por los que está acusado Oscar Emilio Fernández, de 40 años. Y para unir uno con el otro, habló de las coincidencias de los distintos casos, para decir que estaba en presencia del llamado violador serial.

"Abusaba de niñas de siete a 11 años en barrios humildes y marginales de la ciudad, y luego de ocurrido el hecho las dejaba en otro lugar", dijo la fiscala de Cámara Juana Prieto de Sólimo, al justificar su pedido de que Fernández sea condenado a 35 años de prisión, por considerarlo autor de cinco abusos sexuales agravados, un abuso sexual simple y en dos casos, de privación ilegítima de la libertad.

Ayer a la mañana se desarrolló la penúltima jornada del juicio oral con los alegatos de las partes, y los camaristas Pedro Roldán Vázquez, Alfonso Zóttoli y Emilio Páez de la Torre definieron que hoy a las 9 el acusado tendrá la oportunidad de decir sus últimas palabras en el contexto del proceso, y luego dictarán sentencia.

"Estos hechos son como un disparo en la cabeza de las víctimas; no se olvidan más", manifestó Prieto de Sólimo.

El espacio geográfico

La fiscala comenzó mencionando que Fernández, en 2008, vivía en Santa Bárbara, por la ruta 157. El dato no es menor para la representante del ministerio público, ya que en tres de los casos las menores vivían en las cercanías del acceso sur a la ciudad, por avenida Jujuy. Además, los abusos se cometieron en matorrales o cañaverales de Los Chañaritos, en avenida Alem y canal Sur.

"Ese es el espacio geográfico en el que se movía Fernández, porque es el mismo espacio de los casos uno, dos y cuatro, que ocurrieron en febrero y marzo de 2008, cuando ya vivía en Santa Bárbara", manifestó Prieto de Sólimo.

La intervención de la fiscala de Cámara duró una hora con 19 minutos. Los primeros cuarenta minutos los utilizó para explicar por qué considera que Fernández es el autor del caso uno, en el que no hubo prueba de ADN porque el material biológico recolectado no estaba en condiciones de ser sometido a pericia.

"Se llega a la autoría por un análisis del lugar donde ocurrieron los hechos. Existen una serie de indicios graves, precisos y concordantes. No hay que analizarlos aisladamente, sino en su conjunto", expresó. La fiscala se refirió a que la víctima, que tenía ocho años, describió en la Cámara Gesell que su agresor tenía "manchitas en la cara".

"Eran los granitos. Eso está comprobado con el informe médico forense, donde se describe el rostro de Fernández, que tiene una patología dermatológica. Son granos y pequeñas grietas", dijo la representante del Ministerio Público.

El cromosoma Y

En los otros cinco abusos, el análisis de las pruebas se centró en las pericias de ADN. Sucede que en los casos dos, tres y cuatro, la fiscala que investigó el caso, Adriana Giannoni, había determinado a través de las pericias que pertenecían a una misma persona.

Fernández había afrontado un juicio oral a mediados de 2010 por abuso sexual, en el que resultó absuelto. Prieto de Sólimo fue la fiscala de ese caso, y había ordenado pericias de ADN. Giannoni hizo comparar esas muestras con las que había en la causa del violador serial, y se determinó que coincidía el cromosoma Y de la línea paterna de Fernández. Por eso, también habían sido detenidos sus hermanos.

Finalmente, a través de un hisopado bucal (método convencional para obtener el ADN) se obtuvo la muestra definitiva del acusado, que coincidió con el ADN hallado en los últimos cinco casos. "Estas pruebas son contundentes. Por eso sostengo que quedó probado que Fernández es el autor de todos estos abusos", concluyó.

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